lunes, 17 de noviembre de 2014



La oferta de petróleo escaseará pese a la subida de la producción de EE UU
La Agencia internacional de la Energía prevé que la demanda global de crudo en 2040 será un 15% más elevada que en 2013
Estados Unidos y la revolución del fracking han cambiado los equilibrios del mercado energético mundial. El empujón que esta técnica de prospección ha dado a la producción del gigante norteamericano se ha traducido en una reducción de sus importaciones y por ende en un aumento de la oferta de crudo global. Pero la Agencia Internacional de la Energía (AIE) insta a tener cuidado: “Una abundante oferta de crudo hoy no equivale necesariamente a la tranquilidad de los mercados mañana”, ha declarado Fatih Birol, su economista jefe.
El World Energy Outlook de 2014, el documento que el organismo ha publicado este miércoles y que cada año fotografía el sector energético mundial, evidencia como los enfrentamientos entre los países de Oriente Próximo —los principales productores de petróleo— junto con las consecuencias de la crisis entre Rusia y Ucrania en el mercado del gas y las dificultades que afrontará la producción no convencional de petróleo podrían acabar con el actual equilibrio en las próximas décadas.
Y es que el aumento de la demanda global de crudo —desde 90 millones de barriles diarios en 2013 hasta 104 millones en 2040, un 15%— debido principalmente a China, India, Sureste asiático y África subsahariana, complicará aún más el cuadro. Según la AIE, “los países que no forman parte de la OCDE consumirán dos barriles por cada uno que los miembros de la organización dejarán de consumir”. Pero un crecimiento de la oferta que pueda compensar esta subida resulta difícil de lograr.
La AIE cifra el coste del cierre de 200 reactores nucleares en 80.000 millones
La actividad productiva de Estados Unidos —que se estabilizara en 2020 y empezará a reducirse después de esta fecha— comparte con las arenas bituminosas de Canadá y el petróleo pesado de la Faja de Orinoco en Venezuela características que dificultan su futura viabilidad: “Se trata de yacimientos que se extienden en áreas geográficas muy amplias, con un elevadísimo número de pozos y una escasa cantidad de hidrocarburos extraíbles de cada uno de ellos”, remarcan los analistas de la AIE. Uno de los ejemplos más claros es el yacimiento de Bakken, en Dakota del Norte, símbolo del boom del frackingestadounidense, donde se estima que se perforarán 40.000 pozos a lo largo de los próximos 20 años”. Las explotaciones en aguas profundas brasileñas, que requieren una fuerte y constante inversión de capital, no parecen una alternativa más viable. A ello añaden que las dificultades en calcular con exactitud las reservas que estos yacimientos entrañan, y el hecho de que “la volatilidad de los precios puede suspender las perforaciones”.
El mercado del gas sigue un recorrido análogo. Su demanda crecerá más de la mitad y llegará en 2040 a 5,4 billones de metros cúbicos. Se trata de la mayor subida entre los combustibles fósiles, empujada principalmente por China. Pero el gas será a partir de 2030 también el principal combustible en la OCDE. Aunque su producción se incrementará globalmente —con Europa como única excepción— y el gas no convencional constituirá el 60% de este crecimiento, los analistas subrayan que la mayor incógnita es “si podrá venderse a precios apetecibles y si se podrá seguir garantizando los elevados incentivos necesarios para producirlo”.
La AIE estima en 721.500 millones de euros al año la cifra necesaria para aumentar la producción y satisfacer la demanda de petróleo y gas de 2040, un desembolso que tilda de improbable. Así que la energía nuclear se postula como una de las principales alternativas. La creación de electricidad vinculada con esta fuente aumentará en 228 gigavatios (desde 392 en 2013 hasta 620 en 2040, un 60% más). Y los principales responsables de este crecimiento serán los países emergentes: China, que tiene planificada la construcción de 32 nuevas plantas además de las 17 ya existentes, representa el 45% de esta subida, mientras que India, Rusia y Corea del Sur suman otro 30%.
Pero la moneda de la energía nuclear tiene también otra cara: 200 de los reactores actualmente en marcha estarán cerrados en 2040. Y la Agencia pone en guardia respecto a los costes de este desmantelamiento —que cifra en 80.360 millones de euros— y a las reales capacidades de llevar a cabo este proceso de manera segura: en los últimos 40 años solo se han cerrado diez reactores.

