martes, 18 de diciembre de 2018


Tuberculosis, la enfermedad de los vulnerables de Sudán del Sur
En 2017, murieron 3.510 personas, según cifras oficiales
De una población de 20.440 personas potencialmente infectadas, se diagnosticaron 11.364 casos nuevos y murieron 3.510 personas en 2.017.
Primero viene una tos seca, con mocos y sangre. Luego, las bacterias infectan los pulmones comiéndose los tejidos. Llegan los sudores nocturnos y la fiebre aumenta. Al cabo de los días, el cansancio es extremo y viene acompañado por falta de apetito y la consecuente pérdida de peso. Si no se trata, la tuberculosispulmonar debilita gravemente a las personas, que terminan demacradas. Finalmente, los pulmones se llenan de líquido, causando insuficiencia respiratoria crónica. En esa etapa, el tratamiento es ya inútil. El paciente morirá.

En los campos de refugiados de Sudán del Sur, estos síntomas son reconocibles para la mayoría de las personas; saben que deben acudir a un médico tan pronto como aparezcan y se sientan enfermas.
En la sala de aislamiento del hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el campo de Protección de Civiles (PoC) de Malakal, hay un joven sentado junto a su cama: enjuto y con un traje sucio y mal ajustado. A su lado, su anciana madre se preocupa por su aspecto y, como todos los visitantes de la sala, lleva una máscara en la boca para prevenir la propagación de la tuberculosis.
A pesar de la insistencia de la mujer, que le dice que se está recuperando, el joven se ve frágil y apenas habla. Es tan delgado que se ata un trozo de cuerda alrededor de la cintura para sujetarse el su pantalón. En el suelo, tiene un cuenco que usa como escupidera. La enfermedad ha avanzado, pero todavía existe la posibilidad de que se recupere, aunque solamente lo logrará con medicación y tratamiento adecuado.

MSF brinda tratamiento contra la tuberculosis tanto para los desplazados del PoC como para los habitantes de la ciudad vecina. De una población de 20.440 personas potencialmente infectadas, se diagnosticaron 11.364 casos nuevos y murieron 3.510 personas en 2017, según cifras oficiales. Esto representa una cifra en Sudán del Sur aproximadamente 13 veces mayor que la media de la Unión Europea.
Sin embargo, es casi imposible encontrar cifras precisas sobre casos de tuberculosis debido al constante movimiento de la población que huye de la violencia y a la falta de instalaciones médicas en las zonas inestables. Así que el número de casos podría ser aún mayor.

La tragedia de la nación más joven de África es que la tuberculosis se puede tratar, incluso en sus etapas avanzadas, "pero en un campo de refugiados, donde las personas se amontonan en chozas, viviendo unas encima de otras, la enfermedad se transmite fácilmente. La tuberculosis es principalmente una enfermedad de los vulnerables", explica Harry Aichner, médico de MSF en Malakal.

"Muchas personas viven con tuberculosis latente; pero tienen un sistema inmunológico fuerte y pueden vivir mucho tiempo sin que se detecte o enfermen", añade desde el hospital de MSF.
Hay muchas formas de tuberculosis, pero en Sudán del Sur la pulmonar es el tipo más diagnosticado y representa el 80% de los casos.
Podría decirse que los pacientes de tuberculosis en Malakal tienen suerte, porque tienen acceso a servicios de salud. No obstante, las condiciones de vida en el asentamiento son terribles. El campo ha estado siempre densamente poblado. Actualmente, el área de asentamiento de cada persona es de 17 metros cuadrados de media, cuando el estándar humanitario mínimo es de 30 metros cuadrados. Hace dos años la población era el doble de lo que es ahora y vivía en la mitad de espacio. Son las condiciones perfectas para la propagación de la tuberculosis pulmonar.

"Estaba teniendo fiebre, esta iba y venía. Creo que me contagié de un amigo. Me han dicho que estaré bajo cuidado durante tres semanas", apunta un hombre de unos 30 años.

Muchas de estas personas han perdido sus hogares y han sido testigos de cómo el conflicto se cobraba la vida de amigos y familiares. Los hombres en edad de luchar en el frente tienen miedo de abandonar el campamento, que está protegido por la ONU, por temor a ser reclutados en una de las milicias, o directamente asesinados.

Resistencia a los medicamentos y tratamiento tóxico
La guerra civil en Sudán del Sur ha obligado a muchas personas a huir de sus hogares, alejándose de los centros de salud disponibles. Además, a medida que los fondos para el sistema de salud se evaporan, los hospitales y clínicas existentes antes de los combates tratan a duras penas de permanecer abiertos.
Se estima que una de cada tres personas en está desplazada en este país o vive como refugiada fuera de este. En ambas circunstancias, conseguir diagnóstico y tratamiento para la tuberculosis es increíblemente difícil.
La mayoría de los pacientes en Malakal han debido desplazarse varias veces debido al conflicto. Cada vez que la línea del frente se acerca a una población, las familias toman lo que pueden y huyen hacia la zona boscosa. Para los pacientes con tuberculosis, esto puede significar perder la posibilidad de tener medicamentos vitales y asistencia médica.
Sin tratamiento, las bacterias de la tuberculosis pueden adaptarse, crecer, fortalecerse y desarrollar inmunidad a los medicamentos más comunes. Cuando esto ocurre, los equipos de MSF necesitan encontrar fármacos alternativos, que a veces pueden ser tóxicos, con lo que se requiere que estos casos se monitoricen de cerca. Con estas complicaciones añadidas, los pacientes tardan más en recuperarse.
El estrés que provoca vivir en una zona de guerra aboca a muchas personas al consumo de alcohol y otras sustancias. Para algunos de los habitantes del PoC de Malakal, ese es el único modo de liberar las presiones del día a día de un conflicto. "El abuso del alcohol agrava los efectos de la tuberculosis, ya que debilita el sistema inmunológico, disminuido ya por la desnutrición", dice Aichner. Además, el consumo excesivo de alcohol también puede afectar a la medicación y causar daño hepático".
Muchos de los pacientes que están en la sala de aislamiento del hospital de MSF admiten que beben mucho y que gastan hasta seis dólares a la semana en alcohol. Esta es una suma colosal en un lugar donde hay pocos empleos y casi todos sobreviven gracias a la asistencia de organizaciones humanitarias. "Muchos bebedores terminan por vender sus raciones de comida para comprar marisa, el alcohol local", añade el médico.
Para muestra, el relato de un joven de 27 años que vive desplazado en el PoC de Malakal: "Bebía alrededor de medio litro de marisa todos los días. Empecé a sentirme mal y a toser. Perdí el apetito y he perdido peso. En total, he pasado tres semanas en el hospital".

