martes, 12 de junio de 2018




El terror de El Asad

El ‘Informe César’ demuestra con imágenes la represión salvaje en Siria

Las decenas de miles de documentos sacados de Siria durante los últimos años, demuestran que el mecanismo de represión y tortura del dictador sirio Bachar el Asad contra su pueblo no se ha detenido durante la sangrienta guerra civil que sufre el país desde 2011 y que ya ha provocado 400.000 muertos, varios millones de heridos y 11 millones de desplazados, la mitad de la población siria.
El informe César —llamado así por el nombre en clave del informante que lo sacó de Siria— que obra en manos de la fiscalía alemana está compuesto, entre otros documentos, por 26.948 fotografías de alta calidad. De ellas, aproximadamente la mitad corresponden a cadáveres de detenidos que, una vez asesinados, terminaron en los depósitos de dos hospitales militares entre 2011 y 2013. Es decir, es apenas una muestra del conjunto global. Los cuerpos aparecen desnutridos y marcados en lo que constituye un macabro elenco de torturas: quemaduras, fracturas, estrangulamientos, entre otros signos evidentes.
Diversas organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos y la propia fiscalía alemana están utilizando no solo las imágenes, sino también la tecnología con la que fueron obtenidas —si la cámara tenía activado el GPS permite conocer dónde fueron tomadas las fotografías— para trazar un mapa lo más exacto posible de la red de terror impuesta por el régimen. Esto permite establecer responsabilidades también en el segundo y tercer escalón, es decir, entre los funcionarios más cercanos a la aplicación de las torturas y el asesinato de los presos.
La comunidad internacional no debe permanecer impasible ante la magnitud de los crímenes que se están cometiendo en Siria. Es necesario que no solo algunas justicias nacionales actúen, sino que un tribunal internacional depure responsabilidades, capture y juzgue a los responsables. Los autores de los crímenes, que ahora mismo siguen practicando atrocidades, tienen que recibir el mensaje de que sus actos no quedarán impunes. Las cerca de 800.000 páginas de informes recopiladas hasta ahora forman la base legal de un proceso al que tarde o temprano deberán someterse.
Estos asesinatos sistemáticos se cometen en el contexto de una guerra civil donde se han cruzado, en los distintos sectores enfrentados, todos los límites del derecho internacional, incluyendo el bombardeo sistemático y el empleo de armas químicas contra la población civil. El Asad, en el poder por la fuerza desde 2000, reaccionó de manera brutal ante las protestas en su contra generadas en la estela de las primaveras árabes. La posterior intervención de numerosos actores en el conflicto, lejos de resolverlo, no ha hecho sino aumentar todavía más el daño de la población civil.

