jueves, 27 de octubre de 2022

 

Pintura verde, lentillas y dos cubos de cemento: Lou Ferrigno, el hombre que se convirtió en Hulk

‘She-Hulk’, la actualización del mito de Marvel que triunfa en Disney+, ha recibido críticas por sus pobres efectos visuales. Entre ellas las de Lou Ferrigno, el Míster América que solo necesitó lentillas y pintura verde para triunfar en la serie hace más de 40 años

Por: EVA GÜIMIL

Entre los muchos ataques que ha recibido She-Hulk (Disney +) el único que no da lugar a debate es el que critica su pobre CGI —Computer Generated Imagery, traducido al español como imágenes generadas por ordenador—. Cuando Jennifer Walters se transforma, los efectos especiales parecen más propios de Sharknado que de una serie del boyante universo cinemático de Marvel. El fracaso fue tan obvio que tras filtrarse las primeras imágenes, la serie volvió a la sala de posproducción. Lo menos destructivo que el fandom había dicho de los efectos especiales es, no sin retranca, que estaban “un poco verdes”.

Quienes tienen como referente la primera aparición del gigante en pantalla siguieron la polémica con distancia irónica. En El increíble Hulk, la serie que arrasó en medio mundo entre 1978 y 1982 (en España se estrenó en las sobremesas del domingo de 1981 y se convirtió en un éxito instantáneo que se siguió reponiendo durante lustros), los efectos especiales se reducían a tres: unas lentillas blancas, un pelucón desmadejado y un bote de pintura verde. No había CGI (faltaba un lustro para que Tron se convirtiese en 1982 en la primera película que utilizaba de manera relevante imágenes generadas por ordenador), tan sólo los imponentes músculos de Lou Ferrigno (Brooklyn, 70 años), un titán de 1,96 y 140 kilos que se hizo con el papel en detrimento del mismísimo Arnold Schwarzenegger.

El austríaco había sido la primera opción para interpretar a La Masa, como se conoció al personaje en España, pero Hulk no solo necesitaba ser fuerte, sino gigante, y Schwarzenegger tenía los músculos, pero con su 1,88 resultaba bajito. El elegido fue Richard Kiel, el Tiburón de la película de James Bond Moonraker, un verdadero gigante de 2,20 metros. La producción se inició con Kiel hasta que el hijo del director visitó el plató y le dijo a su padre que aquella mole de mirada demenciada no se parecía nada al personaje creado por Stan Lee.

Tras un casting por el que pasaron todos los forzudos de Estados Unidos, se acabaron decantando por Lou Ferrigno, una estrella del culturismo que había ganado el concurso Míster Universo dos años seguidos. Su físico era perfecto y, además, mostraba una cierta inocencia que encajaba con el papel. “Fui a la prueba de cámara y me pintaron de verde, me dijeron que fuera como Hulk, así que fui como Hulk ¡y me contrataron ese día! Al día siguiente, estuve en maquillaje como 12 o 14 horas, me miré en el espejo, vi los ojos blancos y los dientes verdes y pensé: ‘¿Qué estoy haciendo aquí?”, recordó el actor en una entrevista concedida a la web especializada en comics 13th Dimension. El resto es historia.

Fue su debut como actor, aunque las cámaras no le resultaban ajenas. Él ya había sido junto a Schwarzenegger uno de los protagonistas de Pumping Iron, icónico documental sobre culturismo que narra los días previos al concurso de Mr. Olympia de 1975 en el que competían ambos. Schwarzenegger había ganado el concurso cinco veces y se impondría una vez más. El currículo de Ferrigno era muy inferior, pero su propia biografía era digna de convertirse en su mejor película.

Un palo de escoba y dos cubos de cemento

Hijo de un estricto teniente de policía de ascendencia italiana, una fuerte infección de oído sufrida cuando era un bebé le había restado el 80% de la audición, lo que le ocasionó problemas para hablar y las consiguientes burlas e insultos del resto de los niños del barrio. Para superar el acoso se refugió en los cómics, paradójicamente, en los de Hulk. “Estaba obsesionado con el poder. Quería ser lo suficientemente fuerte para poder defenderme”, declaró a People en 2021.

Sin dinero para ir al gimnasio ni comprar material deportivo, utilizó un palo de escoba y dos cubos de cemento para entrenarse, había encontrado su camino. “Cambió mi vida, me dio impulso y determinación. Si no hubiera descubierto el culturismo me habría ido por el mal camino, la autocompasión me habría llevado a las drogas.” Animado por su padre, probó suerte en el fútbol americano, pero el resultado fue desastroso. “Durante un partido un tipo vino corriendo hacia mí, como no quería que me derribase le di con todas mis fuerzas y le rompí las dos piernas”.

Nunca ocultó su falta de audición en los rodajes. Habría sido imposible: desde pequeño se vio obligado a lucir un aparatoso audímetro. “Sabía que tenía que prestar especial atención porque tenía que leer los labios constantemente. A veces, en el plató, el audífono no funcionaba bien y terminaba usando dos en lugar de uno”. A los 68 años se colocó un implante coclear y pudo oír nítidamente por primera vez.

El increíble Hulk le proporcionó una fama desmesurada. La serie fue el primer intento serio de Marvel de iniciar un proyecto audiovisual inspirado en los comics y el resultado fue muy exitoso, aunque las licencias que se tomó el director Kenneth Johnson, artífice de la exitosa V, habrían desquiciado a los admiradores del personaje si hubiesen tenido una red social en la que quejarse.

