martes, 16 de diciembre de 2014



Rusia bordea la tormenta perfecta
La economía rusa se está adentrando peligrosamente en la tormenta perfecta. La combinación del desplome del precio del petróleo, del que dependen el 68% de sus ingresos, y la imposición de sanciones financieras sobre sus grandes empresas energéticas está provocando una fuga de inversores a la que las autoridades han respondido con una subida de los tipos de interés hasta el 17%, que no ayudará en nada a la recuperación de la economía. “Rusia está en medio de una tormenta perfecta. Le afectan las sanciones económicas, el precio del petróleo se hunde, los tipos de interés se disparan y la economía vuelve a la recesión”, advertía Heinz Rüttimann, de Julius Baer, en una nota a clientes.
La moneda rusa está sufriendo su peor caída desde la crisis de 1998 y se mueve en valores mínimos históricos frente al dólar y el euro, tras registrar una bajada cercana al 25% en apenas dos jornadas. Para comprar un dólar se necesitan ahora 75 rublos, frente a los 54 del martes de la semana pasada. Para intentar frenar esa caída el Banco Central de Rusia subía en la noche del lunes al martes los tipos de interés del 10,5% al 17%, su segunda intervención en una semana.
“La situación es crítica. Lo que está ocurriendo no lo podíamos imaginar ni hace un año, ni aunque se tratara de una pesadilla”, justificaba el vicepresidente del banco de Rusia, Serguéi Shvetsov. “Pueden creerme, la decisión por la que optó el Consejo director del Banco de Rusia es una opción entre lo muy malo y lo supermalo”. La agencia RIA Novosti aseguraba que la subida de los tipos de interés contó con el visto bueno del presidente ruso, Vladímir Putin, pero ha provocado duras críticas entre los legisladores rusos, que pedían incluso la dimisión de la presidenta del banco central, Elvira Nabiulina.
De hecho, varios medios apuntaban este martes a que la elevada popularidad de Putin, en máximos desde la anexión de Crimea, puede verse amenazada si fracasa en su promesa de propiciar estabilidad económica y financiera a una población que no ha olvidado las crisis de su pasado más reciente.
“Lo que está haciendo el Banco Central no solo es un error, sino demuestra su ignorancia e incompetencia. Todas esas acciones están ya cerca de una esquizofrenia, una locura, una insuficiencia total”, apuntaba Oksana Dmitrieva, vicepresidenta del Comité de Presupuestos e Impuestos de la Duma estatal. El exministro de Finanzas Alexéi Kudrin, por el contrario, apoyaba la medida pero pedía más actuaciones al Gobierno. “La decisión del Banco Central de elevar las tasas hasta el 17% en las actuales circunstancias es forzada, pero justa”, anunciaba en su cuenta de Twitter. “Pero esta medida debería ser seguida por la decisión del Gobierno de aumentar la confianza de los inversores en la economía rusa”, dijo Kudrin.
Lo cierto es que la subida de los tipos de interés ha servido para poco. El rublo se dejaba el martes otro 13% y acumula pérdidas del 50% de su valor frente al dólar. Nabiulina intentó calmar el pánico de los inversores explicando que la subida de tipos aumentará la rentabilidad de los depósitos para las familias y las empresas. “Para los ciudadanos será más atractivo mantener sus ahorros en rublos”, añadía. Según Nabiulina, la caída del rublo es una señal para la economía rusa de que tiene que adaptarse a nuevas condiciones. “Tenemos que aprender a vivir en la nueva zona, orientarnos en mayor medida en nuestras propias fuentes de financiación, en nuestros propios proyectos y crear la posibilidad de la sustitución de importaciones”, dijo Nabiulina. La autoridad monetaria se ha dejado más de 100.000 millones de dólares (unos 80.000 millones de euros) de sus reservas en defender la divisa en el último año, un 20% del total.
El temor es que la estampida de los consumidores de los depósitos en rublos a otros denominados en una divisa más estable provoque una corrida bancaria y precipite una crisis financiera. De hecho, en varias tiendas de Moscú ya regresaron las listas de precios indicados en “signos convencionales”, es decir, en euros o dólares en vez de la moneda rusa. En los puntos de cambio de moneda ya se están abasteciendo de nuevos marcadores electrónicos de cotización que contengan cinco cifras en vez de cuatro, para estar preparados cuando el dólar y el euro cuesten más de 100 rublos.
Los analistas descartan que las aguas vuelvan a su cauce mientras no se detenga el desplome del precio del petróleo. Es, de hecho, una espiral que se retroalimenta, dada la fuerte dependencia del país de los ingresos petroleros. “A diferencia de 2009 y 2008, esta vez la crisis va a ser profunda y prolongada. La economía está mucho más debilitada que entonces y está aislada de los mercados internacionales”, sostiene Lubomir Mitov, economista jefe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) desde Washington.

Buena parte de la inestabilidad de los últimos días tiene su origen en las sanciones impuestas por Occidente a raíz del conflicto con Ucrania. El banco central acudía la semana pasada en ayuda del gigante petrolero Rosneft, que debía refinanciar un vencimiento de 7.000 millones de dólares y no encontraba demanda para sus bonos. A lo largo de este mes las empresas rusas deben hacer frente a vencimientos por 30.000 millones de dólares, y esta situación puede repetirse en los próximos días, más aún si se concretan nuevas sanciones por parte de Estados Unidos, como anunciaba la Casa Blanca este martes.

lunes, 17 de noviembre de 2014



La oferta de petróleo escaseará pese a la subida de la producción de EE UU
La Agencia internacional de la Energía prevé que la demanda global de crudo en 2040 será un 15% más elevada que en 2013
Estados Unidos y la revolución del fracking han cambiado los equilibrios del mercado energético mundial. El empujón que esta técnica de prospección ha dado a la producción del gigante norteamericano se ha traducido en una reducción de sus importaciones y por ende en un aumento de la oferta de crudo global. Pero la Agencia Internacional de la Energía (AIE) insta a tener cuidado: “Una abundante oferta de crudo hoy no equivale necesariamente a la tranquilidad de los mercados mañana”, ha declarado Fatih Birol, su economista jefe.
El World Energy Outlook de 2014, el documento que el organismo ha publicado este miércoles y que cada año fotografía el sector energético mundial, evidencia como los enfrentamientos entre los países de Oriente Próximo —los principales productores de petróleo— junto con las consecuencias de la crisis entre Rusia y Ucrania en el mercado del gas y las dificultades que afrontará la producción no convencional de petróleo podrían acabar con el actual equilibrio en las próximas décadas.
Y es que el aumento de la demanda global de crudo —desde 90 millones de barriles diarios en 2013 hasta 104 millones en 2040, un 15%— debido principalmente a China, India, Sureste asiático y África subsahariana, complicará aún más el cuadro. Según la AIE, “los países que no forman parte de la OCDE consumirán dos barriles por cada uno que los miembros de la organización dejarán de consumir”. Pero un crecimiento de la oferta que pueda compensar esta subida resulta difícil de lograr.
La AIE cifra el coste del cierre de 200 reactores nucleares en 80.000 millones
La actividad productiva de Estados Unidos —que se estabilizara en 2020 y empezará a reducirse después de esta fecha— comparte con las arenas bituminosas de Canadá y el petróleo pesado de la Faja de Orinoco en Venezuela características que dificultan su futura viabilidad: “Se trata de yacimientos que se extienden en áreas geográficas muy amplias, con un elevadísimo número de pozos y una escasa cantidad de hidrocarburos extraíbles de cada uno de ellos”, remarcan los analistas de la AIE. Uno de los ejemplos más claros es el yacimiento de Bakken, en Dakota del Norte, símbolo del boom del frackingestadounidense, donde se estima que se perforarán 40.000 pozos a lo largo de los próximos 20 años”. Las explotaciones en aguas profundas brasileñas, que requieren una fuerte y constante inversión de capital, no parecen una alternativa más viable. A ello añaden que las dificultades en calcular con exactitud las reservas que estos yacimientos entrañan, y el hecho de que “la volatilidad de los precios puede suspender las perforaciones”.
El mercado del gas sigue un recorrido análogo. Su demanda crecerá más de la mitad y llegará en 2040 a 5,4 billones de metros cúbicos. Se trata de la mayor subida entre los combustibles fósiles, empujada principalmente por China. Pero el gas será a partir de 2030 también el principal combustible en la OCDE. Aunque su producción se incrementará globalmente —con Europa como única excepción— y el gas no convencional constituirá el 60% de este crecimiento, los analistas subrayan que la mayor incógnita es “si podrá venderse a precios apetecibles y si se podrá seguir garantizando los elevados incentivos necesarios para producirlo”.
La AIE estima en 721.500 millones de euros al año la cifra necesaria para aumentar la producción y satisfacer la demanda de petróleo y gas de 2040, un desembolso que tilda de improbable. Así que la energía nuclear se postula como una de las principales alternativas. La creación de electricidad vinculada con esta fuente aumentará en 228 gigavatios (desde 392 en 2013 hasta 620 en 2040, un 60% más). Y los principales responsables de este crecimiento serán los países emergentes: China, que tiene planificada la construcción de 32 nuevas plantas además de las 17 ya existentes, representa el 45% de esta subida, mientras que India, Rusia y Corea del Sur suman otro 30%.
Pero la moneda de la energía nuclear tiene también otra cara: 200 de los reactores actualmente en marcha estarán cerrados en 2040. Y la Agencia pone en guardia respecto a los costes de este desmantelamiento —que cifra en 80.360 millones de euros— y a las reales capacidades de llevar a cabo este proceso de manera segura: en los últimos 40 años solo se han cerrado diez reactores.