Huir hacia Sudán
La tuberculosis se ha extendido hacia el norte y cruzado la frontera hacia los campamentos de refugiados en el estado del Nilo Blanco (en Sudán) por medio de los refugiados que huyen de la violencia. Solo en 2017, 53.000 personas buscaron refugio en estos asentamientos. A algunos de ellos les llevó tres semanas hacer el viaje a través de la frontera hasta el mega campo de Khor al Wharal, al que llegaron débiles y desnutridos.

MSF brinda atención en ambos lados de la frontera a lo largo de la ruta principal de migración. Los equipos trabajan arduamente para cubrir las necesidades médicas de la población, muy cambiantes debido al gran flujo de refugiados. El programa de tuberculosis se desarrolla en el lado sudanés de la frontera en los campos de refugiados de Khor al Wharal y Al - Kashafa.
La mayoría de los refugiados viven con una dieta basada casi exclusivamente en el sorgo. La mala nutrición puede llevar a un paciente recuperado de tuberculosis a una recaída, ya que su sistema inmunológico permanece debilitado. Este círculo vicioso puede repetirse una y otra vez.
"El tratamiento puede ser difícil, especialmente para los refugiados que no tienen acceso a una buena alimentación", explica Yumo Arop, auxiliar clínico de MSF en Khor al Wharal. "Cuando alguien comienza a tomar sus medicamentos, su apetito aumenta repentinamente. Pero si no tienen qué comer, el hambre pude provocar terribles dolores, con lo que muchos pacientes dejan de tomar sus medicamentos por completo".
En 2016, MSF desarrolló un programa especializado de tratamiento y capacitación en tuberculosis para el Ministerio de Salud. Los logros fueron inmediatos en 2017: de los 190 pacientes en tratamiento de tuberculosis en el campamento de refugiados de Khor al Wharal, el 66% se recuperó completamente.

Si bien la tasa de infección de TB es definitivamente mayor en la población de refugiados, la comunidad local de acogida también se está beneficiando del tratamiento avanzado que ofrece MSF. Hameia Hamed Kameh, una anciana sudanesa, ha visto cómo ha cambiado su vida después de haber dejado la cama donde la tenía postrada la tuberculosis que afecta a su columna vertebral. "Con la ayuda de mis amigos y familiares, fui al hospital de MSF. Otros médicos cobran mucho dinero por la atención, y además me diagnosticaron mal. El tratamiento de MSF es gratuito", dice.

La guerra en Sudán del Sur ha tenido un coste enorme para su gente y ha convertido una enfermedad tratable como la tuberculosis en un desastre mortal para la salud pública. La comunidad internacional debe hacer más para apoyar los sistemas de salud en Sudán del Sur, especialmente en lugares como el estado del Alto Nilo. La inversión en atención médica (personal sanitario, instalaciones y suministros) puede traer un cambio real a la vida de estas personas, incluso en los momentos más sombríos.


lunes, 17 de diciembre de 2018


Los cuatro últimos años han sido los más calurosos de la Historia reciente

Los cuatro últimos años han sido los más calurosos registrados hasta la fecha, según ha confirmado la Organización Meteorólica Mundial (OMM), en la antesala de la conferencia del cambio climático (COP24) que se celebra en Polonia desde este fin de semana. El informe "State of the Gobal Climate 2108", confirma que el año en curso será el cuarto más cálido, con temperaturas de 0,98 grados por encima de la era preindustrial.

Los 20 años más calurosos se han registrado precisamente desde 1996. La OMM advierte que la temperatura global puede subir de tres a cinco grados con la tendencia acutal de aquí a finales de siglo, muy por encima de la "línea roja" de los dos grados fijados por el acuerdo de París (y del compromiso de perseguir esfuerzos para limitar la subida a 1,5 grados).

Las emisiones de gases invernadero han alcanzado un nuevo récord, después de la "estabilización" experimentada en los últimos cuatro años. La OMM estima que el mundo debe triplicar sus esfuerzos para no superar el "límite" de los dos grados, y multiplicarlos por cinco para no superar la línea de seguridad de 1,5 grados.

"No estamos ni mucho menos en el camino para alcanzar los objetivos ante el cambio climático", ha advertido el secretario general de la OMM Petteri Taalas. "Si explotamos todos los recursos de combustibles fósiles, las temperaturas subirán considerablemente por encima".

"Somos la primera generación que entiende el alcance del cambio climático y la última generación que será capaz de hacer algo para paliar los efectos", ha advertido el meteorólogo finlandés, en una renovada llamada a la acción a los líderes políticos.

