martes, 31 de enero de 2017

¿Qué países ganan más dinero con la venta del petróleo?

El petróleo es una de las principales fuentes de ingresos para los grandes exportadores de esta materia prima. Según datos del Banco Mundial, en 2013 el petróleo representó el 16% del valor de todas las mercancías exportadas en el mundo. Aunque este porcentaje ha caído hasta el 12,2% en 2015 por el desplome del precio del oro negro, muchos países siguen obteniendo cuantiosas cantidades comerciando con esta materia prima.
Como no podía ser de otra forma, Arabia Saudí ocupa el primer lugar de los países que más dinero ingresan del exterior con la venta de petróleo. Las exportaciones de crudo en 2015 supusieron más de 133.000 millones de dólares para Arabia Saudí, según World's Top Exporters. Esta cantidad supone alrededor del 20% del PIB del país. Además, las exportaciones de crudo suponen más del 70% de todas las exportaciones de Riad. 
En segundo lugar aparece Rusia con unos ingresos de 86.200 millones de dólares, algo menos del 8% del PIB de Rusia. Las exportaciones de crudo supusieron cerca del 40% de todas las exportaciones del país en 2015. 
En tercera posición en términos absolutos aparece Irak con unas exportaciones por valor de 52.200 millones de dólares, lo que supone cerca del 30% del PIB del país y más del 90% de las exportaciones. 
En cuarto lugar está Emiratos Árabes Unidos con 51.200 millones de dólares en exportaciones de crudo, muy seguido de Canadá con 50.200 millones, aunque para este país las exportaciones de crudo sólo suponen el 15% de todas sus exportaciones y equivale en torno al 4% del PIB. 
Los otros cinco puestos del ranking los ocupan Nigeria (38.000 millones de dólares), Kuwait (34.100 millones de dólares y el 30% de su PIB), Angola (31.600 millones de dólares), Venezuela (27.800 millones de dólares) y Kazajistán (26.200 millones de dólares).

jueves, 26 de enero de 2017

Catorce ‘apps’ que pueden ayudar a tratar la ansiedad y la depresión

Un estudio muestra que los usuarios de estas aplicaciones gratuitas mostraron reducciones importantes de los síntomas de ambas patologías

Un equipo de científicos ha desarrollado un conjunto de 14 aplicaciones para ayudar a personas que sufren ansiedad y depresión. Para comprobar la utilidad de estas apps, los científicos también han elaborado un estudio con un centenar de participantes y los resultados, publicados en la revista Journal of Medical Internet Research, indican una reducción significativa de los síntomas de ansiedad y depresión en los participantes. El éxito de las aplicaciones, según los investigadores, se debe a que son muy fáciles de usar y están pensadas para utilizarse con frecuencia pero en periodos de tiempo cortos. Todas las aplicaciones están disponibles en inglés en la Play Store de Android de forma gratuita. El equipo está trabajando en el próximo lanzamiento de las aplicaciones para el sistema operativo iOS previsto para el mes que viene, mientras recauda fondos para ofrecerlas en otros idiomas, como el español.

IntelliCare es un conjunto de 14 aplicaciones en total. La llamada Hub actúa como la matriz desde la que se puede interactuar con el resto de apps, gestionar las notificaciones y descargar otras aplicaciones recomendadas mediante un algoritmo desarrollado por los científicos. En un principio estas recomendaciones se hacían de forma aleatoria, pero ahora los investigadores están trabajando para que el sistema aprenda del usuario para hacer el servicio más personalizado en función de sus necesidades. No es necesario descargar las 14 aplicaciones y se pueden usar de forma independiente.
Cada app ofrece distintos ejercicios desarrollados por médicos y psiquiatras para eliminar el estrés, reducir la preocupación o eliminar la autocrítica, como Worry Knot o Day to Day. Otras aplicaciones ofrecen métodos para ayudar a fomentar prácticas positivas o estrategias para dormir bien durante toda la noche, como My Mantra o Slumber Time. “Todas las apps han sido diseñadas por un desarrollador tecnológico y un científico de la conducta. Además, tras su lanzamiento hemos tenido en cuenta los comentarios de los usuarios para mejorar algunos aspectos”, explica David Mohr, autor principal del estudio y director del Centro de Tecnologías de Intervención Conductual (CBITs) de la Universidad del Noroeste, en EE UU. Los investigadores esperan poder recabar información del usuario de forma confidencial y mediante autorización para poder diseñar nuevas estrategias y aplicaciones para tratar la depresión y la ansiedad.
El objetivo de los científicos es que las aplicaciones apoyen a los millones de personas que sufren estas patologías, pero que no pueden recibir el tratamiento adecuado por diferentes motivos. Las apps están disponibles en la tienda digital de Android desde 2014, pero el estudio para comprobar la utilidad de estas aplicaciones se ha hecho a lo largo de 2016. En el estudio se inscribieron 99 participantes iniciales y 90 completaron todas las evaluaciones a lo largo de las ocho semanas que duró el ensayo. En ese periodo, los participantes contaron con la ayuda de un entrenador que les hizo un seguimiento mediante llamadas de teléfono y mensajes de texto. El entrenador debía tener al menos una licenciatura en psicología o formación similar y recibió a su vez un entrenamiento previo.