El crecimiento más llamativo, sin embargo, es el de las energías renovables. En 2040 representarán el 37% de la creación de electricidad en los países miembros de la OCDE. Y este incremento parece no parar: “El sistema energético global tiene que afrontar muchas presiones. Pero las energías renovables cobran cada vez más fuerza, y es increíble que podamos empezar a ver el día en el que llegarán a ser la primera fuente de electricidad del mundo”, ha declarado Maria Van der Hoeven, directora ejecutiva de la AIE.

viernes, 14 de noviembre de 2014



Isabel dos Santos, reina de África y emperatriz de Portugal

La hija mayor del presidente de Angola controla un imperio empresarial en dos continentes


Dicen que a su boda con Sindika Dokolo, de profesión coleccionista de arte (e hijo de un empresario de diamantes), acudieron 800 comensales, entre ellos un puñado de presidentes africanos. Dicen que es la mujer más rica de África, y la revista Forbes lo corroboró el pasado año, aunque el volumen de su riqueza es difícil de contabilizar —entre 2.000 y 4.000 millones de euros, según pesquisas occidentales— ya que, digan lo que digan, por boca de la niña de los ojos de su padre nunca ha salido nada.

Cuando se separaron sus padres, Isabel se fue con su madre a Londres, donde cursó ingeniería en el King's College. Allí conoció a su futuro marido, Sindika Dokolo, con quien se casó en 2002.Nacida en 1973 en Bakú (hoy Azerbaiyán, entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS), es la primera hija de José Eduardo dos Santos, presidente de Angola desde 1979. El entonces militante del Movimiento Popular de Liberación de Angola —hasta 1975 colonia portuguesa— recibía en aquella ciudad adoctrinamiento ideológico y educativo —se graduó en ingeniería petrolera y comunicaciones por radar—. Allí conoció a la ajedrecista rusa Tatiana Kukanova, la primera de sus tres esposas. De su relación nació Isabel, primera hija de los siete descendientes reconocidos del presidente.
Para entonces, Isabel llevaba cinco años con su primer negocio, un bar. Pero no fue con un night club en la bahía de Luanda cómo Dos Santos se ha convertido en la mujer más rica del continente negro. Los beneficios de las copas no dan para poseer, en 15 años, bancos, cementeras, televisiones, gasolineras o lanzar, esta semana, una opa de 1.200 millones simplemente para comprar los derechos de voto de Portugal Telecom SGPS en la operadora brasileña OI.

La ideología socialista que aprendió Eduardo dos Santos en la URSS le duró hasta finales de los noventa, en los estertores de la guerra civil, cuando ya llevaba casi dos décadas al frente de la nación. Entonces abrazó el capitalismo y comenzó a firmar concesiones al capital privado extranjero para la explotación de minas, telefónicas y bancos, un mercado virgen en un país con inagotables recursos naturales.El periodista angoleño Rafael Marques, encarcelado en 1999 por sus críticas al régimen, publicó el pasado año en Forbes el artículo La niña de papá: cómo una princesa africana consiguió 3.000 millones en un país que vive con dos dólares al día. Según Marques, los grandes negocios de Isabel dos Santos se fraguan de dos formas: participando en una empresa extranjera que necesita permisos para abrirse camino en Angola, o a través de una empresa concesionaria, creada por real decreto del padre.
El país crece a niveles inéditos, aunque el 70% de la población vive con menos de dos dólares diarios, y, según la organización Transparency International, solo hay en el mundo 10 países más corruptos que Angola (puesto 168 de 178 países analizados).
El país crece a buen ritmo, así que el cemento es un bien de primera necesidad, más aún, un bien estratégico nacional. La cementera Cimangola pasa a ser controlada por la hijísima.Después del night club, uno de los primeros negocios de Isabel dos Santos, fue el del diamante. El presidente-papá crea Endiama, empresa pública para la explotación de piedras preciosas, y su hija aparece como propietaria del 25% de la sociedad. A raíz del escándalo provocado por la película Diamantes de sangre, basada en el libro de Marques, Isabel transfiere la propiedad a su madre.
Portugal se queda pequeño para los escasos, pero grandes, empresarios nacionales, como Américo Amorim. El rey mundial del corcho ve en Angola una oportunidad de nuevos negocios. Se repite el guion, la presidencia de Angola da licencia a un banco privado, el BIC. Amorim pone el dinero y en el accionariado, con un 25%, aparece Isabel dos Santos. Como también es habitual, acaban mal, y finalmente Amorim le vende su parte a la angoleña, que ya tiene el 42,5% del mayor banco del país. Consolidada en Angola, y con dinero real, ya puede dar el salto a otros países africanos (está en Namibia) y europeos. Dos Santos posee el 20% del portugués BPI.