Según el último informe de la OMM, el fenómeno meteorológico conocido como La Niña, que contribuye a un descenso de las temperaturas en la superficie del mar, ha mitigado hasta cierto punto el calentamiento global en el 2018. En el 2019, sin embargo, existe un 80% de posibilidades de que vuelva a producirse el contrapunto, conocido como El Niño, con un aumento de las temperaturas en el Océano Pacífico que suele provocar olas de calor en Australia, inundaciones en Suramérica y sequías en Asia y África.

La subida de las temperaturas han disparado los episodios de clima extremo en el último año, con 70 ciclones tropicales (frente a la media de 53) que han afectado sobre todo a Vietnam, Filipinas y Corea y huracanes en el Caribe y en las costas norteamericanas. Las olas de calor golpearon el centro y el norte de Europa, con incendios devastadores en Grecia, Suecia, Canadá y California. Las inundaciones intensificaron en regiones como el este de África y Japón y forzaron el desplazamiento de hasta 1,4 millones de personas en Kerala (India).

"Cada fracción de un grado significa una gran diferencia para la salud humana y para el acceso a comida y agua potable", advierte en declaraciones en The Guardina la subsecretaria general de la OMM, Elena Manaenkova. "Estamos hablando también de la extinción de animales y de la desaparición de las barreras coralinas y de la vida marina".

El informe State of the Global Climate 2018 advierte también sobre los efectos de la desaparición del hielo en el Artico, que alcanzó el tercer mínimo histórico en marzo y el sexto nivel mínimo en septiembre. La OMM abvierte que los mares están absorbiendo una cantidad récord de calor y que el proceso de acidificación oceánica se está intensificando.

martes, 2 de octubre de 2018




Una élite de EE UU criada en excesos, alcohol y machismo

Las acusaciones de abusos sexuales contra Brett Kavanaugh, el juez nombrado por Trump al Supremo, ponen el foco en el ambiente estudiantil en que se forman ciertos líderes

El privilegio se respira en este colegio, que se extiende por 38 hectáreas de césped perfectamente cortado y cuenta, entre otras instalaciones, con un campo de golf de nueve hoyos, pabellón de baloncesto, cuatro canchas de entrenamiento, campos de béisbol, de lacrosse, de fútbol y de fútbol americano, así como pista de atletismo cubierta, piscina olímpica, zona de trampolines y un estudio de grabación profesional. En la escuela de secundaria Georgetown Preparatory, enraizada en la tradición jesuita, cada clase comienza con una oración y la matrícula se paga a más de 32.000 euros, casi el doble para los internos. Situada en la zona de Maryland limítrofe con Washington DC, una de las más ricas del país, el centro lleva, como recuerdan los carteles repartidos por su perímetro vallado, formando “hombres para los otros desde 1789”.
Aquí pasó su adolescencia Brett Kavanaugh, el hombre designado por Donald Trump para juez del Supremo y que el jueves, entre lágrimas y muecas de rabia, compartió con todo el país sus intimidades de la época. Lo que sucedió o no sucedió una noche de verano en esos tiempos, en los que Christine Blasey Ford acusa al juez de haber intentado violarla, sigue copando el debate nacional.
Otra mujer, Deborah Ramírez, acusa al juez de haberla agredido sexualmente en la universidad de Yale, donde ambos estudiaron. Y una más, Julie Swetnick, de haber estado presente cuando la violaron en una fiesta de secundaria. A ellas se suma otra denuncia anónima. Todas tienen en común un contexto de ingesta de alcohol que muchos describen como irrespetuoso con las mujeres. Las acusaciones contra Kavanaugh, que él engloba en una campaña de difamación orquestada por los demócratas, han vuelto a poner el foco en la cultura de excesos y de abuso a las mujeres en los exclusivos centros donde se forman las élites del país.
“El modelo de doctor Jeckyll y míster Hyde es algo muy común en esos ambientes”, asegura Terry MacMullan, profesor de Filosofía de la Eastern University de Washington, que se graduó en Georgetown Preparatory en 1990, siete años más tarde que Kavanaugh. “Chicos estudiosos, educados, píos en la iglesia… pero tocabas un botón en su cabeza y, cuando se iban de fiesta, se convertían en otros”. MacMullan señala dos factores que pueden explicar esa especie de “psicosis”. “Allí, las pasiones eran exageradamente altas”, explica. “En lo académico, todo el mundo se esforzaba al máximo. No querías un notable, querías la mejor nota. En el campo deportivo, igual. Era un anhelo constante de excelencia. Y, al desaparecer la presión, eso se replicaba en comportamientos extremos cuando estabas de fiesta. No valía con beber unas cervezas, tenías que beber hasta vomitar y luego seguir bebiendo. Era todo al límite, y eso te llevaba a verte involucrado en comportamientos muy extremos y destructivos”.
El segundo factor tiene que ver con una determinada concepción de las mujeres. “Pesaba una idea arraigada en el catolicismo de que las mujeres o son bellas y perfectas, como la virgen María, o son Jezabel”, explica. “No había chicas en el colegio, solo hablábamos de ellas, eran algo mítico. Les negábamos la oportunidad de ser personas. Eran solo el objeto de nuestros sentimientos, de nuestros deseos”.
En una consulta encargada por 27 universidades que constituyen la élite de la educación superior estadounidense y respondida por más de 1.500 alumnos, el 26% de las estudiantes declaró haber sido víctima de abusos sexuales mediante fuerza, amenazas o incapacitación (con drogas o alcohol). El 16,5% afirmó haber sido violada. Se trata de números algo más altos que los registrados en el mismo estudio hace dos años (23% y 10%, respectivamente).
Si se incluyen los intentos de agresión, como el que Christine Blasey Ford denuncia, una de cada tres estudiantes que participó en la consulta aseguró haber sido víctima en algún momento de su carrera. En cuanto al acoso sexual, entendido como un “comportamiento que interfiere en el rendimiento académico de la víctima o crea un entorno de trabajo intimidatorio”, el 62% dice haberlo sufrido en algún momento de su carrera.
El porcentaje de víctimas que acude a las autoridades universitarias a denunciar los abusos es bajo, según la encuesta realizada por la empresa Westat. En el caso de la violación es un 25,5%, pero solo denuncia una pequeña parte de las víctimas de tocamientos con fuerza física (7%) o incapacitación (5%). La principal razón que alegan para no haber denunciado es que no consideraban que era lo suficientemente grave.
MacMullan, que advierte de que “no era una cultura monolítica” y apunta que la cosa cambió cuando en 1986 se elevó la edad mínima de consumo de alcohol, es uno de los 300 exalumnos de elitistas escuelas privadas de la zona que han firmado una carta abierta a Ford. “Te creemos”, le escriben. “Hemos escuchado tu historia y a ninguno nos sorprendió. Es la historia de nuestras vidas y de las vidas de nuestros amigos”.
En medio del revuelo, el presidente del colegio, el reverendo James R. Van Dyke, escribió una carta a la comunidad escolar en la que admitía que es hora de “hablar honesta y francamente” con los alumnos “sobre el respeto a los otros, especialmente a las mujeres y a otras personas marginadas”. Es hora, añadió, de promover “una comprensión saludable de la masculinidad, en contraste con muchos de los modelos culturales y caricaturas que ven”.
Georgetown Preparatory podía sacar pecho en la era Trump. El hombre que colocó el presidente al frente de la Reserva Federal, Jerome Powell, es antiguo alumno. También los serán, si el pleno del Senado aprueba el nombramiento de Kavanaugh, dos de los nueve jueces del Supremo. Y cuatro de ellos son licenciados en Yale, la prestigiosa universidad del Estado de Connecticut en cuya facultad de Derecho ingresó Kavanaugh en 1983.
Las fraternidades son incubadoras de ambiciones y Kavanaugh se unió a la Delta Kappa Epsilon (DKE), fundada en 1844, entre cuyos ilustres miembros se encuentran George Bush padre e hijo. Los hermanos de la fraternidad son conocidos como los “meat heads” ("cabezas de carne"), comenta Dan, que prefiere no dar su apellido y que estudió en Yale antes de que surgiera el movimiento contra los abusos sexuales en las universidades. “Les llaman así porque eran una panda de brutos”, explica. “A las estudiantes les daba miedo acercarse a sus fiestas. Se bebía mucho”.
La fraternidad está ahora prácticamente desmantelada. Una de sus dos propiedades, situada a menos de cinco minutos andando de la escuela de Derecho, acaba de ser reconvertida en residencia para estudiantes. “La vendieron antes del verano”, señala una inquilina. La fraternidad no anuncia ya actividades. En el campus explican que se debe a las múltiples denuncias que hay contra sus miembros. DKE ya fue objeto de una sanción, por la que la universidad cortó vínculos con la fraternidad durante cinco años, esperando un cambio de conducta y de cultura.
El juez llegó a Yale 15 años después de que se permitiera el acceso de las mujeres a la facultad. “Todo es muy diferente ahora”, asegura Joyce Maynard, que se matriculó por primera vez en Yale en 1971, pero tuvo que abandonar la carrera en el segundo curso. A los 64 años de edad ha vuelto a intentarlo. Lo que vio el viernes en televisión, asegura, “representa el pasado”. “Ahora la mitad de las estudiantes son mujeres y hay mucha diversidad”, explica. “Eso contribuirá a que Yale deje de ser vista como una escuela solo de machos y reservada a las élites”.