lunes, 11 de junio de 2018



El lince con botas
Se llama Litio y tiene las pilas cargadas desde bebé. El biólogo que recorrió España para traerlo de vuelta a su Andalucía natal nos lo diagnostica: "Tenía pulgas y garrapatas, pero su salud es buena"
Cuando el GPS que llevaba en el collarín se quedó sin pila, en otoño de 2016, Litio pasó a ser un fantasma errante. Nadie supo más de él. El radar que lo seguía dejó de parpadear y los biólogos que lo habían traído al mundo en cautividad temieron que el lince estuviera muerto y su cabeza, como un trofeo, colgada en el salón de alguna finca andaluza. Llevaba 19 meses en paradero desconocido y con una alerta de busca y captura. "Lo que nunca imaginamos es que cruzaría todo el país y aparecería en la otra punta de la Península", confiesa, todavía sorprendido, el biólogo Miguel Ángel Simón, que lidera Iberlince, cuyo objetivo principal es la reintroducción de esta especie amenazada (quedan 589 ejemplares, según el último censo, de 2017) y única en el mundo. Pero así fue. La mañana del 29 de mayo, en una zona boscosa del Bajo Llobregat, agentes rurales avistaron con asombro un lince -no se veía uno en Cataluña desde hace un siglo- y, a través de fotografías, lograron identificarlo. Era Litio, el gato salvaje que andaban buscando. Había cruzado España de punta a punta, desde el Algarve portugués hasta Barcelona. Toda una proeza. El problema ahora era cómo atraparlo para poder devolverlo a Doñana, su casa. Durante ocho días el lugar exacto en el que se encontraba en Cataluña fue mantenido en secreto. Litio era vigilado por tierra y aire desde un helicóptero. "Si aquello se llenaba de curiosos, corríamos el riesgo de volver a perderlo", justifica la precaución el biólogo Simón, quien en compañía de un veterinario y otros dos biólogos de la Junta de Andalucía se desplazó al lugar para dirigir la captura del depredador ibérico más buscado. Y a tenor del tiempo empleado y el carácter escurridizo del animal, no resultó fácil atraparlo. De hecho, fracasaron varios intentos.
Después de dos días de persecución, por fin Litio mordió el cebo. Ocurrió a eso de las 11.30 horas del miércoles día 6 en una zona boscosa cercana a Santa Coloma de Cervelló, Bajo Llobregat. Fueron necesarias tres jaulas-trampa con un conejo de señuelo en cada celda. Litio olió la presa, se acercó con sigilo al bocado y... ¡zas! Se lanzó al bocado y quedó atrapado dentro de la jaula. Fue el final de la escapada. El The End de un viaje de película, épico, desde Faro, en el Algarve portugués, hasta el área metropolitana de Barcelona. Más de 1.000 kilómetros -1.199, en el caso improbable de que los haya cubierto en línea recta-. Esta vez, como en tantas otras ocasiones les había sucedido a algunos de sus congéneres con menos fortuna, Litio no huía de una escopeta ni del atropello de un conductor sin reflejos. Lo que buscaba era un territorio que le diera comida abundante (conejo, sobre todo) y una pareja con la que poder fundar una familia.
Nada de esto debió de encontrar el lince viajero en el sur de Portugal, en una zona del Bajo Guadiana, cerca de Faro, donde había sido liberado en dos ocasiones sin demasiado éxito. La primera, el 14 de octubre de 2016, en el municipio de Mértola, una villa portuguesa del Alentejo con cerca de 3.100 habitantes, y cuyo origen se remonta a los fenicios que crearon un importante puerto comercial, aprovechado posteriormente por cartagineses y romanos y después ocupado por suevos y visigodos.
Tras casi un año deambulando, Litio decidió regresar, y el 5 de mayo de 2016 se plantó en las inmediaciones de Doñana. Pesaba sólo nueve kilos y lanzarse a la carrera a por una presa le resultaba imposible debido a su debilidad. "Lo encontró el dueño de un cortijo junto a una nave. Cuando lo recogimos, estaba muy delicado", recuerda Simón. Quien primero lo atendió, la veterinaria Clara Isabel, del Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA), Huelva, lo recuerda "en los huesos". Había contraído leptospirosis, una infección bacteriana que también afecta a los humanos y que "probablemente atacó a Litio tras comerse algún roedor infectado".
La segunda escapada fue a mediados de 2016. A Litio lo liberaron el Algarve y, de camino a Faro, ocurre lo que nadie fue capaz de prevenir: el GPS de su collar deja de emitir. Se había quedado sin batería. Y al lince se le pierde la pista. A pesar de que era un viejo conocido de los portugueses, nadie supo con certeza por dónde se estaba moviendo. El animal fue dado por desaparecido hace 19 meses -por el Instituto de la Conservación de la Naturaleza y de la Biodiversidad, de Portugal- cuando dejó de funcionar su collar GPS.
El caso es que el depredador decide volver a su tierra. Atraviesa la autovía A-49 en España y las IC4 e IC1 en Portugal, amén de los ríos Tinto, Odiel y el caudaloso Guadiana. Cruza vías de tren, núcleos urbanos, bosques y montañas y llega al Bajo Llobregat (Barcelona), donde es localizado el 29 de mayo de 2018. En total, dos años y 15 días vagando desde que salió la primera vez de Huelva el 14 de mayo de 2015.
Sin explicación
La de Litio es una aventura tan extraordinaria que ni los propios biólogos terminan de explicarse. Cruzó a nado caudalosos ríos (como el Guadiana, el Tajo y el Ebro), vías férreas, montes y autopistas. Dicen sus cuidadores que "es un atleta... y de los grandes". Tras ser capturado este miércoles pesó 14 kilos. "Es un buen peso para un macho. Tenía pulgas y garrapatas, pero su estado de salud es bueno", explicó Miguel Ángel Simón. "Muy de vez en cuando sale un lince viajero, pero este es increíble, un portento. Habrá que estudiar bien las causas que lo llevaron tan lejos, a un hábitat extraño para él, donde ni siquiera puede aparearse porque no hay lince", especula Francisco Villaespesa, responsable del (CREA) en El Acebuche, situado en el entorno del parque natural de Doñana (Huelva). Villaespesa habla de Litio con un afecto que recuerda al de un padre hacia su hijo. No en vano lo vio nacer. Corría el 5 de abril de 2014. Brisa, la madre, había parido cuatro cachorros (Lava, Loro, Litio y Lechuza). Era el fruto de un programa de cría en cautividad del proyecto Iberlince, en el que participan Portugal y España (Extremadura, Murcia, Castilla-La Mancha y Andalucía). A diferencia de sus hermanos, Litio era un juvenil sumiso pero inquieto, el menos dominante aunque no tardaría en dar señales de buen cazador. Y en cuanto a la técnica de persecución de presas, es el segundo mejor, ligeramente por detrás de Loro, según la ficha de actividad de la camada consultada por Crónica.
Dicen que Litio se aclimató bien a los campos de cerezos en Santa Coloma de Cervelló, en un lugar donde se mostraba relajado y sano. No obstante, los expertos andaluces creen que no es éste el sitio más adecuado para él y han optado por llevarlo al sur. "Allí nació y se crió y allí está su hábitat natural de toda la vida, todo lo que necesita para vivir y reproducirse lo tiene en el sur", zanja la polémica (que la hubo) el responsable de Iberlince.
El mismo día que fue capturado, Litio emprendió el viaje al revés, rumbo de vuelta a Andalucía. A las dos de la tarde, dentro de una jaula, lo subieron a un furgón y se dirigieron a Granada. 848 kilómetros hasta el centro de cría y recuperación de especies amenazadas granadino, que será su hogar durante 40 días. "Tiene que estar en cuarentena para comprobar más a fondo su estado físico antes de devolverlo a la naturaleza", aclara Simón. "Se le extraerá sangre y veremos si tiene alguna carencia nutritiva. También se examinarán sus ojos, el sentido de la audición, los pulmones y el corazón y se le harán pruebas para comprobar el estado de sus músculos".
-¿Siguen sin saber cómo ha podido ir tan lejos y por qué?
-De momento no tenemos una explicación fiable. Manejamos la teoría del gen viajero, algo así como una necesidad natural de expandir la herencia más allá de tu entorno.