Isabel dos Santos rechaza las insinuaciones de que sus negocios van muy relacionados con los 35 años de presidencia de su padre. Una de sus escasas exposiciones a los periodistas fue el pasado año en un almuerzo con Tom Burgis, de Financial Times. Aparte de los 250 euros que le costó al diario la pescadilla con patatas, la ejecutiva angoleña le recordaba que a los seis años vendía huevos y que gente bien relacionada hay mucha, pero que sepa hacer negocios, poca.Amorim amplió sus negocios a otras áreas angoleñas de innegable futuro, como el petróleo y el cemento. Crea Amorin Energia, el 55% de la familia y el 45% de Dos Santos, formalmente el holding holandés Esperanza. A través de esa sociedad controla la petrolera portuguesa Galp, donde Dos Santos tiene directamente un 7%. A estas alturas, ya es la mujer más poderosa de Portugal —por encima de Maria do Carmo Moniz Espírito Santo— , moviendo hilos en la banca, la energía, los medios de comunicación y las telefónicas.
Dos Santos, madre de tres hijos, atribuye el éxito de sus negocios a su formación en matemáticas e ingeniería. Más concreto es su marido, que se explayó en una entrevista a la televisión angoleña sobre las virtudes de su esposa: "Es muy tranquila, y muy estable, le gusta tener una perspectiva a largo plazo. Posee tres cualidades que la convierten en la gran fuerza de Angola: autoconfianza, estabilidad y ambición". Así cualquiera.

jueves, 13 de noviembre de 2014


JINETERAS DE LA PATRIA: Oleadas de venezolanas llegan a Cúcuta a ejercer la prostitución