El crecimiento más llamativo, sin embargo, es el de las energías renovables. En 2040 representarán el 37% de la creación de electricidad en los países miembros de la OCDE. Y este incremento parece no parar: “El sistema energético global tiene que afrontar muchas presiones. Pero las energías renovables cobran cada vez más fuerza, y es increíble que podamos empezar a ver el día en el que llegarán a ser la primera fuente de electricidad del mundo”, ha declarado Maria Van der Hoeven, directora ejecutiva de la AIE.

viernes, 14 de noviembre de 2014



Isabel dos Santos, reina de África y emperatriz de Portugal

La hija mayor del presidente de Angola controla un imperio empresarial en dos continentes


Dicen que a su boda con Sindika Dokolo, de profesión coleccionista de arte (e hijo de un empresario de diamantes), acudieron 800 comensales, entre ellos un puñado de presidentes africanos. Dicen que es la mujer más rica de África, y la revista Forbes lo corroboró el pasado año, aunque el volumen de su riqueza es difícil de contabilizar —entre 2.000 y 4.000 millones de euros, según pesquisas occidentales— ya que, digan lo que digan, por boca de la niña de los ojos de su padre nunca ha salido nada.

Cuando se separaron sus padres, Isabel se fue con su madre a Londres, donde cursó ingeniería en el King's College. Allí conoció a su futuro marido, Sindika Dokolo, con quien se casó en 2002.Nacida en 1973 en Bakú (hoy Azerbaiyán, entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS), es la primera hija de José Eduardo dos Santos, presidente de Angola desde 1979. El entonces militante del Movimiento Popular de Liberación de Angola —hasta 1975 colonia portuguesa— recibía en aquella ciudad adoctrinamiento ideológico y educativo —se graduó en ingeniería petrolera y comunicaciones por radar—. Allí conoció a la ajedrecista rusa Tatiana Kukanova, la primera de sus tres esposas. De su relación nació Isabel, primera hija de los siete descendientes reconocidos del presidente.
Para entonces, Isabel llevaba cinco años con su primer negocio, un bar. Pero no fue con un night club en la bahía de Luanda cómo Dos Santos se ha convertido en la mujer más rica del continente negro. Los beneficios de las copas no dan para poseer, en 15 años, bancos, cementeras, televisiones, gasolineras o lanzar, esta semana, una opa de 1.200 millones simplemente para comprar los derechos de voto de Portugal Telecom SGPS en la operadora brasileña OI.

La ideología socialista que aprendió Eduardo dos Santos en la URSS le duró hasta finales de los noventa, en los estertores de la guerra civil, cuando ya llevaba casi dos décadas al frente de la nación. Entonces abrazó el capitalismo y comenzó a firmar concesiones al capital privado extranjero para la explotación de minas, telefónicas y bancos, un mercado virgen en un país con inagotables recursos naturales.El periodista angoleño Rafael Marques, encarcelado en 1999 por sus críticas al régimen, publicó el pasado año en Forbes el artículo La niña de papá: cómo una princesa africana consiguió 3.000 millones en un país que vive con dos dólares al día. Según Marques, los grandes negocios de Isabel dos Santos se fraguan de dos formas: participando en una empresa extranjera que necesita permisos para abrirse camino en Angola, o a través de una empresa concesionaria, creada por real decreto del padre.
El país crece a niveles inéditos, aunque el 70% de la población vive con menos de dos dólares diarios, y, según la organización Transparency International, solo hay en el mundo 10 países más corruptos que Angola (puesto 168 de 178 países analizados).
El país crece a buen ritmo, así que el cemento es un bien de primera necesidad, más aún, un bien estratégico nacional. La cementera Cimangola pasa a ser controlada por la hijísima.Después del night club, uno de los primeros negocios de Isabel dos Santos, fue el del diamante. El presidente-papá crea Endiama, empresa pública para la explotación de piedras preciosas, y su hija aparece como propietaria del 25% de la sociedad. A raíz del escándalo provocado por la película Diamantes de sangre, basada en el libro de Marques, Isabel transfiere la propiedad a su madre.
Portugal se queda pequeño para los escasos, pero grandes, empresarios nacionales, como Américo Amorim. El rey mundial del corcho ve en Angola una oportunidad de nuevos negocios. Se repite el guion, la presidencia de Angola da licencia a un banco privado, el BIC. Amorim pone el dinero y en el accionariado, con un 25%, aparece Isabel dos Santos. Como también es habitual, acaban mal, y finalmente Amorim le vende su parte a la angoleña, que ya tiene el 42,5% del mayor banco del país. Consolidada en Angola, y con dinero real, ya puede dar el salto a otros países africanos (está en Namibia) y europeos. Dos Santos posee el 20% del portugués BPI.

Isabel dos Santos rechaza las insinuaciones de que sus negocios van muy relacionados con los 35 años de presidencia de su padre. Una de sus escasas exposiciones a los periodistas fue el pasado año en un almuerzo con Tom Burgis, de Financial Times. Aparte de los 250 euros que le costó al diario la pescadilla con patatas, la ejecutiva angoleña le recordaba que a los seis años vendía huevos y que gente bien relacionada hay mucha, pero que sepa hacer negocios, poca.Amorim amplió sus negocios a otras áreas angoleñas de innegable futuro, como el petróleo y el cemento. Crea Amorin Energia, el 55% de la familia y el 45% de Dos Santos, formalmente el holding holandés Esperanza. A través de esa sociedad controla la petrolera portuguesa Galp, donde Dos Santos tiene directamente un 7%. A estas alturas, ya es la mujer más poderosa de Portugal —por encima de Maria do Carmo Moniz Espírito Santo— , moviendo hilos en la banca, la energía, los medios de comunicación y las telefónicas.
Dos Santos, madre de tres hijos, atribuye el éxito de sus negocios a su formación en matemáticas e ingeniería. Más concreto es su marido, que se explayó en una entrevista a la televisión angoleña sobre las virtudes de su esposa: "Es muy tranquila, y muy estable, le gusta tener una perspectiva a largo plazo. Posee tres cualidades que la convierten en la gran fuerza de Angola: autoconfianza, estabilidad y ambición". Así cualquiera.

jueves, 13 de noviembre de 2014


JINETERAS DE LA PATRIA: Oleadas de venezolanas llegan a Cúcuta a ejercer la prostitución