martes, 14 de agosto de 2018




Estados Unidos da la espalda a los idiomas extranjeros

Solo el 20% de los alumnos estadounidenses de colegios públicos aprende otra lengua en su etapa escolar, en comparación al 92% de los europeos

En casi la mitad de los países europeos es obligatorio que las escuelas enseñen un idioma extranjero durante al menos un año. Y donde no es ley, una amplia mayoría de colegios lo hace de todas formas. El 92% de los estudiantes aprende otra lengua, y el inglés domina la oferta y la demanda. Sin embargo, en Estados Unidos el interés por conocer otros idiomas no es correspondido. Solo el 20% de los alumnos recibe clases de un idioma extranjero, que suele ser español. Tiene sentido en un país donde hay 40 millones de hispanohablantes.

Sèbastien Lefort, matemático francés de 37 años, aprendió inglés y un alemán ramplón cuando estudió en un colegio público en Metz. Su hija de seis años ya tiene clases de inglés y a los 12 podrá escoger un segundo idioma para agregar a su currículo. En Francia, al igual que en otros seis países europeos, el 100% de los estudiantes de primaria y secundaria aprenden un segundo idioma, según Eurostat. Lefort aclara que la enseñanza que él recibió no fue de calidad, dando crédito a la fama que tienen sus compatriotas. “En Francia, durante mucho tiempo, a nadie le importaba hablar inglés, por lo que hay muchos profesores de la vieja escuela que simplemente no lo hablan”. Ahora ve que su hija va mejor encaminada porque a pesar de su corta edad ya ha viajado fuera del país y entiende que existe solo una llave para comunicarse globalmente: el inglés.