En la penumbra rojiza del local, Daysi le enseña su cédula a un posible cliente para certificarle que es venezolana. Tiene 27 años y desde hace seis meses trabaja como prostituta en uno de los bares ubicados cerca del Terminal de Transportes de Cúcuta.
Viene por temporadas. Hace seis días tomó un avión de Caracas a San Cristóbal, en el Táchira, y luego un transporte colectivo que la llevó hasta San Antonio, en la línea fronteriza.
Daysi es trigueña, alta y acuerpada. Usa tacones, shorts amarillos y blusa negra, escotada. Habla muy bien, con un lenguaje amplio y fluido. Dice que es administradora de recursos humanos, con dos especializaciones y varios años de experiencia en entidades del gobierno de su país. Pero hace dos años la despidieron y le tocó empezar a negociar con calzado.
“Me iba hasta Bucaramanga a comprar zapatos y los vendía en Caracas; al principio me iba bien, pero con la devaluación la gente dejó de comprar. Andaba muy desesperada y una amiga a la que conocí en el negocio de los zapatos me convenció de venir a trabajar en esto”, dice la mujer, que en menos de media hora ya se tomado tres Costeñitas. En este lugar, la Costeñita cuesta tres mil pesos, de los cuales ella recibe mil. Aclara, sin embargo, que su favorita es la Polar Azul Light. “Me tomo una caja yo sola”, dice.
A esta hora, las 2:15 de la tarde, hay nueve clientes y una veintena de chicas en el local. Algunas de ellas son ‘venecas’, como les dicen aquí. Las venezolanas vienen, sobre todo, los fines de semana. “Llegan el jueves o viernes y se van el domingo. Vienen de todas partes: de Caracas, de Maracaibo, de Barquisimeto, de San Cristóbal”, afirma uno de los meseros.
“La mayor parte de las mujeres que conozco son profesionales. Hay contadoras, administradoras; la otra vez vino una profesora de un colegio de Caracas. Me contó que aquí se ganaba, en dos fines de semana, lo mismo que le pagan allá en todo el mes”.
Los taxistas y los empleados de otros bares dicen que la ciudad se está llenando de venezolanas. Y aunque el secretario de gobierno de Cúcuta, Óscar Gerardino, afirma no tener cifras del fenómeno, la administración municipal comenzó a hacer batidas en las calles y en algunos bares y hoteles baratos. “Son medidas preventivas –dice el funcionario–, para mantener el orden durante la temporada de diciembre”.
El mesero de uno de los bares del centro afirma que las mujeres venezolanas comenzaron a llegar a los prostíbulos de Cúcuta a principios de este año, por la época en la que el bolívar tuvo otro bajón importante frente al peso. “Hace unos quince años era al contrario. Las colombianas pasaban por Cúcuta y se iban directo a los prostíbulos de San Cristóbal; ese era su sueño dorado, a nosotros ni nos miraban”, dice.
A juzgar por los testimonios recogidos, lo que ocurre con la prostitución en Cúcuta es reflejo de las políticas económicas en el vecino país: a mayor desabastecimiento y devaluación del bolívar, más venezolanas son empujadas hacia los bares cucuteños.
La caída de la moneda venezolana la resume el portero de uno de los bares: “Hace unos quince años usted cambiaba un millón de bolívares y le daban 17 millones de pesos y hoy, por ese mismo millón de bolívares, le dan como veinte mil pesos”. La cifra suena alucinante, pero es real.
También suena fantástico lo que cuenta Miguel Palacios, un profesor que se ha dedicado a estudiar los temas de frontera: “En San Antonio uno puede tanquear el carro, full, con 500 pesos y, con lo que cuesta una gaseosa y un pastel de garbanzo en un buen restaurante de Cúcuta, podría desayunar toda una familia en Venezuela.
Wendy, otra de las venezolanas que trabaja en un bar cercano al terminal de buses, resume así su situación: “En Venezuela me podría ganar 6000 bolívares mensuales en una oficina, pero para qué me sirven y si allá un par de zapatos cuesta 2500”.
Wendy anda por los 30 años. Es rubia, delgada y muy extrovertida. Vive en San Cristóbal, a hora y media en carro, y como solo trabaja los viernes y los sábados prefiere viajar en la mañana y regresar a su casa a las siete de la noche, antes de que cierren la frontera. También dice tener estudios universitarios: “Soy TSU (técnico superior universitario) en Publicidad y Mercadeo”.

El portero del prostíbulo y Wendy manejan unidades monetarias diferentes. El primero hace las cuentas en bolívares (que existieron hasta el 2012) y Wendy las hace en bolívares fuertes, la moneda creada en el 2008 por el entonces presidente Hugo Chávez, quien le quitó tres ceros a los precios de todos los productos y a los billetes, con lo cual, un millón de bolívares se convirtió en mil bolívares fuertes, pero su poder adquisitivo siguió a la baja.