“Lo que más me llamó la atención es que la gente usó mucho las apps. En el ensayo, los participantes abrieron las aplicaciones un promedio de 195 veces en las ocho semanas, unas tres o cuatro veces por día”, señala Mohr. El investigador explica que este patrón de uso se mantuvo durante todas las semanas que duró el estudio, algo que es muy inusual en las interacciones digitales. “Lo normal es que haya un fuerte compromiso con las aplicaciones en la primera semana o incluso en la segunda, pero luego se abandonan”, cuenta Mohr. Además, un tercio de los participantes siguió usando las apps después del ensayo. “Creo que estos resultados se deben a que las aplicaciones son muy fáciles de usar. La mayoría llevan menos de un minuto de tiempo, excepto las que contienen algún vídeo, que se pueden extender a los cinco minutos de uso. En cualquier caso, se pueden incorporar muy fácilmente a la rutina de las personas”, explica Mohr.
Ahora, el equipo está llevando a cabo un estudio más amplio, con 300 participantes, y con un seguimiento posterior al ensayo del que esperan tener los resultados a finales de 2017. “El objetivo ahora es comprobar si la mejoría de la ansiedad y depresión realmente se deben al uso de las aplicaciones y no a otros factores, y si esta mejoría permanece en el tiempo”, cuenta Mohr. Los investigadores también están trabajando en la forma de integrar el uso de las aplicaciones con la atención médica primaria para que haya comunicación con los centros de atención


lunes, 23 de enero de 2017



Cuando el futuro presidente se convirtió en un héroe


La noche del 2 de agosto de 1943 zarparon de su base en la pequeña isla de Rendova, en las Salomón, 15 lanchas torpederas, con la misión de atacar al convoy «Tokio Express», que pasaría por el sur de la isla en su camino de aprovisionamiento entre la base naval japonesa de Rabaul y la de Vila, según las comunicaciones interceptadas el día anterior por el servicio de inteligencia de la Marina. El teniente John F. Kennedy era el comandante de una de las lanchas, la PT-109, en la que servían otros doce tripulantes. Su embarcación no disponía de radar, por lo que redujeron la velocidad para que el menor ruido de los motores les permitiera localizar algún buque del «Tokio Express». Hacia las 2,30 h de la madrugada, uno de los vigías de la PT-109 advirtió sobre un buque que salía de las sombras, pero su velocidad impidió esquivarlo. El impacto partió en dos la pequeña lancha. Dos de los tripulantes fallecieron por la explosión que destruyó la mitad de la embarcación, pero los otros once sobrevivieron de manera milagrosa. El buque japonés ni se detuvo, posiblemente intuyendo que no sobrevivirían en aquellas aguas de haberlo hecho a la explosión.
Ante la posibilidad de encontrarse con otro buque japonés, los once tripulantes, comandados por el que sería el futuro presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, abandonaron los restos de la embarcación y se dirigieron a nado hacía la isla de Plum Pudding, a 5 kilómetros de distancia. Kennedy, que había pertenecido al equipo de natación de Harvard, agarró el arnés del marinero Patrick Mahon, que se encontraba herido, y le ayudó a llegar su destino. La isla no disponía de agua potable ni de víveres de ningún tipo, por lo que Kennedy decidió nadar otros 5 kilómetros en busca de alguna embarcación, pero fue en vano.
El 4 de agosto los supervivientes nadaron otros 2 km, hasta Olasana. Desde ahí Kennedy y el marinero George Ross partieron hasta Naru, a menos de un kilómetro, donde encontraron una caja de madera con algunos caramelos y un depósito de agua de lluvia. Esa misma tarde llegaron a la isla dos nativos de las Islas Salomón, que trabajaban para la Armada australiana. Kennedy grabó un mensaje en un coco que llegó hasta las manos del teniente Arthur Reginald Evans, quien envío una canoa para recoger a Kennedy, quien consiguió ser trasladado hasta Rendova, dónde embarcó en una lancha torpedera para recoger a su tripulación. Tras el rescate tuvo que ser hospitalizado para tratar su lesión de espalda, agravada enormemente durante estos días de tremendo esfuerzo, y que acarrearía a lo largo de toda su vida.
Kennedy fue condecorado con la Medalla de la Armada y del Cuerpo de Marines, lo que le convirtió oficialmente en «héroe de guerra», lo que le ayudaría en su carrera política, a pesar de que él siempre declaró que la hazaña «fue involuntaria, ellos hundieron mi lancha». El coco sobre el que escribió su mensaje lo conservó siempre Kennedy, y le acompaño en su escritorio de la Casa Blanca. En la actualidad se exhibe en una urna de cristal de la Biblioteca John F. Kennedy