En la penumbra rojiza del local, Daysi le enseña su cédula a un posible cliente para certificarle que es venezolana. Tiene 27 años y desde hace seis meses trabaja como prostituta en uno de los bares ubicados cerca del Terminal de Transportes de Cúcuta.
Viene por temporadas. Hace seis días tomó un avión de Caracas a San Cristóbal, en el Táchira, y luego un transporte colectivo que la llevó hasta San Antonio, en la línea fronteriza.
Daysi es trigueña, alta y acuerpada. Usa tacones, shorts amarillos y blusa negra, escotada. Habla muy bien, con un lenguaje amplio y fluido. Dice que es administradora de recursos humanos, con dos especializaciones y varios años de experiencia en entidades del gobierno de su país. Pero hace dos años la despidieron y le tocó empezar a negociar con calzado.
“Me iba hasta Bucaramanga a comprar zapatos y los vendía en Caracas; al principio me iba bien, pero con la devaluación la gente dejó de comprar. Andaba muy desesperada y una amiga a la que conocí en el negocio de los zapatos me convenció de venir a trabajar en esto”, dice la mujer, que en menos de media hora ya se tomado tres Costeñitas. En este lugar, la Costeñita cuesta tres mil pesos, de los cuales ella recibe mil. Aclara, sin embargo, que su favorita es la Polar Azul Light. “Me tomo una caja yo sola”, dice.
A esta hora, las 2:15 de la tarde, hay nueve clientes y una veintena de chicas en el local. Algunas de ellas son ‘venecas’, como les dicen aquí. Las venezolanas vienen, sobre todo, los fines de semana. “Llegan el jueves o viernes y se van el domingo. Vienen de todas partes: de Caracas, de Maracaibo, de Barquisimeto, de San Cristóbal”, afirma uno de los meseros.
“La mayor parte de las mujeres que conozco son profesionales. Hay contadoras, administradoras; la otra vez vino una profesora de un colegio de Caracas. Me contó que aquí se ganaba, en dos fines de semana, lo mismo que le pagan allá en todo el mes”.
Los taxistas y los empleados de otros bares dicen que la ciudad se está llenando de venezolanas. Y aunque el secretario de gobierno de Cúcuta, Óscar Gerardino, afirma no tener cifras del fenómeno, la administración municipal comenzó a hacer batidas en las calles y en algunos bares y hoteles baratos. “Son medidas preventivas –dice el funcionario–, para mantener el orden durante la temporada de diciembre”.
El mesero de uno de los bares del centro afirma que las mujeres venezolanas comenzaron a llegar a los prostíbulos de Cúcuta a principios de este año, por la época en la que el bolívar tuvo otro bajón importante frente al peso. “Hace unos quince años era al contrario. Las colombianas pasaban por Cúcuta y se iban directo a los prostíbulos de San Cristóbal; ese era su sueño dorado, a nosotros ni nos miraban”, dice.
A juzgar por los testimonios recogidos, lo que ocurre con la prostitución en Cúcuta es reflejo de las políticas económicas en el vecino país: a mayor desabastecimiento y devaluación del bolívar, más venezolanas son empujadas hacia los bares cucuteños.
La caída de la moneda venezolana la resume el portero de uno de los bares: “Hace unos quince años usted cambiaba un millón de bolívares y le daban 17 millones de pesos y hoy, por ese mismo millón de bolívares, le dan como veinte mil pesos”. La cifra suena alucinante, pero es real.
También suena fantástico lo que cuenta Miguel Palacios, un profesor que se ha dedicado a estudiar los temas de frontera: “En San Antonio uno puede tanquear el carro, full, con 500 pesos y, con lo que cuesta una gaseosa y un pastel de garbanzo en un buen restaurante de Cúcuta, podría desayunar toda una familia en Venezuela.
Wendy, otra de las venezolanas que trabaja en un bar cercano al terminal de buses, resume así su situación: “En Venezuela me podría ganar 6000 bolívares mensuales en una oficina, pero para qué me sirven y si allá un par de zapatos cuesta 2500”.
Wendy anda por los 30 años. Es rubia, delgada y muy extrovertida. Vive en San Cristóbal, a hora y media en carro, y como solo trabaja los viernes y los sábados prefiere viajar en la mañana y regresar a su casa a las siete de la noche, antes de que cierren la frontera. También dice tener estudios universitarios: “Soy TSU (técnico superior universitario) en Publicidad y Mercadeo”.

El portero del prostíbulo y Wendy manejan unidades monetarias diferentes. El primero hace las cuentas en bolívares (que existieron hasta el 2012) y Wendy las hace en bolívares fuertes, la moneda creada en el 2008 por el entonces presidente Hugo Chávez, quien le quitó tres ceros a los precios de todos los productos y a los billetes, con lo cual, un millón de bolívares se convirtió en mil bolívares fuertes, pero su poder adquisitivo siguió a la baja.

Entre más ratos, más bolívares

Algunas de las prostitutas venezolanas llegan a Colombia a través de intermediarios, que las ubican en los prostíbulos más cotizados y les dan alojamiento y comida por unos 50 mil pesos diarios.
Otras, como Daysi, viajan por su cuenta y se alojan en hoteles baratos. Eso les da mayor libertad para moverse por diferentes negocios. “Ellas -dice el portero de otro bar- prefieren trabajar donde las dejen entrar y salir, dependiendo de cómo esté la clientela, porque les interesa hacer muchos ratos”.
Un rato, en la jerga de las prostitutas, es una unidad de medida. Entre más ratos haga una de ellas, más plata gana. Y ‘hacer un rato’ significa ir a la pieza con un cliente durante unos veinte minutos.
Wendy, por ejemplo, dice que de 10 de la mañana a 6 de la tarde se hace unos seis ratos. Eso significa que en el día se gana unos 240 mil pesos (a 40 mil pesos el rato, en promedio). La tarifa del rato “depende de la cara del cliente” y de lo “cotizada que sea la hembrita”, explica un mesero.
Una de las prostitutas venezolanas más cotizadas en Cúcuta se hace llamar Liliana. Trabaja por temporadas en ‘La oficina paisa’, un local ubicado a cuatro cuadras de la alcaldía municipal. A Liliana, el mesero la describe como “blanca, pelirroja y alta”. Y, como para despejar cualquier duda agrega: “¡Y buena!”
“Liliana es de 10 ó 15 ratos en una noche, cuando hay buena clientela, las demás se hacen la mitad”, dice. El hombre oprime la aplicación de calculadora en su celular y hace el cambio de pesos a bolívares fuertes con la destreza típica de los habitantes de frontera para estas operaciones.
“Vea, si ella se hace diez ratos… póngale a 70 mil, porque a eso se los pagan, son 700 mil pesos. Eso son unos 35 millones de bolívares (el equivalente a unos siete salarios mínimos de Venezuela), entonces ¿dígame si no es negocio?”, dice el hombre.

Según él, las venezolanas que están dedicadas por completo a la prostitución llegan a Colombia con la meta de llevarse, por ejemplo, 100 mil bolívares fuertes, que equivalen a dos millones de pesos. Apenas logran su meta, regresan a su país y vuelven cuando se les acaba la plata.

miércoles, 12 de noviembre de 2014



La policía de Brasil mata en 5 años más que la de EE UU en 30
Los cuerpos policiales brasileños han matado en los últimos cinco años a 11.197 personas, provocando más víctimas que los agentes estadounidenses en 30 años: 11.090. En 2013, 53.646 personas murieron de forma violenta. O de forma más cruda: cada 10 minutos se produjo un asesinato. Entre las muertes del año pasado, 2.212 fueron a manos de agentes policiales, lo que supone seis por día.
La cifra se ha estabilizado en Brasil y la tasa de 26,6 homicidios por cada 100.000 habitantes es mucho menor que la de otros países como Honduras (90,4) o Venezuela (53,7), pero continúa siendo un número altísimo, según los especialistas. "Son datos preocupantes para una democracia. Especialmente una que se enfrenta a otros problemas como la pobreza, la desigualdad y la educación, mientras que en el área de Seguridad Pública no conseguimos tener progresos consistentes", afirma Oscar Vilhena, director de la Escuela de Derecho de la Fundación Getúlio Vargas.
La estadística sobre la violencia policial es uno de los asuntos que más preocupa a los especialistas encargados de elaborar desde hace ocho años el Anuario de Seguridad Pública. "Los cuerpos policiales mantienen un patrón abusivo del uso de la fuerza letal como respuesta pública al crimen y la violencia", lamenta Samira Bueno, directora de la ONG Fórum de Segurança Pública, responsable del estudio. El informe, casi la única referencia para conocer cifras sobre la violencia en Brasil, denuncia también la vulnerabilidad de los agentes, el alto número de homicidios, el congestionamiento de las prisiones y un sistema considerado racista: el 61% de los presos y el 68% de los asesinados son negros.
En el caso de las cárceles, donde ya hay 574.207 internos, los datos tampoco son motivo de celebración. El informe apunta a un sistema congestionado por los crímenes relacionados con el tráfico de drogas y en el que el 40% de los presos aún espera su juicio. Muestra del colapso del sistema es que faltan más de 220.000 plazas en las cárceles. Una cifra que ha aumentado un 10% en los últimos años.
"La población carcelaria aumenta todos los años y el presupuesto es insuficiente. A pesar de que hay una percepción de que la impunidad es alta, hay punición. Pero una punición preventiva y por delitos en que es cuestionable la prisión, como la venta de pequeñas cantidades de drogas", critica Renato Sergio de Lima, vicepresidente de la ONG, que incide en el dominio de las facciones criminales en los presidios. "El sistema acaba reforzando los lazos criminales".