Entre más ratos, más bolívares

Algunas de las prostitutas venezolanas llegan a Colombia a través de intermediarios, que las ubican en los prostíbulos más cotizados y les dan alojamiento y comida por unos 50 mil pesos diarios.
Otras, como Daysi, viajan por su cuenta y se alojan en hoteles baratos. Eso les da mayor libertad para moverse por diferentes negocios. “Ellas -dice el portero de otro bar- prefieren trabajar donde las dejen entrar y salir, dependiendo de cómo esté la clientela, porque les interesa hacer muchos ratos”.
Un rato, en la jerga de las prostitutas, es una unidad de medida. Entre más ratos haga una de ellas, más plata gana. Y ‘hacer un rato’ significa ir a la pieza con un cliente durante unos veinte minutos.
Wendy, por ejemplo, dice que de 10 de la mañana a 6 de la tarde se hace unos seis ratos. Eso significa que en el día se gana unos 240 mil pesos (a 40 mil pesos el rato, en promedio). La tarifa del rato “depende de la cara del cliente” y de lo “cotizada que sea la hembrita”, explica un mesero.
Una de las prostitutas venezolanas más cotizadas en Cúcuta se hace llamar Liliana. Trabaja por temporadas en ‘La oficina paisa’, un local ubicado a cuatro cuadras de la alcaldía municipal. A Liliana, el mesero la describe como “blanca, pelirroja y alta”. Y, como para despejar cualquier duda agrega: “¡Y buena!”
“Liliana es de 10 ó 15 ratos en una noche, cuando hay buena clientela, las demás se hacen la mitad”, dice. El hombre oprime la aplicación de calculadora en su celular y hace el cambio de pesos a bolívares fuertes con la destreza típica de los habitantes de frontera para estas operaciones.
“Vea, si ella se hace diez ratos… póngale a 70 mil, porque a eso se los pagan, son 700 mil pesos. Eso son unos 35 millones de bolívares (el equivalente a unos siete salarios mínimos de Venezuela), entonces ¿dígame si no es negocio?”, dice el hombre.

Según él, las venezolanas que están dedicadas por completo a la prostitución llegan a Colombia con la meta de llevarse, por ejemplo, 100 mil bolívares fuertes, que equivalen a dos millones de pesos. Apenas logran su meta, regresan a su país y vuelven cuando se les acaba la plata.

miércoles, 12 de noviembre de 2014



La policía de Brasil mata en 5 años más que la de EE UU en 30
Los cuerpos policiales brasileños han matado en los últimos cinco años a 11.197 personas, provocando más víctimas que los agentes estadounidenses en 30 años: 11.090. En 2013, 53.646 personas murieron de forma violenta. O de forma más cruda: cada 10 minutos se produjo un asesinato. Entre las muertes del año pasado, 2.212 fueron a manos de agentes policiales, lo que supone seis por día.
La cifra se ha estabilizado en Brasil y la tasa de 26,6 homicidios por cada 100.000 habitantes es mucho menor que la de otros países como Honduras (90,4) o Venezuela (53,7), pero continúa siendo un número altísimo, según los especialistas. "Son datos preocupantes para una democracia. Especialmente una que se enfrenta a otros problemas como la pobreza, la desigualdad y la educación, mientras que en el área de Seguridad Pública no conseguimos tener progresos consistentes", afirma Oscar Vilhena, director de la Escuela de Derecho de la Fundación Getúlio Vargas.
La estadística sobre la violencia policial es uno de los asuntos que más preocupa a los especialistas encargados de elaborar desde hace ocho años el Anuario de Seguridad Pública. "Los cuerpos policiales mantienen un patrón abusivo del uso de la fuerza letal como respuesta pública al crimen y la violencia", lamenta Samira Bueno, directora de la ONG Fórum de Segurança Pública, responsable del estudio. El informe, casi la única referencia para conocer cifras sobre la violencia en Brasil, denuncia también la vulnerabilidad de los agentes, el alto número de homicidios, el congestionamiento de las prisiones y un sistema considerado racista: el 61% de los presos y el 68% de los asesinados son negros.
En el caso de las cárceles, donde ya hay 574.207 internos, los datos tampoco son motivo de celebración. El informe apunta a un sistema congestionado por los crímenes relacionados con el tráfico de drogas y en el que el 40% de los presos aún espera su juicio. Muestra del colapso del sistema es que faltan más de 220.000 plazas en las cárceles. Una cifra que ha aumentado un 10% en los últimos años.
"La población carcelaria aumenta todos los años y el presupuesto es insuficiente. A pesar de que hay una percepción de que la impunidad es alta, hay punición. Pero una punición preventiva y por delitos en que es cuestionable la prisión, como la venta de pequeñas cantidades de drogas", critica Renato Sergio de Lima, vicepresidente de la ONG, que incide en el dominio de las facciones criminales en los presidios. "El sistema acaba reforzando los lazos criminales".

