jueves, 27 de octubre de 2011

 "Legalizar drogas es la única solución": excanciller mexicano

Exjefe de la diplomacia de México, Jorge Castañeda, se mostró una vez más partidario de legalizar el tráfico de narcóticos para acabar la guerra contra las mafias.
Miércoles 26 Octubre 2011
"La única estrategia regional posible" en América Latina contra el narcotráfico "es la legalización", afirmó en Madrid el excanciller mexicano Jorge Castañeda, para quien lo único que se logra combatiéndolo, como se hace en su país, es trasladar el problema a otro lugar.
"Aun suponiendo que (Felipe) Calderón tuviera éxito" en su guerra contra el narcotráfico, que declaró nada más asumir la Presidencia mexicana en diciembre de 2006, "el éxito" significaría trasladar los problemas a Guatemala y a Honduras y a El Salvador, que, "por cierto, tienen menos capacidad para administrar el narco que México", ha asegurado.
En una entrevista en Madrid, donde se encuentra para presentar su libro "Mañana o pasado. El misterio de los mexicanos" (Aguilar), Castañeda ha destacado que esa misma situación ya se produjo en Colombia, al considerar que si "algo han ganado" los colombianos en el combate contra el narcotráfico, "han ganado empujándolo a Perú. Nada más".
"Soy totalmente partidario de la legalización", ha continuado Castañeda, para quien aunque la despenalización de las drogas "no es una panacea", ayudaría "mucho" a solucionar el grave problema de violencia que sufre México, que ha dejado en cinco años más de 40.000 muertos. La legalización, en su opinión, permitiría arrebatarle a los cárteles del narcotráfico "los enormes recursos" que tienen ahora "para reclutar gente, comprar armas, sobornar a funcionarios".
"Una gran parte de las ganancias extraordinarias del narco viene del carácter ilegal. Le quitas el carácter ilegal, bajan las ganancias.Bajan las ganancias, inevitablemente baja la violencia", argumentó.
La despenalización de las drogas tendría que ir acompañada de una estrategia de "alinear los incentivos", que consiste en perseguir a los cárteles sólo si ejercen violencia contra la gente.
Asimismo, ha abogado por que México tenga "una policía civil eficaz y grande", ya que en la actualidad "sólo" cuenta con 30.000 policías federales, mientras que Colombia y Chile, con menos población, tienen 165.000 y 50.000, respectivamente.
La violencia que desangra a su país, a su juicio, será "un tema clave" en las próximas elecciones presidenciales de 2012, ya que el siguiente Gobierno "o va a tener que seguir adelante con una guerra impopular e imposible de ganar o va a tener que salirse".
Y, en caso de decidirse por esa segunda opción, "lo puede hacer abiertamente o lo tendrá que hacer probablemente disimuladamente. Decir que sigue con la guerra y en los hechos no hacerla. Porque va a ser muy difícil decir 'ya'".
Desde que Calderón asumió el poder, en diciembre de 2006, reforzó el combate contra los grupos criminales, en particular los del narcotráfico, con el envío de 45.000 soldados y 20.000 agentes federales a las zonas más conflictivas.
Para Castañeda, esa guerra disparó la violencia: "El Gobierno declaró una guerra que no tenía que haber declarado y eso provocó la guerra entre los cárteles, la guerra de los cárteles contra el Ejército, la guerra del Ejército contra los cárteles, los cárteles contra la policía...".
Al ser preguntado por el debate abierto sobre una posible negociación con los grupos de narcotraficantes, después de que Calderón señalase que muchos en el PRI, el partido favorito para ganar las presidenciales, son partidarios de ello, Castañeda ha dicho "que no hay ninguna necesidad de negociar", aunque ha opinado, por otra parte, "que sólo se negocia con los enemigos". 

miércoles, 19 de octubre de 2011

Un israelí, mil palestinos

19/10/2011

Cuando menos en una cosa estaban ayer de acuerdo la opinión pública israelí y la palestina: en su aprobación, muy mayoritaria, del canje del soldado Gilad Shalit -ya ascendido a sargento- por algo más de mil presos palestinos. El militar, que ha pasado más de cinco años en cautiverio, cruzaba la frontera de Egipto con su país, y horas más tarde hacían otro tanto, en una primera fase, casi quinientos árabes, prisioneros de Israel, entre los que se hallan algunos condenados a cadena perpetua por terrorismo. Las coincidencias, sin embargo, acababan ahí.
Más allá de la natural alegría familiar y nacional, en ambos casos, por las liberaciones, la más obvia consecuencia del canje no es positiva. Mientras la Autoridad Palestina, que preside Mahmud Abbas, no consigue que Israel detenga la colonización de los territorios ocupados, razonabilísima condición para reanudar las negociaciones, Hamás obtenía un canje ventajosísimo, aunque entre los liberados no figurara Maruán Barguti, al que muchos jalean como eventual sucesor de Abbas. La implicación era obvia: la moderación de la AP no conmovía al Gobierno israelí, mientras que la fuerza -el apresamiento de Shalit- sí que le forzaba a ese mil por uno. Aunque tras alguna operación similar anterior, unos cuantos palestinos liberados fueron apresados de nuevo, acusados de reincidencia en el terror.
Egipto, que ha obrado de mediador, sí que puede, en cambio, estar satisfecho. El canje le devuelve a primer plano político en la zona, pese a lo accidentado de la transición cairota y las dudas sobre si culminará o no en una situación democrática. Y aunque Shalit ha expresado píamente su deseo de que su liberación contribuya a la paz, no cabe esperar gran cosa en ese frente. Mientras Israel siga colonizando Palestina, no habrá conversaciones de paz, y en esto sí que el Estado sionista tiene razón: solo negociaciones directas pueden poner fin a la contienda.