miércoles, 18 de enero de 2017

Cómo hablar en público según Obama
Barack Obama es uno de los grandes oradores de la historia y todos podemos aplicar cuatro de sus claves para que nuestras presentaciones en público sean más inspiradoras y efectivas.


La capacidad de hablar en público se puede mejorar si se sabe cómo y para ello, se sugieren algunas de las claves que ha utilizado el presidente Obama, uno de los grandes oradores de los últimos tiempos.

1. Habla en clave de nosotros (no solo yo, yo y solo yo)
Cuando presentas tienes dos opciones: decir a la audiencia que ellos pueden conseguirlo o bien, que tú vas a conseguirlo por ellos. Son dos estrategias diferentes y dos invitaciones distintas. En el primer caso, la audiencia toma un papel protagonista para movilizarse y para trabajar en equipo. En la segunda, tú quedas como salvador y el resto, espera. Obama optó por la primera y muy probablemente, en la mayor parte de las ocasiones, sea tu mejor estrategia: hacer sentir que quien te escucha puede cambiar, que está en sus manos. “Yes, we can” (“sí, nosotros podemos”) fue el mensaje que le hizo famoso y que ha sido de inspiración para más de uno. Y en su discurso de despedida trasladó la misma idea: “Les pido que crean, no en mi capacidad de hacer cambios, sino en su propia capacidad”.
Por tanto, si quieres movilizar a las personas para un fin y para que trabajen en equipo, habla en términos de nosotros. Si te pones tú de ejemplo, podrán admirarte, podrán votarte (si aspiras a presidente de algo), pero ten por seguro, que también esperarán que seas tú quien le saques del problema… y la parte de las dificultades son más fáciles si se trabaja en equipo.

2. Convence con la razón y con la emoción
Una buena presentación en público requiere de una buena presentación. Y las buenas preparaciones son aquellas que llegan al mayor número de personas posibles tanto a los analíticos como a los emocionales, como hemos hablado en otras ocasiones. Si solo das datos, datos… podrás llegar solo a los primeros y si lo que dices tiene sobre todo mucha carga emocional, los analíticos se mostrarán escépticos. Por ello, combina análisis y emoción sin renunciar a ninguna de las dos. Un ejemplo de Obama fue su discurso en Newtown (Connecticut) después de que un tirador asesinara a 20 niños en un colegio. Expresó con dureza su rechazo a las armas y al mismo tiempo, se conmovió en público.

3. Sorprende positivamente
Es poco habitual que un equipo esté entusiasmado a la hora de escuchar a alguien. Normalmente, quien habla tiene que ganarse al público, aunque sea a los compañeros que asisten por rutina a una reunión. Una manera de ganarte su atención es cuando les sorprendes positivamente, con una broma o con un guiño a su trabajo. Así hizo Obama cuando en su primer discurso en Cuba habló en español y mencionó a un poeta cubano; o cuando terminó su discurso en la iglesia histórica de Charleston (Carolina del Sur) con una canción que unió a todos los oyentes.