El estudio está acompañado de una encuesta sobre la confianza de los brasileños en las instituciones y en las leyes, elaborada por laFundación Getúlio Vargas. Las conclusiones revelan que solo el 32% confía en el Poder Judicial y que la policía apenas tiene el voto de confianza del 33% de los entrevistados. "Son datos muy negativos porque el Poder Judicial en otros países está mejor colocado que la policía, pero en Brasil demuestra que la aplicación de la ley, en general, no merece la confianza de la población", afirma Vilhena. "Hay indicadores que explican estos datos. La justicia es lenta y aplica la ley de manera desigual. Respecto a la policía se apunta su ineficiencia, se piensa que no sirve de nada acudir a ella porque no va a abrir una investigación y, por otro lado, se teme su arbitrariedad, la violencia y la corrupción", añade Vilhena. El 81% piensa que es fácil desobedecer las leyes del país.

martes, 11 de noviembre de 2014




México bárbaro

La espantosa masacre de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa ha provocado una indignación social sin precedente desde 1968. Es una reacción justificada y natural. Dada la historia remota y reciente de Guerrero, la tragedia tenía fatalmente que ocurrir, lo extraño es que no ocurriera antes y que las diversas instancias de gobierno no la previeran y evitaran. No todo México es Guerrero, pero así lo parece ahora.
Guerrero es un Estado rico en playas y recursos naturales (es nuestro primer productor de oro), pero padece una honda marginación: el 70% de sus habitantes vive en la pobreza. Su tasa de homicidios, cuatro veces superior a la media nacional, es la más alta del país, y acaso lo ha sido siempre. Guerrero fue ingobernable desde tiempos coloniales, acogió muy tarde la presencia de la Iglesia (su primer obispado es de 1819, casi tres siglos después de la Conquista) y fue teatro destacado de todas nuestras guerras nacionales.
En el Diccionario geográfico, histórico, biográfico y lingüístico del Estado de Guerrero, de Héctor F. López, casi cada página refiere una querella entre montescos y capuletos, resuelta no con espadas sino con machetes. Su historia política ha sido una secuela de despojos, golpes, traiciones, desafueros, desconocimientos, derrocamientos, divisiones dirimidas a balazos y asesinatos. Desde el 27 octubre de 1849, fecha en que Guerrero nació como Estado, hasta el año de 1942 en que López publicó su libro, solamente un gobernador había terminado su período constitucional.
De pronto, en 1960, mientras las celebridades de todo el mundo inauguraban el Festival Internacional de Cine en Acapulco, una terrible noticia: en Chilpancingo, capital del estado, había ocurrido una matanza de campesinos. Para muchos mexicanos, fue el fin de la inocencia: la reaparición del subsuelo violento de México, del México bárbaro.
Aunque el gobernador fue destituido, aquellos hechos impulsaron el activismo de la izquierda, alentado a su vez por el reciente triunfo de la Revolución cubana. El foco de ese espíritu revolucionario fue precisamente la Normal Rural de Ayotzinapa. Fundada en los años veinte, siguió los principios de la educación socialista y siempre mantuvo una filiación marxista. De esa escuela surgió Lucio Cabañas, que con amplio apoyo social declaró —igual que Genaro Vázquez Rojas— la guerra al Estado mexicano.