El estudio está acompañado de una encuesta sobre la confianza de los brasileños en las instituciones y en las leyes, elaborada por laFundación Getúlio Vargas. Las conclusiones revelan que solo el 32% confía en el Poder Judicial y que la policía apenas tiene el voto de confianza del 33% de los entrevistados. "Son datos muy negativos porque el Poder Judicial en otros países está mejor colocado que la policía, pero en Brasil demuestra que la aplicación de la ley, en general, no merece la confianza de la población", afirma Vilhena. "Hay indicadores que explican estos datos. La justicia es lenta y aplica la ley de manera desigual. Respecto a la policía se apunta su ineficiencia, se piensa que no sirve de nada acudir a ella porque no va a abrir una investigación y, por otro lado, se teme su arbitrariedad, la violencia y la corrupción", añade Vilhena. El 81% piensa que es fácil desobedecer las leyes del país.

martes, 11 de noviembre de 2014




México bárbaro

La espantosa masacre de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa ha provocado una indignación social sin precedente desde 1968. Es una reacción justificada y natural. Dada la historia remota y reciente de Guerrero, la tragedia tenía fatalmente que ocurrir, lo extraño es que no ocurriera antes y que las diversas instancias de gobierno no la previeran y evitaran. No todo México es Guerrero, pero así lo parece ahora.
Guerrero es un Estado rico en playas y recursos naturales (es nuestro primer productor de oro), pero padece una honda marginación: el 70% de sus habitantes vive en la pobreza. Su tasa de homicidios, cuatro veces superior a la media nacional, es la más alta del país, y acaso lo ha sido siempre. Guerrero fue ingobernable desde tiempos coloniales, acogió muy tarde la presencia de la Iglesia (su primer obispado es de 1819, casi tres siglos después de la Conquista) y fue teatro destacado de todas nuestras guerras nacionales.
En el Diccionario geográfico, histórico, biográfico y lingüístico del Estado de Guerrero, de Héctor F. López, casi cada página refiere una querella entre montescos y capuletos, resuelta no con espadas sino con machetes. Su historia política ha sido una secuela de despojos, golpes, traiciones, desafueros, desconocimientos, derrocamientos, divisiones dirimidas a balazos y asesinatos. Desde el 27 octubre de 1849, fecha en que Guerrero nació como Estado, hasta el año de 1942 en que López publicó su libro, solamente un gobernador había terminado su período constitucional.
De pronto, en 1960, mientras las celebridades de todo el mundo inauguraban el Festival Internacional de Cine en Acapulco, una terrible noticia: en Chilpancingo, capital del estado, había ocurrido una matanza de campesinos. Para muchos mexicanos, fue el fin de la inocencia: la reaparición del subsuelo violento de México, del México bárbaro.
Aunque el gobernador fue destituido, aquellos hechos impulsaron el activismo de la izquierda, alentado a su vez por el reciente triunfo de la Revolución cubana. El foco de ese espíritu revolucionario fue precisamente la Normal Rural de Ayotzinapa. Fundada en los años veinte, siguió los principios de la educación socialista y siempre mantuvo una filiación marxista. De esa escuela surgió Lucio Cabañas, que con amplio apoyo social declaró —igual que Genaro Vázquez Rojas— la guerra al Estado mexicano.
En toda América Latina, el activismo revolucionario de Cuba enfrentó al Ejército, al extremo de que, para 1970, ocho de los diez países sudamericanos estaban gobernados por dictaduras militares. México era una excepción, por el pacto no escrito establecido con Cuba desde 1959: México fue el único país del orbe americano que se negó a romper relaciones con Cuba, a cambio de lo cual Cuba se abstuvo de apoyar a los revolucionarios mexicanos. Eso explica que, en los años setenta, el presidente Echeverría (1970-1976) abriera las puertas del país a los refugiados que huían del terror militar de Chile y Argentina, mientras desataba el terror (sobre todo en el Estado de Guerrero) para acabar con los focos guerrilleros. En esos años, Guerrero se volvió el estado más militarizado de México. Tras una década de intensa violencia conocida como la “guerra sucia”, y tras la muerte de los líderes guerrilleros, a partir de los ochenta la zona se sumió en una engañosa calma, punteada por nuevos hechos brutales, como la matanza de Aguas Blancas en 1995.
Con el nuevo siglo, un ominoso protagonista incrementó su presencia: el narcotráfico. Guerrero era el Estado ideal: una geografía accidentada (intrincadas e incomunicadas serranías), una ancestral cultura de la violencia, una sociedad resentida por las secuelas de la guerra sucia y tan pobre —en algunos sitios— como las zonas más depauperadas de África. Pero algo más atrajo irresistiblemente al crimen organizado: la corrupción política. En muchos municipios de Guerrero (y del país) los presidentes municipales y sus aparatos policíacos cobijan a los señores del narco, se asocian con ellos o, en algunos casos (como en Iguala), son ellos.
En Guerrero, el Gobierno estatal del PRD, que lleva casi diez años al mando de la entidad, contempló este vínculo de la política con el crimen sin inmutarse (eso en el mejor de los casos). El poder federal fue, cuando menos, omiso e ineficaz. Y el Ejército, que tiene una base importante cerca de Iguala, inexplicablemente dejó que la alianza perversa asentara sus reales.
La alianza prosperó. Hoy Guerrero concentra el 98% de la producción nacional de amapola. El presidente Obama citó recientemente un reporte de la DEA sobre un incremento del 324% en los decomisos de heroína en la frontera, entre 2009 y 2013. Buena parte proviene de Guerrero. No es casual que Iguala haya sido el epicentro de la tragedia: una narcociudad exportadora de droga, gobernada por el crimen.
¿Y los estudiantes? Carecen aún de información sólida, pero el motivo de su horrendo asesinato —digno de los campos de exterminio— parece haber sido este: con sus manifestaciones políticas, sus protestas cívicas y su idealismo revolucionario, estorbaban al negocio y el poder del presidente municipal y su esposa (ya capturados), aliados con el grupo criminal Guerreros Unidos. ¿Por qué matarlos? Por “revoltosos”, declaró uno de los asesinos.
Hace unos años en Monterrey un grupo de sicarios incendió el Casino Royal y provocó 53 muertos. Esa masacre prendió todas las alarmas. La sociedad, los empresarios, los medios colaboraron directamente en la renovación integral de las policías, invirtieron en obras sociales y educativas, fueron exigentes con el Gobierno estatal y, si no lograron acabar con el problema, lo volvieron manejable. Algo similar ha ocurrido en Tijuana y aún en Ciudad Juárez. Por sus niveles de marginación y bajísimo nivel educativo, difícilmente se podrá replicar el modelo en Guerrero.