4. Convence con lo que eres, no solo con lo que dices
Y no olvides algo. Como demostró Albert Mehrabian, profesor de UCLA, en una charla solo recordamos el 7 por ciento de las palabras, mientras que el resto son emociones o lenguaje no verbal de quien habló. Por ello, para hacer una buena presentación es fundamental trabajar también los miedos personales. Los discursos de Obama no son solo palabras, sino su elegancia, su templanza a la hora de hablar y la confianza que genera. Y todo ello, puedes trabajarlo revisando hasta qué punto te sientes seguro con lo que estás diciendo, entrenando el texto de lo que vas a decir y revisando los puntos que no acabas de tener claro. Con un trabajo personal previo harás una presentación con mayor confianza en ti mismo y más impacto positivo en quien te  escucha.


Un oficio tabú: trabajadores sexuales para discapacitadas

Dimitri Zorzos, un griego de 37 años que se encarga de brindar servicios sexuales a personas con discapacidad, llama la atención sobre este trabajo en el mundo.

Dimitri Zorzos se presenta como Dyon Baco cuando ejerce su oficio como asistente sexual de mujeres en condición de discapacidad. Desde 2011 comenzó a involucrarse en este trabajo. Aparentemente es el único hombre en España que se dedica a esta labor. No tiene prejuicios ni tapujos al hablar del tema, solo el deseo de “luchar por esta causa” y normalizar la figura de los asistentes sexuales en Europa.

Su historia, narrada en un reportaje publicado por el periódico El Mundo, ha puesto la atención en un tema tabú dentro de la sociedad y los mismos sistemas de salud: el manejo de la sexualidad de personas en condición de discapacidad.

Dimitri nació en Atenas, pero decidió viajar a España para darle un vuelco a su vida. Antes, solía acompañar a sus padres en el negocio familiar: una imprenta. Pero cuando conoció la historia de una joven francesa que se dedicó al trabajo sexual con discapacitados para pagar sus estudios, comenzó a plantearse un nuevo destino. Dimitri tenía 15 años en ese entonces y el reportaje de la francesa se quedó dando vueltas en su cabeza.

Tiempo después de llegar a España tomó la decisión de unirse al equipo de Sex Asistent, un grupo de mujeres que fundaron la organización que ofrece asistencia sexual a discapacitados en España.La organización, liderada por Montse Neira, una mujer que comenzó trabajando en una casa de citas para luego especializarse en clientes con distintos tipos de discapacidad, es una de las pioneras de este oficio en Europa y el mundo. "Tenía compañeras que se negaban. Les daba asco porque tenían otro aspecto, otras limitaciones. Yo desde el principio tuve relaciones con este tipo de clientes y seguiré teniéndolas”, dijo Neira en una famosa entrevista publicada en España. Según ella, la causa de que esta práctica no se vuelva común es que muchas familias no entienden que sus hijos tienen estas necesidades y “tratan el tema de la sexualidad, la masturbación y los juegos sexuales desde un punto de vista negativo, como si fuera malo descubrirse a sí mismo o tener curiosidad por saber lo que se siente”.

Junto con Neira, quien también ha liderado la defensa de los derechos sexuales de personas en condición de discapacidad, está Silvina Peirano, una argentina que en 2003 dejó su país luego de la crisis financiera, para radicarse en España. Actualmente es orientadora sexual en discapacidad y fundadora de Sex Asistent.

Para el griego, ingresar a este mundo de trabajadores sexuales, siendo hombre, fue un gran reto. Dimitri relató que “había varias chicas, pero fui el primer hombre de ese grupo, después llegaron otros que se unían y lo dejaban. No es nada sencillo”. “Tenemos fases –contó a los periodistas–, hay un café de expectativas. Donde conversamos, nos conocemos, marcamos los límites. Es el momento en que se decide si, por ejemplo, desea una penetración. Así, el día del encuentro lo tenemos pactado. Conversamos y dejamos claro que esto no es para enamorarse. Esto se hace muy detenidamente. Buscamos que tenga la misma seriedad que con un psicólogo o con un fisioterapeuta. La idea es que podemos tratar su sexualidad. Lo que en la práctica les da la libertad. Ellas, la mayoría de las veces, sólo quieren que las traten como adultos”.

Por cada servicio recibe en promedio unos 75 euros, pero por cierto tipo de experiencias más extensas pueden alcanzar los 200. Una de sus clientes incluso le pagó con un poema.
Espera poder ayudar a todas las mujeres que lleguen a necesitar de sus servicios, pues en España el 60 % de la población con discapacidad son mujeres. Según el Observatorio Estatal de la Discapacidad, se estima que son casi cuatro millones, aunque es “imposible saber cuántas pueden necesitar asistencia sexual”, afirmó una fuente del Observatorio.

A pesar de que el caso de Dimitri y Sex Asistent dan luces sobre la regulación del trabajo sexual a personas discapacitadas, todavía es un tema desconocido y, en ocasiones, rechazado. Por ejemplo, en Europa, países como Suiza, Alemania, Holanda y Bélgica consideran la asistencia sexual como un servicio del sistema sanitario, pero solo Suiza lo tiene regulado de forma oficial. Inclusive, está subvencionado. Sin embargo, en los demás países del continente el debate todavía es incipiente.
En España, la única referencia que existe sobre este tema se encuentra en el código éticoelaborado por Sex Asistent y la Asociación Nacional de Salud Sexual y Discapacidad, donde se expone la necesidad de un cambio de enfoque en el trato a personas en condición de discapacidad: de un modelo asistencial a uno que las reconozca como sujetos de derechos y no como objetos de tratamiento y protección social.

martes, 17 de enero de 2017

Trump contra Europa
El próximo presidente estadounidense tensa las relaciones transatlánicas

No hay día que pase en el que no se añadan señales de que el mandato de Donald Trump va a someter las relaciones transatlánticas a una dura prueba. A las andanadas contra México y China, países a los que ha señalado como enemigos comerciales y amenazado con aranceles punitivos, el próximo presidente ha sumado ahora un duro ataque contra la Unión Europea y la OTAN.

A la primera la acusa de ser un proyecto fallido del que todos sus miembros deberían, en la estela de Reino Unido, querer marcharse. Y a la segunda la desprecia como una organización “obsoleta” cuyo tiempo ha pasado. Sostiene Trump que la Unión Europea nació con el objetivo de competir comercialmente con EE UU y promete que nada más tomar posesión ofrecerá a Reino Unido un acuerdo comercial preferencial. En ambos casos muestra un preocupante y peligroso desconocimiento tanto de la realidad europea como sobre los beneficios que para ambas partes ha tenido y tiene el compartir un espacio transatlántico abierto, seguro, libre y próspero.

Pero no solo preocupa la ignorancia de Trump —por mucho que quiera ayudar a la primera ministra británica, Theresa May, en su deseo de proceder a una rápida salida de la UE, Reino Unido no podrá firmar acuerdos comerciales con EE UU hasta que no complete su acuerdo de retirada, algo que podría demorarse hasta dos años—, sino que responsabilice a la UE, y a Alemania en particular, de haber provocado el Brexit inundando Reino Unido de refugiados sirios. Es una afirmación rigurosamente falsa. Londres decidió desde el principio de la crisis siria quedar al margen de la solidaridad y los principios europeos en esta materia.
De las invectivas a Angela Merkel por su política de asilo y refugio y la amenaza de imponer aranceles del 30%-35% al fabricante de automóviles alemán BMW si decide continuar con sus inversiones en la localidad mexicana de San Luis Potosí (donde Trump ya ha logrado que Ford retire una inversión de 1.600 millones de dólares), se desprende —junto con las loas a Vladímir Putin y la petición de levantamiento de sanciones a Rusia— un futuro muy poco halagüeño para Europa. Si a ello añadimos el anuncio de Trump de que inmediatamente después de su toma de posesión planea endurecer las condiciones de entrada en EE UU de los ciudadanos europeos, nos encontramos con una agenda transatlántica que muy pronto se llenará de fricciones y desavenencias.

Obama supo entender que una Europa unida servía mejor al interés de EE UU que una Europa dividida. Por eso pidió a los británicos que se quedaran en la UE y lucharan para perfeccionarla. Ahora tendremos en Washington un presidente que simpatiza con los eurófobos, alienta la división europea y alimenta la tensión transatlántica. Europa no puede seguir ignorando la evidencia, ni esperando que todo quede en nada. Debe expresar en voz alta su preocupación por la concepción del continente y el rumbo de las relaciones transatlánticas que dibuja Trump y hacer llegar a su Administración un mensaje nítido y rotundo sobre su determinación de actuar unida en defensa de los intereses de los europeos.