jueves, 1 de septiembre de 2022

 

La siniestra historia real detrás de Unterweger, el asesino en serie al que John Malkovich da vida en Madrid

Asesinó a una prostituta en 1974 y fue condenado a cadena perpetua, pero fue liberado por la presión de los intelectuales austriacos, que lo consideraban un buen escritor arrepentido… y acabó matando a diez mujeres más


Por: ISRAEL VIANA

 

La primera vez que ABC informó sobre él fue en 1992. El titular decía: 'Buscan a un conocido escritor austríaco como presunto asesino de ocho mujeres'. Hasta ese momento, Jack Unterweger había sido considerado «un ejemplo de reinserción social», puesto que, durante los quince años que pasó en prisión por estrangular a una prostituta en 1974, se dedicó a escribir novelas, poemas, obras de teatro y hasta libros infantiles. Su éxito fue tan grande que los intelectuales de su país lo convirtieron en un emblema nacional de la rehabilitación e impulsaron una campaña para promover su liberación.

El Gobierno accedió a indultarlo, finalmente, en 1990, pero lejos de integrarse en la sociedad y dedicarse a la literatura como el rehabilitado autor superventas en el que se había convertido, se dedicó a ocultar nuevos y atroces crímenes. «Desde su puesta en libertad hace dos años, podría haber matado a ocho mujeres más, siete de ellas prostitutas. El sospechoso asegura, además, que no se entregará, porque no soportaría la prisión de nuevo», contaba este diario. Y detallaba a continuación: «Mediante una llamada telefónica, Unterweger ha propuesto a sus perseguidores que se pongan en contacto con su abogado para que actúe como intermediario y, así, contestar a las preguntas que la Policía desee plantearle».

Ahora, este asesino en serie vuelve a estar de actualidad, después de que John Malkovich haya aterrizado en Madrid, acompañado por dos sopranos y una orquesta, para representar en España un inquietante espectáculo lírico-teatral inspirado en el caso real de Unterweger: 'The Infernal Comedy' ('La comedia infernal'). El espectáculo –basado en un lectura pública de la supuesta autobiografía del asesino– se estrenó en el patio central del Centro Cultural Conde Duque, dentro del festival Veranos de la Villa.

 

Aquella noticia de 1992 conmocionó a Austria y a toda Europa, porque su caso representaba un ejemplo de que había una segunda oportunidad para todo el mundo: «Unterweger publicó desde la cárcel su primera obra, la autobiográfica 'El purgatorio'. Luego escribió diversas piezas de teatro en las que la prisión servía como fondo a la trama y, en su última obra, 'Grito de miedo', trata el tema del sida. Su primer libro fue llevado al cine, con guión del propio autor, y contó con subvenciones oficiales del Ayuntamiento de Viena y de un banco, así como con la colaboración de la televisión estatal. En su momento, Unterweger se quejó del poco dinero que le reportó la película, en la que se relataba la triste vida del autor en prisión, a pesar de que su labor literaria desde la cárcel le proporcionó ingresos por más de 135.000 dólares», explicaba ABC.

Una infancia brutal

Unterweger nació en el seno de una familia pobre de la localidad austriaca de Judenburg, en 1950, donde su infancia pronto se convirtió en un infierno. La madre de era una prostituta que siempre tuvo problemas con la ley y que lo abandonó cuando era muy pequeño. Lo dejó con su padre, que era alcohólico y abusaba de él. Por si fuera poco, su abuelo, quien realmente lo crió, acostumbraba a golpearle y a llevar prostitutas a casa, obligando al pequeño Jack a emborracharse con ellas. Analfabeto y sin educación, nuestro protagonista se lanzó finalmente a la delincuencia y, durante un tiempo, fue proxeneta.

En 1974, cuando tenía 24 años, cometió su primer asesinato. Su víctima fue una alemana de 18 años llamada Margaret Schäfer a la que agredió sexualmente y, después, golpeó con una barra de acero hasta dejarla inconsciente. Una vez en el suelo, la estranguló con su propio sostén y la arrojó al bosque para que su cadáver pudriera. Tras un año de investigaciones, la Policía lo arrestó y, tras un juicio no tan mediático como el segundo, pues todavía no era una persona popular, fue condenado a cadena perpetua.

Cuenta que en el juicio lloró mucho, que juró que lo sentía y que rogó para que le dieran una segunda oportunidad. Para hacerse merecedor de ella, Unterweger aprovechó su estancia en la cárcel para aprender a leer y escribir. Pronto llegaron sus primeros libros y poemarios, con una destreza tan apabullante que acabó convirtiéndose en un autor de culto. El asesino se preocupó en cultivar su imagen de escritor arrepentido y preparado para vivir en libertad con el resto de ciudadanos. Pero el 'boom' definitivo llegó en 1983, cuando publicó una extensa autobiografía en la que contaba con todo detalle su horrible infancia.