México requiere un sistema de seguridad y de justicia que proteja lo más preciado, la vida humana. La incesante marea del crimen no solo debe detenerse, debe replegarse por la acción legítima de la ley. Cada día que pasa, el ciudadano —decepcionado de todos los partidos, los políticos y la política— se hunde más en el desánimo y la desesperación. Por eso, el Gobierno está obligado a tomar todas las medidas posibles para refutar a quienes —de manera injusta— acusan a México de ser un narcoestado. De la solución de fondo a esta alarmante debilidad del Estado de derecho depende —sin exagerar— la viabilidad de la democracia mexicana.

lunes, 10 de noviembre de 2014



La tormenta perfecta que originó el sida
La reciente epidemia de ébola ha vuelto a traer a primer plano a los virus emergentes, agentes secretos llegados de otras especies para hacer un destrozo en la nuestra, aprovechándose de la virginidad del sistema inmune humano contra ellas. El sida, que ya ha infectado a 75 millones de personas, también fue un virus emergente procedente de los chimpancés en los años 20, lo que revela la importancia capital de comprender esos saltos entre especies y los factores que subyacen a su contagio entre los seres humanos. Y eso es exactamente lo que acaba de hacer un equipo dirigido por virólogos de Oxford y Lovania que incluye a científicos españoles.
El detalle histórico que alcanzan las nuevas técnicas matemáticas para reconstruir el pasado a partir de secuencias de ADN es asombroso. Los investigadores han logrado determinar que la pandemia surgió en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, alrededor de 1920, y que su propagación fue el producto de una “tormenta perfecta”, en su propia expresión. El crecimiento de Kinshasa y las demás ciudades congoleñas en esa época, la gran extensión de la red de ferrocarriles bajo la dominación colonial belga, el tráfico de trabajadoras sexuales y –ya en los años 60— la independencia del país se confabularon para propagar primero por África y después por todo el mundo una de las peores pandemias de la historia.

Los primeros casos de sida que registró la medicina se dieron en Estados Unidos en 1981, y dos años después se descubrió su agente causal, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Pero pronto resultó obvio que la enfermedad llevaba mucho tiempo en África, y no exactamente en un estado latente, pues el virus estaba bien establecido en las poblaciones heterosexuales de África central y oriental. Esa historia profunda de la epidemia, simplemente, había permanecido oculta para la ciencia y sepultada bajo estratos de miseria en la zona más olvidada del planeta.
El estudio, ha reconstruido la historia del HIV –en concreto de la cepa M, que es el subtipo que se propagó por toda África y el resto del mundo— con las sofisticadas técnicas matemáticas de la evolución molecular, basadas en la comparación de secuencias de ADN (o ARN, la molécula hermana que utiliza este virus para almacenar información genética). El principio es simple —los virus con secuencias parecidas tienen un origen común reciente, y cuanto menos parecidas más remoto es su parentesco—, pero han alcanzado en los últimos años una gran complejidad matemática. Los métodos estadísticos de este trabajo han sido desarrollados por los propios autores.
El salto del VIH de los primates a los humanos no es un fenómeno tan raro: ha ocurrido al menos 13 veces, que sepan los científicos. Solo uno de esos saltos, sin embargo, ha sido el responsable de la pandemia global, y ese es el virus que el nuevo trabajo ha podido trazar hasta Kinshasa alrededor de 1920. En las décadas siguientes a esa fecha ocurrió la tormenta perfecta.
La dispersión original del VIH ocurrió sobre todo desde Kinshasa hacia otros centros de población. Hacia 1937 se produjeron los primeros contagios en la ciudad vecina de Brazzaville (o más exactamente, los primeros en los que el virus responsable sobrevivió hasta que alguien tomó una muestra en tiempos recientes: esta es la limitación de la evolución molecular). También a finales de los años 30 había llegado a las localidades sureñas de Lubumbashi y Mbuji-Mayi, lo que concuerda con los datos históricos de transporte y con los movimientos de emigrantes desde Kinshasa hacia las otras ciudades. La dispersión siguió a Bwamanda (1946) y Kisangani (1953).
La principal ruta de transmisión fue el ferrocarril, con solo el 5% de los movimientos a través de la red fluvial. Los trenes del antiguo Congo Belga (después Zaire y aún después República Democrática del Congo) movían 300.000 pasajeros al año en 1922, y cerca de un millón en 1948. Las ciudades conectadas con Kinshasa por ferrocarril actuaron después como focos secundarios, desde donde el virus se propagó a los países vecinos.

“Consideramos probable que los cambios sociales asociados a la independencia, en 1960, causaran que el virus se escapara de los pequeños grupos de gente que había infectado típicamente hasta entonces, y pasara a propagarse por la población general africana, y finalmente por todo el planeta”, dice el primer autor del trabajo, Nuno Faria, del departamento de Zoología de la Universidad de Oxford.

lunes, 27 de octubre de 2014



La anorexia masculina: ignorada, minoritaria y distinta
Un estudio bucea en las diferencias que presenta la enfermedad en hombres y mujeres
En los chicos la tasa de homosexualidad es superior y la respuesta al tratamiento es mejor
La anorexia entre los hombres es minoritaria (apenas un 10% de los casos) y pasa más inadvertida que entre las mujeres (niñas, adolescentes, jóvenes, fundamentalmente). Pero a pesar de haber sido un trastorno ignorado durante años, no solo existe; sino que tiene sus particularidades respecto a las chicas. Por ejemplo, destaca la proporción de homosexuales, que es superior entre los pacientes varones. También hay diferencias en las estrategias empleadas para perder peso por las víctimas de esta disfunción de la conducta alimentaria: en lugar (o además) de recurrir a prácticas como los vómitos, ellos tienden a desarrollar otros comportamientos como la obsesión por el ejercicio. E incluso hay más casos de comportamientos cruzados con la depresión y el abuso de drogas.
Estas son algunas de las conclusiones a las que han llegado investigadores de la Universidad de Montreal que se han sumergido en 24 estudios elaborados a lo largo de 15 años sobre las historias clínicas de 279 pacientes de entre 11 y 36 años para detectar los denominadores comunes entre hombres y mujeres con anorexia, y, sobre todo, identificar las diferencias.
La investigación dirigida por el equipo canadiense y publicada en la revista Neuropsychiatrie de l'Enfance et de l'adolescence destaca que los afectados de ambos sexos comparten el mismo terror por ganar peso o la obcecación enfermiza por llevar la cuenta de las calorías ingeridas. Pero inciden en las discordancias y reflexionan sobre ellas. Por ejemplo, respecto a la mayor tasa de homosexuales, los investigadores lanzan varias hipótesis. Entre ellas, sugieren que está relacionado con la importancia que se da en la comunidad gay a la apariencia física, pero también comentan que la anorexia podría ser un refugio frente a los conflictos derivados de la necesidad de afrontar la identidad sexual del paciente. “La anorexia nerviosa sería una forma de retrasar decisiones o de evitar afrontar dudas sobre la orientación homosexual”, plantea Laurence Corbeil-Serre, director de la investigación.
“Es cierto que estos chicos son un grupo de riesgo”, comenta Gonzalo Morandé, jefe de la unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital Niño Jesús de Madrid. “La tendencia homosexual es un clásico”, añade Enric Armengol, director médico del Centro de prevención y tratamiento de la anorexia y bulimia (Centro ABB) de Barcelona. “Por un lado, por las exigencias del aspecto físico de la comunidad gay y sus estereotipos de delgadez”, insiste Armengol. “Por otro, porque estos comportamientos se suelen dar en la adolescencia, durante unas etapas de desarrollo personal en los que están definiendo su orientación sexual, y padecen una tensión emocional que les hace más vulnerables a este tipo de comportamientos”.
Morandé, por cuya consulta han pasado durante los últimos 20 años “algo más de 2.000 chicas y más de 200 chicos” añade otro grupo de riesgo entre ellos. Este especialista señala a niños con sobrepeso “que se sienten rechazados y pasan de un extremo al contrario, especialmente si tienen un carácter obsesivo”. Y también apunta hacia los deportistas infantiles de alto nivel, algunos de los cuales ha tratado: “se crea una expectativa elevada respecto a ellos, y si no están a la altura del nivel de exigencia que se les ha puesto, se sienten fracasados, y lo pagan con la comida y con el ejercicio compulsivo”.
Hay otras diferencias a los que no alude el estudio pero sobre las que se detienen tanto Morandé como Armengol. Por ejemplo, las relacionadas con la reacción de unos y otras ante los tratamientos para hacer frente a la enfermedad. “En varones la respuesta es algo más rápida que entre ellas”, relata Armengol. “Sobre todo en la primera fase de la terapia, que es conductual [luego se trabaja más la personalidad], en la que tratamos de conseguir que el paciente recupere una ingesta saludable y deje de comer en función de cómo se siente emocionalmente”. ¿A qué se deben estos comportamientos diferenciados? “Quizás tenga que ver con el cerebro emocional del hombre, que responde mejor a los mensajes más directos y concretos”, comenta el psiquiatra del centro ABB. Hay otra posible explicación: es frecuente que las niñas con anorexia sean muy buenas alumnas, mientras los chicos no son igual de estudiosos, como comenta Morandé. Suelen ser chicas perfeccionistas y tenaces, ”lo que se convierte en un inconveniente a la hora de cambiar los hábitos”.
La respuesta al tratamiento entre los chicos es más rápida sobre todo en la primera fase, que busca recuperar una ingesta saludable
Enric Armengol, psiquiatra
Investigaciones previas ya habían identificado problemas a la hora de diagnosticar la anorexia o la bulimia en hombres, debido a la percepción generalizada que existe de que se trata de enfermedades de mujeres, lo que confunde tanto a las víctimas como a los médicos encargados de detectar los síntomas. La consecuencia de ellos es una falta de tratamiento y apoyo adecuado, como apunta un trabajo de las universidades de Oxford y Glasgow publicado en el British Medical Journal en abril. Este aspecto, que en la mayoría de las veces juega en contra de los chicos con anorexia, sin embargo, en ocasiones puede ayudarles en la recuperación. “A veces los chicos que llegan con una conciencia de enfermedad baja responden bien al tratamiento cuando se dan cuenta de que su problema no tienen nada que ver con ser débil o raro, sino con un trastorno alimentario. Aclaran sus ideas, se relajan y reaccionan mejor”.