En Europa, los estudiantes suelen comenzar a estudiar su primera lengua extranjera como asignatura obligatoria entre los 6 y los 9 años. Además, 20 países tienen en sus planes lectivos un segundo idioma extranjero en el instituto, según un informe de Pew Research Center. El 92% de los estudiantes del Viejo Continente aprende una segunda lengua en la escuela —en España un 96%—, que es mayoritariamente inglés, seguido por francés y alemán. Un panorama totalmente distinto al de las aulas de Estados Unidos. En los 50 Estados que integran la primera potencia mundial, solo el 20% de los estudiantes de K-12 (como se denomina a la educación primaria y secundaria) tienen clases de idiomas extranjeros, según el Consejo Americano de Educación de 2017. La académica Aneta Pavlenko explica que esa diferencia radica en la baja motivación. “Cuando viajan, los suecos y los holandeses no esperan alojarse en un sitio donde hablen su propio idioma. Los estadounidenses no tienen ese problema”. La experta considera que la mayor desventaja de que Estados Unidos no hable otro idioma —algo que está cambiando con la fuerte presencia del español— es que no acceden a información y perspectivas distintas de los nacionales. “Los estadounidenses están relegados a recibir noticias de segunda mano sobre el resto del mundo”, concluye.

Hay Estados y ciudades de EE UU donde sí se han implementado normativas que incluyen la enseñanza de un idioma distinto del inglés para graduarse en el instituto. En California, por ejemplo, es obligación cursar un curso de artes o un idioma extranjero (entre los que se incluye el lenguaje de señas estadounidense) para lograr la titulación. En el caso de los alumnos de Oklahoma pueden optar por cursar dos años de la misma lengua extranjera o bien recibir clases de informática. Por el contrario, los estudiantes de Nueva Jersey, la ciudad ejemplo, deben obtener “al menos cinco créditos en idiomas del mundo” para poder terminar el ciclo formativo.

En total, diez Estados y el Distrito de Columbia exigen una lengua extranjera para obtener el título, los requisitos de otros 24 Estados permiten elegir entre un segundo idioma u otro tipo de cursos y 16 Estados no exigen ningún tipo de requisito relacionado con el aprendizaje de un segundo idioma.

En EE UU no existe una normativa nacional respecto a la enseñanza de idiomas, como sí ocurre en la mayoría de los países europeos. Los requisitos se establecen principalmente en el distrito escolar o en lo estatal. Nueva Jersey presume de ser la ciudad con la mayor tasa de alumnos que estudian un segundo idioma, con un 51%, seguido por el Distrito de Columbia, la capital del país (47%), y Wisconsin (36%). Al otro lado del Atlántico, Bélgica tiene el porcentaje europeo más bajo de estudiantes que aprenden otro idioma con un 64%.
La comparativa puede resultar injusta considerando que el inglés es el idioma más poderoso del mundo. No por tener el mayor número de hablantes nativos —el mandarín y el español tienen más—, sino por ser la segunda lengua más extendida, con cerca de 1.500 millones de angloparlantes. El estadounidense, además, no considera que aprender un idioma sea necesario para triunfar laboralmente. Solo para el 36% de los estadounidenses hablar un idioma extranjero es importante para tener éxito en el trabajo. Casi el mismo porcentaje que saber usar las redes sociales (37%), según otro estudio de Pew Research Center.


jueves, 2 de agosto de 2018



Cuando Chile quiso vender la Isla de Pascua a los nazis

El país sudamericano necesitaba dinero en 1937 para comprar dos cruceros. La revelación está incluida en el libro ‘Rapa Nui. Una herida en el océano’, de Mario Amorós