En toda América Latina, el activismo revolucionario de Cuba enfrentó al Ejército, al extremo de que, para 1970, ocho de los diez países sudamericanos estaban gobernados por dictaduras militares. México era una excepción, por el pacto no escrito establecido con Cuba desde 1959: México fue el único país del orbe americano que se negó a romper relaciones con Cuba, a cambio de lo cual Cuba se abstuvo de apoyar a los revolucionarios mexicanos. Eso explica que, en los años setenta, el presidente Echeverría (1970-1976) abriera las puertas del país a los refugiados que huían del terror militar de Chile y Argentina, mientras desataba el terror (sobre todo en el Estado de Guerrero) para acabar con los focos guerrilleros. En esos años, Guerrero se volvió el estado más militarizado de México. Tras una década de intensa violencia conocida como la “guerra sucia”, y tras la muerte de los líderes guerrilleros, a partir de los ochenta la zona se sumió en una engañosa calma, punteada por nuevos hechos brutales, como la matanza de Aguas Blancas en 1995.
Con el nuevo siglo, un ominoso protagonista incrementó su presencia: el narcotráfico. Guerrero era el Estado ideal: una geografía accidentada (intrincadas e incomunicadas serranías), una ancestral cultura de la violencia, una sociedad resentida por las secuelas de la guerra sucia y tan pobre —en algunos sitios— como las zonas más depauperadas de África. Pero algo más atrajo irresistiblemente al crimen organizado: la corrupción política. En muchos municipios de Guerrero (y del país) los presidentes municipales y sus aparatos policíacos cobijan a los señores del narco, se asocian con ellos o, en algunos casos (como en Iguala), son ellos.
En Guerrero, el Gobierno estatal del PRD, que lleva casi diez años al mando de la entidad, contempló este vínculo de la política con el crimen sin inmutarse (eso en el mejor de los casos). El poder federal fue, cuando menos, omiso e ineficaz. Y el Ejército, que tiene una base importante cerca de Iguala, inexplicablemente dejó que la alianza perversa asentara sus reales.
La alianza prosperó. Hoy Guerrero concentra el 98% de la producción nacional de amapola. El presidente Obama citó recientemente un reporte de la DEA sobre un incremento del 324% en los decomisos de heroína en la frontera, entre 2009 y 2013. Buena parte proviene de Guerrero. No es casual que Iguala haya sido el epicentro de la tragedia: una narcociudad exportadora de droga, gobernada por el crimen.
¿Y los estudiantes? Carecen aún de información sólida, pero el motivo de su horrendo asesinato —digno de los campos de exterminio— parece haber sido este: con sus manifestaciones políticas, sus protestas cívicas y su idealismo revolucionario, estorbaban al negocio y el poder del presidente municipal y su esposa (ya capturados), aliados con el grupo criminal Guerreros Unidos. ¿Por qué matarlos? Por “revoltosos”, declaró uno de los asesinos.
Hace unos años en Monterrey un grupo de sicarios incendió el Casino Royal y provocó 53 muertos. Esa masacre prendió todas las alarmas. La sociedad, los empresarios, los medios colaboraron directamente en la renovación integral de las policías, invirtieron en obras sociales y educativas, fueron exigentes con el Gobierno estatal y, si no lograron acabar con el problema, lo volvieron manejable. Algo similar ha ocurrido en Tijuana y aún en Ciudad Juárez. Por sus niveles de marginación y bajísimo nivel educativo, difícilmente se podrá replicar el modelo en Guerrero.

México requiere un sistema de seguridad y de justicia que proteja lo más preciado, la vida humana. La incesante marea del crimen no solo debe detenerse, debe replegarse por la acción legítima de la ley. Cada día que pasa, el ciudadano —decepcionado de todos los partidos, los políticos y la política— se hunde más en el desánimo y la desesperación. Por eso, el Gobierno está obligado a tomar todas las medidas posibles para refutar a quienes —de manera injusta— acusan a México de ser un narcoestado. De la solución de fondo a esta alarmante debilidad del Estado de derecho depende —sin exagerar— la viabilidad de la democracia mexicana.