Johnson, que veía al personaje como un trasunto del Jean Valjean de Los miserables, transformó al científico nuclear en un viudo devastado por no haber podido evitar la muerte de su mujer en un accidente de tráfico que se obsesiona con la fuerza interior y durante uno de sus experimentos recibe una sobredosis de rayos gamma, que en situaciones de miedo o estrés le hace convertirse en un gigante verde. Además de modificar el origen del experimento, también se eliminaron todos los secundarios del cómic y, al igual que sucedía en la exitosa El fugitivo, David Banner (el personaje se llamaba originalmente Bruce Banner, pero tal como confirmaron tanto su creador Stan Lee como el propio Ferrigno a Johnson le parecía un nombre “demasiado gay”) viajaba de ciudad en ciudad escapando de un tenaz periodista. Johnson también intentó que el personaje fuese rojo en lugar de verde, un color que consideraba más acorde con la ira, pero Marvel le paró los pies.

Ante la imposibilidad de desarrollar unos efectos especiales convincentes, los productores se decantaron por duplicar el papel: el taciturno doctor Banner estaba interpretado por Bill Bixby, un actor prestigioso que había aparecido en series como Hombre rico, hombre pobre (1976), y Ferrigno era Hulk. Para no desilusionar a los fans, nunca posaban juntos. Se quería preservar el encanto de la transformación. El punto fuerte de cada capítulo, el momento en el que a Hulk se le desgarraban las costuras de la camisa, era el más esperado. Y un tormento para Ferrigno. “Tardaban entre tres horas y media y cuatro horas en maquillarme, porque entonces no teníamos spray, solo una bola de arcilla. Sólo maquillarme la cara les llevaba una hora y media. Yo era el primero en llegar al plató y a veces salía a las dos de la mañana, porque estaba rodando entre 12 y 14 horas al día”.

La serie se convirtió en un éxito sin parangón que se mantuvo en antena durante cinco temporadas y continuó durante tres películas. Pudo haber más, pero Bixby falleció a causa de un cáncer de próstata en 1993 tras años plagados de tragedias familiares (su hijo de seis años había fallecido a causa de una infección y un año después su exmujer, incapaz de superarlo, se había suicidado). La vida familiar de Ferrigno ha sido más afortunada: tras un breve matrimonio fallido, según el actor, por el ritmo de rodaje de la serie (“grababa durante 80 horas semanales y el resto de las horas las usaba para entrenar, comer y dormir”), en 1979 conoció a la psicoterapeuta y antigua chica Playboy Carla Green. Hoy siguen casados y tienen tres hijos.

De los tiempos de El increible Hulk Ferrigno atesora algunos buenos recuerdos, como el día que un tipo con gafas y pelo gris entró en su autocaravana para pedirle un autógrafo y resultó ser Cary Grant. Otros, especialmente los relacionados con el maquillaje, son pesadillescos. Usaba unas lentillas que resultaban tan dolorosas que sólo podía llevarlas durante 15 minutos seguidos. Y tras finalizar la producción las uñas de sus pies siguieron siendo verdes durante seis meses.

Después de Hulk interpretó a Hércules en un par de revisitaciones ochenteras del péplum, pero sus capacidades actorales eran muy limitadas y las críticas fueron devastadoras.

Aunque nunca ha recuperado la inmensa popularidad que vivió con Hulk, Ferrigno ha seguido interpretando pequeños papeles en series como El rey de Queens, en la que tenía un personaje regular, y ha permanecido vinculado al universo Marvel. Tuvo pequeños cameos en las películas de Eric Bana (Hulk, 2003) y Edward Norton (El increíble Hulk, 2008). Norton es su Hulk favorito, al margen de él mismo, claro. Y ha sido la voz del hombre verde en todas las películas (hasta Vengadores: La era de Ultrón) y en las series de animación y los videojuegos. Algo paradójico, ya que en la serie la voz de Hulk no era suya: estaba interpretada por el actor Charles Napier. La relación que mantiene con Marvel, y con las sagas de ciencia ficción en general, es de amor/odio. Ferrigno considera que actualmente el uso del CGI es desproporcionado: “Creo que tenemos que volver a entrenarnos para no ver demasiados efectos especiales porque cuanto más auténtico y orgánico sea el personaje, más creíble resultará”.

Al margen de su carrera cinematográfica, es propietario de una lucrativa empresa de productos relacionados con el culturismo y asesora a celebridades, fue entrenador personal de Michael Jackson, cuando el cantante falleció, Ferrigno estaba preparándolo para los conciertos que tenía planificados en Londres.

En 2006 pudo cumplir un sueño que no tenía nada que ver con la celebridad: juró su cargo como ayudante del sheriff en Los Ángeles. “Mi padre fue oficial de policía en el departamento de policía de Nueva York, siempre he tenido mucho respeto por los agentes”, declaró. “Quiero corresponder a la comunidad, y quiero trabajar con jóvenes y ayudarles a salir de las drogas”. Más controvertido fue su apoyo al antiguo sheriff de Maricopa, Joe Arpaio. Él y Steven Seagal se sumaron a las patrullas antiinmigración ilegal que el polémico sheriff estableció en Arizona, un escuadrón de voluntarios que ayudaban a la policía trasladando a la cárcel a personas detenidas en la frontera.

Al igual que su rival en sus años dorados como culturista, Arnold Schwarzenegger, Ferrigno tiene fuertes convicciones republicanas. Durante el mandato de Trump, al que apoyaba sin reservas, fue nombrado miembro del Consejo de Deportes y Nutrición del presidente, un organismo cuyo propósito era ayudar a los estadounidenses a llevar estilos de vida más saludables. Puede predicar con el ejemplo: a sus 71 años luce un físico envidiable del que presume en Instagram o Twitter. Sus músculos siguen sin necesitar CGI.

 

 

 

 

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