Chile buscó vender a la Isla de Pascua a la Alemania nazi. Reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, a unos a 3.500 kilómetros de distancia de América en medio del Pacífico, fue ofrecida por el país sudamericano al régimen de Adolf Hitler para conseguir el dinero y poder comprar dos cruceros para la Armada, que en esa época tenía el control de la isla. Sucedió en 1937, pero la operación fue tratada como un secreto de Estado por el Gobierno conservador chileno, liderado por Arturo Alessandri. Ochenta y un año después de la asombrosa oferta, sin embargo, la historia se desvela en el libro Rapa Nui. Una herida en el océano (Ediciones B), del escritor español Mario Amorós, que se presentará en Santiago de Chile el 9 de agosto y en la isla, el día 14.
Rapa Nui o isla de Pascua, como se le llama indistintamente a uno de los pedazos de tierra habitados más aislados del planeta, había pasado a ser parte del territorio chileno en 1888, pero recién en 1966 el Estado le reconoció los derechos civiles y políticos. En la década del treinta, cuando sucedieron las negociaciones con la Alemania nazi, “para el Chile continental la isla era sobre todo un lugar marcado por el estigma de la lepra y para el poder político, un lugar lejano, cedido a la Armada y arrendado a una compañía privada, con muy escaso valor”, señala Amorós. Esta percepción explica en parte la decisión del Gobierno de Alessandri que todavía azotado por la crisis económica de 1929, necesitaba el dinero para reforzar la defensa marítima del país: las Fuerzas Armadas temían una alianza militar en su contra que uniera a Perú, Bolivia y Argentina. La reciente contratación de la construcción por parte de Argentina de ocho barcos de guerra en el Reino Unido había despertado “la envidia” de la Armada chilena y de la Administración de Alessandri, según detalla el libro, por lo que estaban decididos a reforzarse militarmente.
Fue el contexto en que a lo largo de 1937 el Gobierno de Alessandri ofreció la venta de Isla de Pascua, al mejor postor, a Estados Unidos, Japón, Reino Unido y la Alemania nazi. Hasta ahora eran conocidas solo las dos primeras negociaciones, pero no las conversaciones con el régimen de Hitler, al que Chile le había comprado recientemente 36 aviones para la Fuerza Aérea “de manera arbitraria e incurriendo en prácticas corruptas”, según se detalla en Rapa Nui. Una herida en el océano. Amorós cuenta que fue en el marco del XVI Congreso de la Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeos de 2011, en San Fernando (Cádiz), cuando el profesor húngaro Ferenc Fischer, especialista en la historia de las Fuerzas Armadas chilenas, presentó una ponencia referida a las negociaciones secretas mantenidas por ambos países entre 1935 y 1939 que abordaron la oferta de venta de la isla.
Fischer encontró un documento en el archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores en Bonn que resumía una entrevista entre el embajador de Hitler en Chile y el entonces ministro chileno de Relaciones Exteriores, José Ramón Gutiérrez Alliende, que se celebró el 14 de agosto de 1937. En ese encuentro, explica Amorós, la Alemania nazi buscaba confirmar las intenciones del Gobierno chileno de venderles la isla. Aunque de esta conversación no quedó ningún registro en el archivo histórico de la cancillería chilena, según pudo constatar el autor del libro, existen otros documentos que entregan mayores detalles de la operación que buscaba concretar el país sudamericano.
El 17 de noviembre de 1930, el agregado naval estadounidense en Chile, I.H. Mayfield, informó a su país de la oferta de Chile y que el precio solicitado por la isla era de un millón de dólares. En un nuevo informe estadounidense fechado el 8 de junio de 1937, el nuevo agregado naval de Estados Unidos en el país sudamericano, A.S. Merrill, envió a sus autoridades un escrito de carácter confidencial de dos páginas en que señala que el presidente Alessandri había decidido ofrecer la venta o el arriendo de Rapa Nui para “financiar la construcción de dos cruceros en el extranjero”. En el escrito se indica que Chile había ofrecido la isla a otros tres países –Reino Unido, Alemania y Japón– y que la operación había sido propuesta a Alessandri por el entonces comandante en jefe de la Armada, Olegario Reyes del Río.
Ninguna de las negociaciones secretas llegó a prosperar, aunque solo se conocen las razones del lado británico, explica el autor de Rapa Nui. Una herida en el océano. “Descartaron la compra de la isla porque consideraron que su valor, desde el punto de vista naval, era escaso. No obstante, tanto Londres como Washington estimaron que era conveniente que ni Japón, ni Alemania, ni tampoco Italia (las futuras potencias del Eje), se hicieran con la isla”, explica Amorós, que en su libro recorre la historia de Rapa Nui, con su patrimonio cultural y arqueológico invaluable, desde el origen de su poblamiento humano hasta la actualidad, “cuando el pueblo rapanui busca redefinir su relación con el Estado de Chile”. El autor se refiere a la querella que el Consejo de Ancianos del Pueblo Rapa Nui y el Consejo de Jefes de Clanes de la Isla presentó en 2015 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para conseguir la devolución de tierras ancestrales y el control de los recursos naturales.


lunes, 23 de julio de 2018


Cadáveres atrapados durante décadas en glaciares suizos salen a la superficie por el calentamiento global

Un guía del monte Cervino (Matterhorn, en alemán), en los Alpes suizos, encontró el pasado 14 de julio el cuerpo de un escalador, identificado días después como un ciudadano japonés de 67 años. Aunque todavía no ha trascendido ni cuándo ni en qué circunstancias desapareció el hombre, el hallazgo no es novedoso: el derretimiento que sufren los glaciares como consecuencia del calentamiento global ha destapado en la última década en Suiza otros cuerpos atrapados durante años en el hielo en una zona en la que unas 280 personas han desaparecido sin dejar rastro alguno desde 1926, según un portavoz de la policía suiza del cantón de Valais, donde se encuentra la montaña.
Hace ahora justo un año, un empleado de la empresa Glacier 3000, que administra los teleféricos en el monte Cervino, encontró mientras paseaba por el glaciar Tsanfleuron los cadáveres congelados en perfecto estado de conservación del matrimonio formado por Marcelin y Francine Dumoulin, desaparecido el 15 de agosto de 1942. Junto a los cuerpos, que vestían ropas de la Segunda Guerra Mundial, fueron hallados un reloj, una mochila y un libro. “Hemos pasado nuestras vidas buscándoles, sin parar”, declaró entonces al periódico Le MatinMarceline Udry-Dumoulin, la hija más joven del matrimonio, que tuvo cinco hijos y dos hijas.
El glaciar alpino Aletsch, también en el cantón de Valais, devolvió en 2012 los cadáveres de los hermanos Johann, Cletus y Fidelis Ebener, de quienes no se tenía noticia desde marzo de 1926, cuando partieron para realizar una expedición en el glaciar. Dos montañeros británicos que recorrían la zona en verano se toparon con restos humanos, botas y equipamiento de montaña, un descubrimiento que resolvió una desaparición ocurrida casi 90 años antes.
En 2014, fueron hallados casi en la cima del monte Cervino los restos de Jonathan Conville, que nunca regresó de la escalada que emprendió por la montaña en 1979. Ese mismo año fue encontrado en un glaciar del cantón de Berna el cadáver de un explorador checo, perdido desde 1974.
Un año después, también en el monte Cervino, un grupo de montañeros se topó con los cuerpos de los japoneses Michio Oikawa y Masayuki Kobayashi, desaparecidos el 18 de agosto de 1970. Según informó entonces la policía suiza, los dos jóvenes japoneses de 22 y 21 años respectivamente habían pasado la noche anterior en un refugio con la intención de ascender por la cara norte de la montaña, cuando “fueron sorprendidos por una tormenta de nieve”. En 2016, fueron descubiertos los restos de un alemán extraviado desde 1963 en el glaciar de Morteratsch, en el cantón de Graubünden.
Desde que existen registros, en 1880, la longitud y el grosor de los glaciares suizos no han dejado de mermar, según GLAMOS, una red integrada por varias universidades suizas y financiada por el Ministerio de Medioambiente del país. De acuerdo con sus registros, el glaciar Tsanfleuron ha perdido desde 1884 una longitud de 1.926 metros y el Morteratsch, 2.804 metros desde 1878. En 2017, solo un glaciar conservó su tamaño, mientras que un total de 80 experimentaron nuevos retrocesos.