Éxito de ventas

El libro se convirtió en un rotundo éxito en ventas y la comunidad literaria de Austria hizo de la libertad del criminal su cruzada. ¿Cómo alguien que escribía tan bien, que tenía semejante sensibilidad y que se mostraba tan arrepentido podía continuar entre rejas? La presión mediática fue tan grande que el 23 de mayo de 1990 fue liberado. No se tuvieron en cuenta los informes psiquiátricos que hacían hincapié en que volvería a recaer. Los intelectuales del momento, políticos, policías y el pueblo querían ver en él a un hombre que había aprendido de sus errores y que era víctima de una infancia difícil.

No le había resultado muy difícil engatusar al país y conseguir ser visto como una persona carismática con gran sensibilidad escritora. A los ojos de la sociedad austriaca, pasó de un delincuente de poca monta sin una moneda en el bolsillo, a ser una figura mediática de gran importancia. Una vez en la calle, el nuevo Jack comenzó a aparecer en todos los debates televisivos y escribir en los periódicos más influyentes. Era entrevistado para que opinara sobre la rehabilitación de los presos. Sus obras de teatro fueron representadas y el asesino siempre acudía a los estrenos como invitado de honor. Frecuentaba fiestas y se rodeaba de otras celebridades. Su sello era un traje blanco y una flor roja en la solapa, que le convirtieron en un imán para las mujeres adineradas y de buena familia.

Sin embargo, tal y como advirtió el escritor y agente del FBI Gregg McCrary: «Cuando se educa a un psicópata, lo único que se consigue es un psicópata educado». Y así fue, porque Unterweger no tardó en volver a las andadas, esta vez con mucha más saña, mientras seguía engañado a la élite del país. La primera víctima de esta segunda etapa siniestra fue hallada desnuda en septiembre de 1990. Solo portaba un anillo de bodas y los calcetines. Prácticamente igual que la adolescente de 1974, había sido golpeada con brutalidad, agredida sexualmente, estrangulada con sus medias, abandonada en el bosque y cubierta de hojas.

 

El 'modus operandi'

Pronto se encontró otra víctima, y luego otra… y otra. Todas eran prostitutas. Antes de que acabara el año había matado a seis, siguiendo siempre el mismo procedimiento. Pero lo curioso es que, mientras sumaba homicidios a su currículo, publicaba artículos sobre crímenes reales para una revista. En junio de 1991, de hecho, voló a Los Ángeles para escribir uno sobre las diferencias en el trato de las prostitutas de Estados Unidos y de Austria, y aprovechó el viaje para matar a tres de ellas llamadas Sherri Ann LongShannon Exley e Irene Rodríguez.

Obsesionado con el tema, fue un detective retirado que decidió investigar por su cuenta quien puso a la Policía sobre la pista de Unterweger. Había averiguado que dos de las tres asesinadas habían sido vistas con él. Resulta que la Policía austriaca también estaba haciendo sus pesquisas y siguiendo al 'bueno' de Jack, mientras él se encontraba en Estados Unidos. «Comenzaron a sospechar de él hace algunas semanas, cuando requirió al escritor para que justificara una coartada que le sirviera para rechazar la acusación de asesinato a una prostituta el 7 de marzo de 1991. Declaró que aquel día lo pasó con su novia, pero la Policía descubrió que el escritor participó en la tarde del crimen en un seminario que concluyó a las 21.30, por lo que le dio tiempo a cometer el asesinato», contaba ABC.

Más tarde, en el registro de su domicilio hallaron una bufanda roja que combinaba perfectamente con las fibras encontradas en una de las víctimas. Todo estaba claro, pero a principios de 1992, cuando regresó a Austria, un amigo informó a Unterweger de que estaba siendo buscado por varios asesinatos. Este, sin dudarlo, se fugó con su amante de 18 años a Canadá, pero cometió el error de entrar después clandestinamente a Estados Unidos. Allí fue detenido poco después de la noticia de este diario y extraditado a Austria, donde sería juzgado por sus 11 asesinatos conocidos: uno en la República Checa, tres en Estados Unidos y siete en Austria.

Suicidio

'Empieza en Viena el juicio contra el escritor asesino de prostitutas', podía leerse en ABC el 21 de abril de 1994. Unterweger fue declarado culpable, condenado a una nueva cadena perpetua y enviado de vuelta a prisión, pero rápidamente cumplió su promesa de no volver a vivir entre rejas. El 29 de junio de 1994, seis horas después de escuchar el veredicto y solo cuatro años después de haber sido liberado, se ahorcó con el cordón de sus pantalones. 'El poeta de la cárcel austríaco acabó colgándose tras ser condenado a perpetuidad', anunciaba el titular.

En la noticia podía leerse: «Casi al mismo tiempo que un guardián de la prisión encontraba el cuerpo sin vida, un diario vienés salía a la calle proclamando una gran duda: '¿Y si resulta que no fue él?'. La historia causa, cuando menos, escalofríos ya que el proceso y la condena de Unterweger están rodeados de incógnitas».

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario