Del zoo al santuario:
"En cautividad, los grandes simios han perdido la esencia como especie, su
conexión con la naturaleza"
- POr: ESTHER
PINILLA J.
La
muerte del gorila Schorsch, de 50 años, en el Loro Parque de Tenerife reabre el
debate sobre si es ético mantener a estas especies tan parecidas a los humanos
en cautiverio
Los
grandes simios -gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes- guardan un parecido
genético a los humanos de más de un 95%, un porcentaje que asciende al 98% en
el caso de los orangutanes. Es el argumento principal de las organizaciones
conservacionistas que reclaman que estas especies dejen de vivir en
cautividad en zoológicos.
Hace
más de una década que luchan por sacar de estos recintos a los grandes simios y
por que se reconozcan sus capacidades cognitivas, como han mostrado diversos
estudios científicos. En 2008, el Congreso de los Diputados aprobó, en el seno
de la Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, una iniciativa que
instaba al Gobierno a reconocer a los grandes simios derechos de los que hasta
ese momento sólo gozaban los seres humanos, una propuesta del Proyecto
Gran Simio que no se ha traducido de momento en medidas concretas para su
conservación, según sostiene esta organización.
Tal
y como explica a este diario Pedro Pozas, director ejecutivo de PGS
España, el objetivo de esta ONG es "conceder a los grandes simios derechos
básicos, como el derecho a la vida, a la libertad y a que no
sean torturados ni maltratados física ni psicológicamente".
La
reciente muerte del gorila Schorsch, que tenía 50 años, en el Loro
Parque de Tenerife, les ha llevado de nuevo a reclamar mayor protección para
estas especies en cautividad y en peligro de extinción.
Loro
Parque no respondió a la petición de información de este diario. En su página
web, aseguran que siete gorilas machos conviven en una "gran exhibición de
3.500 metros cuadrados".
PGS
pide ahora a Loro Parque que no reemplace a Schorsch por otro gorila.
"Como homínidos que somos compartimos un ancestro común, y ni a ellos ni a
nosotros nos gustaría estar en cautividad".
Su
propuesta es erradicar la cautividad de estas especies en los zoos y
trasladarlos a santuarios donde puedan no sólo entretenerse, sino también
"interactuar subiendo a los árboles, buscando comida y haciendo sus nidos
nocturnos, patrullando su territorio y en contacto permanente con su familia,
con su cultura", afirma el director de PGS.
"En
cautividad se ha perdido la esencia como especie, su conexión con la
naturaleza", argumenta Pozas. La falta de libertad en los grandes simios
"afecta a su salud física y mental como le puede afectar a un ser humano,
dada la completa semejanza de nuestros organismos", argumenta.
Un
caso pionero en la protección de estos animales lo protagonizó Sandra,
una orangutana de Buenos Aires (Argentina) que en 2015 se convirtió
en el primer gran simio declarado judicialmente "persona no
humana con sentimientos".
A
partir de ese momento, comenzó a aumentar la conciencia social por el bienestar
de estos grandes simios y contribuyó a que muchas personas se plantearan por
primera vez si realmente tienen sentimientos, como nosotros.
En
este punto, estudios científicos han demostrado que el resto de especies de
grandes mamíferos que se encuentran en este tipo de condiciones tanto en zoos
como en acuarios también sufren. Pero el caso de los grandes simios es
especialmente llamativo por su gran parecido a los seres humanos.
Ellos
son capaces de aprender palabras con el lenguaje de signos, además de
"inventar palabras cuando desconocen el significado, comprensión
matemática, llorar ante la pérdida de un ser querido, la comprensión del futuro
y del pasado...", según enumera Pozas. "Cuando los vean como hermanos
evolutivos habremos dado un gran paso a favor de sus derechos",
sostiene.
Según
este activista, "la cautividad lleva a estas especies a desarrollar
patologías, desde la autolesión y el aislamiento a estados de tensión
continuada que les lleva a responder agresivamente ante situaciones que en la
naturaleza ignorarían".
Y
de eso también es cada vez más consciente la sociedad. Según un informe de la
Unión Europea sobre bienestar animal publicado este año, España
e Italia son los países del continente en donde más se ha incrementado la
sensibilidad por los animales.
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