martes, 12 de junio de 2018




El terror de El Asad

El ‘Informe César’ demuestra con imágenes la represión salvaje en Siria

Las decenas de miles de documentos sacados de Siria durante los últimos años, demuestran que el mecanismo de represión y tortura del dictador sirio Bachar el Asad contra su pueblo no se ha detenido durante la sangrienta guerra civil que sufre el país desde 2011 y que ya ha provocado 400.000 muertos, varios millones de heridos y 11 millones de desplazados, la mitad de la población siria.
El informe César —llamado así por el nombre en clave del informante que lo sacó de Siria— que obra en manos de la fiscalía alemana está compuesto, entre otros documentos, por 26.948 fotografías de alta calidad. De ellas, aproximadamente la mitad corresponden a cadáveres de detenidos que, una vez asesinados, terminaron en los depósitos de dos hospitales militares entre 2011 y 2013. Es decir, es apenas una muestra del conjunto global. Los cuerpos aparecen desnutridos y marcados en lo que constituye un macabro elenco de torturas: quemaduras, fracturas, estrangulamientos, entre otros signos evidentes.
Diversas organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos y la propia fiscalía alemana están utilizando no solo las imágenes, sino también la tecnología con la que fueron obtenidas —si la cámara tenía activado el GPS permite conocer dónde fueron tomadas las fotografías— para trazar un mapa lo más exacto posible de la red de terror impuesta por el régimen. Esto permite establecer responsabilidades también en el segundo y tercer escalón, es decir, entre los funcionarios más cercanos a la aplicación de las torturas y el asesinato de los presos.
La comunidad internacional no debe permanecer impasible ante la magnitud de los crímenes que se están cometiendo en Siria. Es necesario que no solo algunas justicias nacionales actúen, sino que un tribunal internacional depure responsabilidades, capture y juzgue a los responsables. Los autores de los crímenes, que ahora mismo siguen practicando atrocidades, tienen que recibir el mensaje de que sus actos no quedarán impunes. Las cerca de 800.000 páginas de informes recopiladas hasta ahora forman la base legal de un proceso al que tarde o temprano deberán someterse.
Estos asesinatos sistemáticos se cometen en el contexto de una guerra civil donde se han cruzado, en los distintos sectores enfrentados, todos los límites del derecho internacional, incluyendo el bombardeo sistemático y el empleo de armas químicas contra la población civil. El Asad, en el poder por la fuerza desde 2000, reaccionó de manera brutal ante las protestas en su contra generadas en la estela de las primaveras árabes. La posterior intervención de numerosos actores en el conflicto, lejos de resolverlo, no ha hecho sino aumentar todavía más el daño de la población civil.