lunes, 10 de noviembre de 2014



La tormenta perfecta que originó el sida
La reciente epidemia de ébola ha vuelto a traer a primer plano a los virus emergentes, agentes secretos llegados de otras especies para hacer un destrozo en la nuestra, aprovechándose de la virginidad del sistema inmune humano contra ellas. El sida, que ya ha infectado a 75 millones de personas, también fue un virus emergente procedente de los chimpancés en los años 20, lo que revela la importancia capital de comprender esos saltos entre especies y los factores que subyacen a su contagio entre los seres humanos. Y eso es exactamente lo que acaba de hacer un equipo dirigido por virólogos de Oxford y Lovania que incluye a científicos españoles.
El detalle histórico que alcanzan las nuevas técnicas matemáticas para reconstruir el pasado a partir de secuencias de ADN es asombroso. Los investigadores han logrado determinar que la pandemia surgió en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, alrededor de 1920, y que su propagación fue el producto de una “tormenta perfecta”, en su propia expresión. El crecimiento de Kinshasa y las demás ciudades congoleñas en esa época, la gran extensión de la red de ferrocarriles bajo la dominación colonial belga, el tráfico de trabajadoras sexuales y –ya en los años 60— la independencia del país se confabularon para propagar primero por África y después por todo el mundo una de las peores pandemias de la historia.

Los primeros casos de sida que registró la medicina se dieron en Estados Unidos en 1981, y dos años después se descubrió su agente causal, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Pero pronto resultó obvio que la enfermedad llevaba mucho tiempo en África, y no exactamente en un estado latente, pues el virus estaba bien establecido en las poblaciones heterosexuales de África central y oriental. Esa historia profunda de la epidemia, simplemente, había permanecido oculta para la ciencia y sepultada bajo estratos de miseria en la zona más olvidada del planeta.
El estudio, ha reconstruido la historia del HIV –en concreto de la cepa M, que es el subtipo que se propagó por toda África y el resto del mundo— con las sofisticadas técnicas matemáticas de la evolución molecular, basadas en la comparación de secuencias de ADN (o ARN, la molécula hermana que utiliza este virus para almacenar información genética). El principio es simple —los virus con secuencias parecidas tienen un origen común reciente, y cuanto menos parecidas más remoto es su parentesco—, pero han alcanzado en los últimos años una gran complejidad matemática. Los métodos estadísticos de este trabajo han sido desarrollados por los propios autores.
El salto del VIH de los primates a los humanos no es un fenómeno tan raro: ha ocurrido al menos 13 veces, que sepan los científicos. Solo uno de esos saltos, sin embargo, ha sido el responsable de la pandemia global, y ese es el virus que el nuevo trabajo ha podido trazar hasta Kinshasa alrededor de 1920. En las décadas siguientes a esa fecha ocurrió la tormenta perfecta.
La dispersión original del VIH ocurrió sobre todo desde Kinshasa hacia otros centros de población. Hacia 1937 se produjeron los primeros contagios en la ciudad vecina de Brazzaville (o más exactamente, los primeros en los que el virus responsable sobrevivió hasta que alguien tomó una muestra en tiempos recientes: esta es la limitación de la evolución molecular). También a finales de los años 30 había llegado a las localidades sureñas de Lubumbashi y Mbuji-Mayi, lo que concuerda con los datos históricos de transporte y con los movimientos de emigrantes desde Kinshasa hacia las otras ciudades. La dispersión siguió a Bwamanda (1946) y Kisangani (1953).
La principal ruta de transmisión fue el ferrocarril, con solo el 5% de los movimientos a través de la red fluvial. Los trenes del antiguo Congo Belga (después Zaire y aún después República Democrática del Congo) movían 300.000 pasajeros al año en 1922, y cerca de un millón en 1948. Las ciudades conectadas con Kinshasa por ferrocarril actuaron después como focos secundarios, desde donde el virus se propagó a los países vecinos.

“Consideramos probable que los cambios sociales asociados a la independencia, en 1960, causaran que el virus se escapara de los pequeños grupos de gente que había infectado típicamente hasta entonces, y pasara a propagarse por la población general africana, y finalmente por todo el planeta”, dice el primer autor del trabajo, Nuno Faria, del departamento de Zoología de la Universidad de Oxford.