En términos generales, dos tercios de los enfermos se recuperan, para lo que necesitan un largo tratamiento de entre tres y cinco años. El tercio restante sigue con algún tipo de síntomas y en el 5% de los casos, la enfermedad se cronifica. “Estos números se mantienen por igual entre hombres y mujeres”, comenta el psiquiatra del hospital madrileño.

viernes, 17 de octubre de 2014



La cárcel turca de Drácula
Una de las muchas sombras que acompañan la leyenda del temible Drácula está a punto de difuminarse. Poco se sabía de su juventud, aunque la mayoría de sus estudiosos coincidían en que él y su hermano fueron rehenes políticos de las autoridades otomanas durante varios años para asegurar la colaboración de su padre. Pero, ¿dónde estuvieron? Un grupo de arqueólogos turcos cree haber descubierto el lugar que sirvió de hogar forzoso de quien con el tiempo se convertiría en Vlad el Empalador: el antiguo castillo de Tokat, que se alza en un peñasco junto a esta ciudad en la parte norte del centro de Turquía. “El castillo está completamente rodeado de túneles secretos; es muy misterioso”, describió a la prensa local Ibrahim Cetin, uno de los arqueólogos que aseguran que fueron estas mazmorras las que alojaron al joven Vlad. “Es difícil estimar en qué sala se retenía a Drácula, pero él estuvo por aquí”, añadió Cetin.
Fue supuestamente durante sus años como preso político cuando Vlad desarrolló su carácter violento y el odio hacia el Imperio Otomano. Se cuenta que en 1462 el príncipe Vlad y sus hombres dejaron los cuerpos empalados de 20.000 personas a las afueras de la ciudad de Târgoviste, entonces capital de Valaquia, para que los encontraran las fuerzas otomanas que se aproximaban desde Constantinopla, la actual Estambul. Como comparación, el vampiro de Bram Stoker, que en el libro apenas muerde a unas pocas personas, parece casi entrañable.
Nacido en Transilvania en el primer tercio del siglo XV, se le conocía como Vlad Draculea (de dragón) y más tarde fue el príncipe Vlad III de Valaquia, una región al sur de la Rumania actual. Como príncipe, Vlad lideró a tropas rumanas cristianas en la guerra contra el Imperio Otomano, que quería expandirse hacia Europa, y se ganó fama de ser extremadamente cruel y de torturar y dejar empalados en el campo de batalla a miles de enemigos.
Los otomanos lo llamaban Lord Empalador. Años después de su muerte entre 1476 y 1477, su fama se había extendido por toda Europa. El mito y la leyenda fueron enriqueciendo su historia, que siglos más tarde inspiró al escritor irlandés Bram Stoker para imaginar en 1897 la figura del conde Drácula, el vampiro más literario, que recoge el nombre original del príncipe Vlad. Aunque la idea general del vampiro existe desde la Antigüedad y su figura moderna parece nacer en el sudeste europeo en el siglo XVIII, fue este Drácula de novela gótica quien popularizó la imagen del vampiro inmortal que se alimenta de la sangre de sus víctimas. En Occidente, libros y películas han reinterpretado su historia hasta el aburrimiento, y diferentes regiones de Rumania, Bulgaria, Serbia y ahora también Turquía tratan de apropiarse de su historia por motivos culturales o a veces turísticos.
“El castillo de Tokat está construido sobre la ciudad en una pendiente muy inclinada para su defensa. Más tarde, en el periodo otomano, se usó como prisión y aquí hubo presos destacados: también se rumorea que el conde Drácula estuvo en estas mazmorras durante siete años”, contó a la prensa local Abdurrahman Akyuz, director provincial de Cultura y Turismo en Tokat.

Akyuz añadió que una vez restaurado por completo el castillo servirá de atracción turística e incluirá un çay bahçesi, un establecimiento ajardinado con pequeñas mesas y taburetes para tomar el té. En Turquía, el té se sirve tradicionalmente en vasitos acampanados de cristal y es de sabor fuerte y color rojo oscuro, quizá como la sangre que alimentaba al conde Drácula y que siglos antes derramaron copiosamente las tropas de Vlad el Empalador.

viernes, 26 de septiembre de 2014




Ébola, una epidemia sin precedentes

El brote de ébola en África occidental es un tren que va más rápido que quienes lo perseguimos, que los esfuerzos para atajarlo. Llevamos seis meses haciendo esa comparación, desde marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) informaba de un brote del virus en Guinea. Pero siendo metafóricamente correctos, deberíamos decir que para cuando la OMS declaró la epidemia una “emergencia de salud pública internacional”, el 8 de agosto, el tren ya había descarrilado. Ahora, ha provocado un incendio que está arrasando la ciudad, barrios, viviendas, escuelas y hospitales, y que se encamina, desbocado, hacia una gran gasolinera.
Se han registrado más de 2.700 muertes y 5.927 personas se han contagiado en Guinea, Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Senegal (y, en un brote diferente, en República Democrática de Congo). Pero esto es solo la punta del iceberg. Los seres humanos infectados, muertos o que están sufriendo enormemente son más. En primer lugar, la OMS admite que hay muchos casos no declarados, probablemente tantos como los oficiales. En segundo lugar, la mortalidad indirecta causada por el colapso del sistema de salud en amplias zonas afectadas por la epidemia no ha sido calculada, pero es sin duda enorme: estamos en plena estación de lluvias, y la malaria, las infecciones respiratorias y las diarreas se ceban en una población vulnerable que no tiene clínicas ni hospitales a los que acudir. En tercer lugar, regiones enteras tienen problemas de suministro de alimentos por el derrumbe de instituciones, comercio y agricultura, empeorado por las restricciones al tráfico de mercancías. Por último, el potencial de violencia social es altísimo y puede empeorar al paso de una epidemia que se propaga sin freno. El escenario, por tanto, es mucho más grave que el simple “6.000 personas afectadas por una enfermedad exótica y agresiva”.
Médicos Sin Fronteras (MSF) agradecen que, por fin, algunos países (Estados Unidos, Reino Unido, Cuba, Francia o China) se hayan comprometido a desplegar medios y personal especializado, pero debemos enfatizar que la asistencia debe llegar con urgencia hoy a los países afectados, y que estas ayudas no son suficientes: el 40% del total de los enfermos se ha infectado en los últimos 21 días, el periodo de incubación del virus. Cada tres semanas, el número de afectados se duplica, en una progresión geométrica que amenaza con multiplicarse imparable por dos, tres, cuatro...
Vamos muy por detrás de la enfermedad y cada día nos saca más ventaja: en la capital liberiana, Monrovia, se ha ido ampliando sucesivamente el centro ELWA 3. Cuando se instaló, era el mayor de la historia de MSF en un brote de ébola: de las 80 camas iniciales pasó a 120, luego a 200. Y siempre, tras cada ampliación, en apenas unas horas, volvía a estar colapsado. Colapsado hasta el punto de tener que rechazar nuevos pacientes porque los equipos están desbordados.
Se ven personas esperar tumbadas, bajo una lluvia persistente a la entrada del centro, porque no hay otro lugar donde ir. Asistimos impotentes a la muerte de pacientes en la puerta sin poder hacer nada. Hace tiempo ya que advertimos de que habíamos superado nuestros límites. Estamos hablando de una catástrofe que supera la capacidad de cualquier organización humanitaria y que amenaza con desestabilizar toda una región. Estamos ante una situación excepcional que requiere medidas excepcionales como las que hemos solicitado en reiteradas ocasiones a los países que cuentan con recursos civiles y militares especializados en contención biológica.

El ébola es una enfermedad cruel, por su virulencia, pero también porque el contagio se produce entre familiares y cuidadores, entre aquellos que alimentan, hidratan y limpian a los enfermos, entre aquellos que amortajan con duelo a sus muertos. Solo un despliegue de solidaridad internacional de gran magnitud podrá igualar y amilanar la crueldad de la infección y revertir su curva de crecimiento descontrolada. Todos nosotros tenemos el deber moral y la responsabilidad de facilitar recursos para aumentar los centros de aislamiento, establecer laboratorios móviles y habilitar puentes aéreos para enviar personal y suministros.
Estados Unidos ha dado un primer paso al anunciar el envío de personal especializado civil y militar y planes para construir 17 centros de tratamiento y formar a 500 trabajadores sanitarios cada semana. De forma excepcional y consciente por fin de la gravedad de la situación, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha celebrado una histórica reunión de emergencia y ha aprobado una resolución con el apoyo de 131 Estados, en la que se califica la epidemia de “amenaza para la paz” y se solicita a todos los Gobiernos el envío urgente de material y personal médico especializado.
Por su parte, la Unión Europea —aunque tarde, como ha reconocido la propia comisaria de Cooperación Internacional— ha comprometido 150 millones de euros en ayudas.
Llevamos seis meses perdiendo la batalla contra el virus y no podemos permitirnos ni un día más de retraso. La OMS ya ha advertido de que en los próximos tres meses podríamos llegar a 20.000 casos, y según otras estimaciones, como las realizadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, esta cifra se podría superar en mucho. Cada semana que pasa resulta más complicado contener un brote que hace tiempo dejó de ser simplemente una epidemia para convertirse en una catástrofe humana que traspasa las fronteras y las capacidades de los países afectados.

Hasta ahora, en los países desarrollados ha imperado la cortedad de miras, exclusivamente centrados en prepararse para recibir uno o dos casos de afectados por el virus, en vez de actuar en la región donde sufren el brote miles de personas. Sin ayudar a apagar el incendio, se han preocupado por evitar las pocas chispas que les llegan. Y esto ha sido un error, como el esperar, egoístas, a que el fuego se extinga por sí mismo. Para apagar el incendio de una vez por todas, tenemos que equiparnos y adentrarnos en la ciudad en llamas.

miércoles, 16 de julio de 2014



CONFUSO: ¿Por qué Messi se portó como un completo patán? Léelo antes de comentar!!

La única vez que vi a Lionel Messi en persona, delante de mí, dos cosas me llamaron poderosamente la atención. Primero: era mucho más frágil de lo que imaginaba. Exceptuando sus piernas, desde luego, todo en él me recordaba a un niño. Si su estatura es 8 centímetros más baja que la mía, su torso es la mitad de estrecho que el de un adulto promedio, como si se tratara de un adolescente cuyo tórax no se terminó de desarrollar.

Segundo: Lionel Messi no disfrutaba aquel espectáculo de luces y flashes y autógrafos pedidos y cámaras de televisión con reporteros que, como yo, intentaban obtener una reveladora entrevista suya. Recuerdo haber pensado: este chico, solo quería jugar. Y lo han traído de la mano a esto.

Era el año 2012, acababa de ganar su tercer Balón de Oro, y estaba en Miami como parte de esa gira esperpéntica llamada “Messi & Friends”, organizada por la fundación que lleva su nombre, donde se desarrollaban partidos entre dos equipos-frankenstein, armados a como diera lugar con jugadores estelares, para exhibición y recaudaciones benéficas.

La lectura del marketing podría ser esta: “El mejor jugador del mundo dedica sus vacaciones a jugar fútbol para recaudar dinero con fines benéficos”. La lectura un poco más profunda sería otra: “Un chico que solo quería jugar al fútbol, debe cumplir también en sus vacaciones con obligaciones, sin descanso, porque la maquinaria de dinero, de publicidad, exige fundaciones como la suya, benéficas, para paliar los impuestos millonarios a sus ingresos”.

De repente debía ganar más dinero para que le quitaran menos de su dinero. Y del dinero de su padre. Y del dinero que le generan Adidas, y Head & Shoulders y Doritos y la retahíla de transnacionales que pagan por su imagen. Y Leo Messi, cuando empezó todo esto, con cinco añitos, solo quería jugar al fútbol. Esa linda y sobrecogedora palabra: jugar.

Cuando Lionel Messi me firmó el tennis que guardo en una vitrina de mi casa, apenas me miró, aquella tarde en los vestuarios del Sun Life Stadium. No miraba a nadie. No podía. Sus pupilas no tenían forma de fijarse en ningún punto concreto: tenía cien flashes encima, ocho cámaras de televisión, y un cordón de guardaespaldas liderado por su tío que no por ser su tío tenía la complexión del sobrino. Es bajo como él, pero es un pequeño Neandertal con brazos de orangután. Tengo el recuerdo grabado en la memoria con espantosa fijación: aquel chico, tres años menor que yo, literalmente no podía dar un paso con libertad. Su cara era una forma de la angustia sobrellevada.

En los vestuarios del stadium de Miami conversaban y se cambiaban esa tarde, con total naturalidad, futbolistas de élite como Radamel Falcao, Didier Drogba, Fabio Cannavaro y Diego Forlán. Ellos podían, aunque fuera a trompicones, tener una vida normal. Se tomaban un par de fotos, hablaban entre ellos, socializaban incluso con nosotros los periodistas. Lionel Messi no. Adidas exigía, como parte de los acuerdos contractuales de esta gira benéfica, seguridad personalizada a toda hora y en todo sitio. Y a toda hora y en todo sitio incluía también las duchas. Messi no podía bañarse y cambiarse en el mismo vestuario que el resto.

Y todo esto había empezado en un barriecito de Rosario, Argentina, veinte años atrás, con un chiquillo que solo quería jugar al fútbol.

Messi no nació normal. Además de la deficiencia hormonal que le obligó a mudarse a Barcelona en su infancia para recibir tratamiento durante años, nació con una forma leve de autismo descubierta por el psiquiatra y pediatra austríaco Hans Asperger.

Cuando en este 2014 Messi dijo que no sabía nada de sus cuentas bancarias y deudas con Hacienda, que todo eso lo llevaba su padre, difícilmente no estuviera diciendo la verdad. No solo porque su genio es para el fútbol, no para la economía y la mercadotecnia, sino porque él solo ponía las piernas. Su síndrome de Asperger da para una concentración extraordinaria en un asunto (en su caso el fútbol), y para nada más. Los cerebros que controlan los hilos de su nombre y su marca y su cotización, empiezan en su padre y terminan, quién sabe, en una red de abogados y firmas donde cada cual saca su apetitosa tajada.

A Messi, su padre le decía: “Tú juega al fútbol. Déjame el resto a mí”. El chico al que ni la escuela, ni otros deportes, ni la televisión ni los viajes le interesaban, el rosarino pequeñito de 10 años, al que solo le interesaba inyectarse los muslos para poder jugar al fútbol, de repente se descubrió debiéndole 35 millones de euros a Hacienda.

Cuando Lionel ganó su primer Balón de Oro, en 2009, el escritor uruguayo Eduardo Galeano dijo que a Messi deslumbraba verlo porque no había dejado de jugar como un chiquilín de barrio. Era verdad. Así jugaba Lionel. Y así no juega ya. Por el camino, en esa línea que debía ser recta entre un deportista fascinantemente talentoso y el deporte que solo quiere practicar, han entrado a jugar otras demasiadas variables que en nada son poéticas ni ingenuas como la palabra jugar.

De repente Messi se vió con un peso sobre sus hombros: ser el sustituto de Maradona. Él no lo pidió. El solo pidió jugar al fútbol. Pero su país y nosotros, los hinchas, le otorgamos esa empresa como quien envuelve el mapa del tesoro en la piel de un animal, y lo pone en manos de un héroe que debe partir.

De repente se vio, además, como una industria de hacer euros. Lo mismo posando en calzoncillos, que vistiendo los carnavalescos trajes de Dolce & Gabbanna, que lavándose la cabeza con champú que de seguro ni usa. Pero eso le decían sus asesores, sus familiares, sus abogados, que debía hacer. Un rasgo distintivo de los síndromes de Asperger es su noble capacidad para obedecer. Messi terminó siendo como todos quisieron que fuera.

Y después vinieron los Balones de Oro. No importaba que él solo balbuceara una y otra vez que solo quería jugar al fútbol. Nada de eso. Tenía que ser la estrella del circo. Tenía que exhibirse como el principal gladiador del coliseo romano. Uno tras otro los Balones de Oro que la FIFA le arrebató a una revista francesa, madre de la iniciativa. Toma. Ahí los tienes. Eres el mejor del mundo. No nos basta con tu juego hermoso, divertido, de fantasía. No es suficiente con que hagas más bello este deporte todavía. Tienes que ser nuestra cabeza de turco. Nuestro fantoche. Algo que vender, porque te van a comprar: eres demasiado bueno.

¿Porque él los quería? No, casi de seguro: porque nosotros los queríamos. Nosotros, los consumidores adictos al fútbol. Los que exigimos cada vez más torneos, aunque los futbolistas tengan cada vez menos piernas. Y nosotros pagamos por eso. Pagamos por camisetas, por membresías de clubes, entradas a stadiums, juegos de Playstation, posters. Nosotros pagamos, la industria pone luces, cámaras y acción; los futbolistas, llámense Messi, o Cristiano, que pongan sus muslos y sonrían.

Y uno termina preguntándose si aquel chico se acordará, entre tanta vorágine y tanta podredumbre, de que él solo quería jugar al fútbol. Como otros queríamos ganarnos la vida escribiendo, otros bailando, y otros pintando cuadros. Divertirnos, solo eso.

El primer gran enemigo de la FIFA, casualidad macabra, es el hombre cuya Historia ha atormentado al rosarino Messi, sin ninguno de los dos quererlo. Es un atorrante incontenible, un comunista vomitivo y futbolista sin comparación posible, llamado Diego Armando Maradona.

Maradona se ganó la animosidad de la FIFA por hacer algo impensable, digamos: denunciar a los cuatro vientos que esa banda de rufianes que había organizado al fútbol alrededor de cuatro letras, se comportaba como una mafia sonriente con todo el poder del mundo, sin oposición o control posible.

Muchos se preguntan, de no haber sido Maradona el enemigo declarado de la FIFA si su carrera habría sido truncada de forma tan escandalosa por aquel positivo a la endorfina, en 1994. No era el primero, no sería el último en dar alterado en un test de doping. Con Maradona, el bocón, el bastardo, no hubo atenuante posible. La FIFA sonreía.

Hoy, rebelarse contra la FIFA es prácticamente imposible si quieres patear balones de manera profesional. El organismo tiene impunidad para, por ejemplo, no pagar impuestos y derogar leyes vigentes en los países donde celebra sus torneos si estas afectan sus intereses económicos. Y está dirigida por un señor mayor llamado Joseph Blatter desde hace 16 años. Blatter es solo 10 años más joven que Fidel Castro, y para mí, oriundo de un país donde las entronizaciones del poder han sido cosa de más de medio siglo, me aterra cualquier mandato demasiado extenso. Más, si el organismo dirigido se autodefine como sin fines de lucro y tiene fondos de reserva en bancos suizos (la casa natal de Blatter) por mil millones de dólares.

Y esa es la organización que decide las vidas de chicos como Lionel, como James, como Suárez, como Cristiano. Jóvenes de entre 20 y 28 años que comenzaron viendo el fútbol no como un empleo, no como una forma de hacer dinero, no como mira un lobo de Wall Street los indicadores del Dow Jones: apenas niños que querían divertirse jugando al fútbol.

Las lágrimas de Cristiano Ronaldo al recoger su segundo Balón de Oro, no tienen falla: eran lágrimas de presión. Lágrimas de tensión acumulada. De miedos impuestos por una industria donde todos, sus seguidores y detractores, le exigimos cada vez más, cada vez mejor, cada vez más espectacular. El colmo de lo grotesco: Cristiano Ronaldo debió jugar la final de la Champions League con una orden comercial en su cabeza: “Si marcas un gol, te quitas la camisa, vas hacia el corner, y gritas y sacas músculos, lo más fuertemente que puedas”. ¡Filmaban una película sobre él! ¡Había que lanzar más carne al hambre del espectáculo!

Cristiano, como Messi, solo quería en un principio jugar al fútbol. Hoy, ambos, son los gladiadores que ganan millones despedazándose en medio del coliseo, mientras nosotros decidimos, en las gradas, si con un pulgar arriba o un pulgar abajo, se les perdonan o si se les salvan sus vidas. Nosotros los hemos puesto a pelear entre sí. Probablemente sin nosotros, sin la industria que nos satisface el morbo de la rivalidad malsana, ellos serían amigos o poco menos.

Admitámoslo: esto es grotesco. Esto es una mierda.

Alguien depositó en las neuronas de Lionel Messi una responsabilidad: tienes que ser el mejor de todos los tiempos. No basta con que juegues maravilloso. Tienes que ganar el Mundial, de lo contrario, no serás el mejor de todos los tiempos. Así llegó este chico a Brasil. No como quien viene a una fiesta, lo que debería ser. No como se va a competir con dedicación, pero con disfrute. No. A él se le exigía golear, correr, y ganar.

Se lo exigía Adidas. Se lo exigía el contrato de mejor pagado del mundo que firmó con Barcelona. Se lo exigía su mercantil padre. Se lo exigía la separatista Catalunya. Se lo exigía una Argentina donde ni siquiera tuvieron a bien ponerle inyecciones de crecimiento cuando chico. Se lo exigía una legión de detractores que, crueles como somos los hinchas futboleros, emplea adjetivos mordaces y destructivos, adjetivos que vendrían bien a asesinos seriales o dictadores de pueblos, no a jóvenes que corren detrás de un balón. Se lo exigía yo. Sí: también se lo exigía yo mientras veía hoy el partido con mi hijo de seis meses sobre mis piernas.

Messi ha fallado. Messi miraba al cielo en el momento de mandar ese tiro libre a las nubes. El mismo que otras veces se clavó en la red, hoy fue a parar al cielo de Río a donde doscientos mil argentinos ponían sus rezos para que el equipo no se fuera así, sin más. Y Messi era el culpable. Era culpable de no estar ya a su mejor y más rutilante nivel, y, oh pecado, era culpable de no ser ya el mejor de la Historia.

De repente lo recordé caminando delante de mí, dos años atrás, firmándome aquel zapato con las pupilas dilatadas por tanto bullicio y luces alrededor de él. Recordé su cara de angustia, de quien quiere desaparecer y tumbarse en el sofá a ser un tipo simplemente normal: la misma cara con la que recogió, en el sopor de la máxima humillación, el último premio que todavía hoy le tenía la FIFA listo, contra toda lógica y toda comprensión.

Yo vi a Messi esta tarde y de repente sentí lástima por él, y por la tragedia silenciosa que es toda esta profesionalización, esta industria de circo, descarnada, indoliente, donde tantos futbolistas se han suicidado y a otros tantos les ha explotado en la cancha el corazón; esta industria donde se coronan a héroes y se desguazan a derrotados; esta cultura despiadada donde miles de periodistas como yo escribirán hoy sus crónicas de la derrota y con un dedo señalarán, señalaremos, todos a Lionel Andrés, un muchachito de un metro sesenta y nueve centímetros, medio autista y medio genio, que no pidió ser el mejor de nada, que no soñaba con Balones de Oro ni cláusulas de 250 millones en Barcelona, y al que solo, en realidad, le interesaba poder divertirse un poco jugando al fútbol.