lunes, 11 de junio de 2018



El lince con botas
Se llama Litio y tiene las pilas cargadas desde bebé. El biólogo que recorrió España para traerlo de vuelta a su Andalucía natal nos lo diagnostica: "Tenía pulgas y garrapatas, pero su salud es buena"
Cuando el GPS que llevaba en el collarín se quedó sin pila, en otoño de 2016, Litio pasó a ser un fantasma errante. Nadie supo más de él. El radar que lo seguía dejó de parpadear y los biólogos que lo habían traído al mundo en cautividad temieron que el lince estuviera muerto y su cabeza, como un trofeo, colgada en el salón de alguna finca andaluza. Llevaba 19 meses en paradero desconocido y con una alerta de busca y captura. "Lo que nunca imaginamos es que cruzaría todo el país y aparecería en la otra punta de la Península", confiesa, todavía sorprendido, el biólogo Miguel Ángel Simón, que lidera Iberlince, cuyo objetivo principal es la reintroducción de esta especie amenazada (quedan 589 ejemplares, según el último censo, de 2017) y única en el mundo. Pero así fue. La mañana del 29 de mayo, en una zona boscosa del Bajo Llobregat, agentes rurales avistaron con asombro un lince -no se veía uno en Cataluña desde hace un siglo- y, a través de fotografías, lograron identificarlo. Era Litio, el gato salvaje que andaban buscando. Había cruzado España de punta a punta, desde el Algarve portugués hasta Barcelona. Toda una proeza. El problema ahora era cómo atraparlo para poder devolverlo a Doñana, su casa. Durante ocho días el lugar exacto en el que se encontraba en Cataluña fue mantenido en secreto. Litio era vigilado por tierra y aire desde un helicóptero. "Si aquello se llenaba de curiosos, corríamos el riesgo de volver a perderlo", justifica la precaución el biólogo Simón, quien en compañía de un veterinario y otros dos biólogos de la Junta de Andalucía se desplazó al lugar para dirigir la captura del depredador ibérico más buscado. Y a tenor del tiempo empleado y el carácter escurridizo del animal, no resultó fácil atraparlo. De hecho, fracasaron varios intentos.
Después de dos días de persecución, por fin Litio mordió el cebo. Ocurrió a eso de las 11.30 horas del miércoles día 6 en una zona boscosa cercana a Santa Coloma de Cervelló, Bajo Llobregat. Fueron necesarias tres jaulas-trampa con un conejo de señuelo en cada celda. Litio olió la presa, se acercó con sigilo al bocado y... ¡zas! Se lanzó al bocado y quedó atrapado dentro de la jaula. Fue el final de la escapada. El The End de un viaje de película, épico, desde Faro, en el Algarve portugués, hasta el área metropolitana de Barcelona. Más de 1.000 kilómetros -1.199, en el caso improbable de que los haya cubierto en línea recta-. Esta vez, como en tantas otras ocasiones les había sucedido a algunos de sus congéneres con menos fortuna, Litio no huía de una escopeta ni del atropello de un conductor sin reflejos. Lo que buscaba era un territorio que le diera comida abundante (conejo, sobre todo) y una pareja con la que poder fundar una familia.
Nada de esto debió de encontrar el lince viajero en el sur de Portugal, en una zona del Bajo Guadiana, cerca de Faro, donde había sido liberado en dos ocasiones sin demasiado éxito. La primera, el 14 de octubre de 2016, en el municipio de Mértola, una villa portuguesa del Alentejo con cerca de 3.100 habitantes, y cuyo origen se remonta a los fenicios que crearon un importante puerto comercial, aprovechado posteriormente por cartagineses y romanos y después ocupado por suevos y visigodos.
Tras casi un año deambulando, Litio decidió regresar, y el 5 de mayo de 2016 se plantó en las inmediaciones de Doñana. Pesaba sólo nueve kilos y lanzarse a la carrera a por una presa le resultaba imposible debido a su debilidad. "Lo encontró el dueño de un cortijo junto a una nave. Cuando lo recogimos, estaba muy delicado", recuerda Simón. Quien primero lo atendió, la veterinaria Clara Isabel, del Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA), Huelva, lo recuerda "en los huesos". Había contraído leptospirosis, una infección bacteriana que también afecta a los humanos y que "probablemente atacó a Litio tras comerse algún roedor infectado".
La segunda escapada fue a mediados de 2016. A Litio lo liberaron el Algarve y, de camino a Faro, ocurre lo que nadie fue capaz de prevenir: el GPS de su collar deja de emitir. Se había quedado sin batería. Y al lince se le pierde la pista. A pesar de que era un viejo conocido de los portugueses, nadie supo con certeza por dónde se estaba moviendo. El animal fue dado por desaparecido hace 19 meses -por el Instituto de la Conservación de la Naturaleza y de la Biodiversidad, de Portugal- cuando dejó de funcionar su collar GPS.
El caso es que el depredador decide volver a su tierra. Atraviesa la autovía A-49 en España y las IC4 e IC1 en Portugal, amén de los ríos Tinto, Odiel y el caudaloso Guadiana. Cruza vías de tren, núcleos urbanos, bosques y montañas y llega al Bajo Llobregat (Barcelona), donde es localizado el 29 de mayo de 2018. En total, dos años y 15 días vagando desde que salió la primera vez de Huelva el 14 de mayo de 2015.
Sin explicación
La de Litio es una aventura tan extraordinaria que ni los propios biólogos terminan de explicarse. Cruzó a nado caudalosos ríos (como el Guadiana, el Tajo y el Ebro), vías férreas, montes y autopistas. Dicen sus cuidadores que "es un atleta... y de los grandes". Tras ser capturado este miércoles pesó 14 kilos. "Es un buen peso para un macho. Tenía pulgas y garrapatas, pero su estado de salud es bueno", explicó Miguel Ángel Simón. "Muy de vez en cuando sale un lince viajero, pero este es increíble, un portento. Habrá que estudiar bien las causas que lo llevaron tan lejos, a un hábitat extraño para él, donde ni siquiera puede aparearse porque no hay lince", especula Francisco Villaespesa, responsable del (CREA) en El Acebuche, situado en el entorno del parque natural de Doñana (Huelva). Villaespesa habla de Litio con un afecto que recuerda al de un padre hacia su hijo. No en vano lo vio nacer. Corría el 5 de abril de 2014. Brisa, la madre, había parido cuatro cachorros (Lava, Loro, Litio y Lechuza). Era el fruto de un programa de cría en cautividad del proyecto Iberlince, en el que participan Portugal y España (Extremadura, Murcia, Castilla-La Mancha y Andalucía). A diferencia de sus hermanos, Litio era un juvenil sumiso pero inquieto, el menos dominante aunque no tardaría en dar señales de buen cazador. Y en cuanto a la técnica de persecución de presas, es el segundo mejor, ligeramente por detrás de Loro, según la ficha de actividad de la camada consultada por Crónica.
Dicen que Litio se aclimató bien a los campos de cerezos en Santa Coloma de Cervelló, en un lugar donde se mostraba relajado y sano. No obstante, los expertos andaluces creen que no es éste el sitio más adecuado para él y han optado por llevarlo al sur. "Allí nació y se crió y allí está su hábitat natural de toda la vida, todo lo que necesita para vivir y reproducirse lo tiene en el sur", zanja la polémica (que la hubo) el responsable de Iberlince.
El mismo día que fue capturado, Litio emprendió el viaje al revés, rumbo de vuelta a Andalucía. A las dos de la tarde, dentro de una jaula, lo subieron a un furgón y se dirigieron a Granada. 848 kilómetros hasta el centro de cría y recuperación de especies amenazadas granadino, que será su hogar durante 40 días. "Tiene que estar en cuarentena para comprobar más a fondo su estado físico antes de devolverlo a la naturaleza", aclara Simón. "Se le extraerá sangre y veremos si tiene alguna carencia nutritiva. También se examinarán sus ojos, el sentido de la audición, los pulmones y el corazón y se le harán pruebas para comprobar el estado de sus músculos".
-¿Siguen sin saber cómo ha podido ir tan lejos y por qué?
-De momento no tenemos una explicación fiable. Manejamos la teoría del gen viajero, algo así como una necesidad natural de expandir la herencia más allá de tu entorno.