La siniestra
historia real detrás de Unterweger, el asesino en serie al que John Malkovich
da vida en Madrid
Asesinó
a una prostituta en 1974 y fue condenado a cadena perpetua, pero fue liberado
por la presión de los intelectuales austriacos, que lo consideraban un buen
escritor arrepentido… y acabó matando a diez mujeres más
Por: ISRAEL VIANA
La primera vez que ABC informó sobre
él fue en 1992. El titular decía: 'Buscan a un
conocido escritor austríaco como presunto asesino de ocho mujeres'.
Hasta ese momento, Jack Unterweger había
sido considerado «un ejemplo de reinserción social», puesto que, durante los
quince años que pasó en prisión por estrangular a una prostituta en 1974, se
dedicó a escribir novelas, poemas, obras de teatro y hasta libros infantiles.
Su éxito fue tan grande que los intelectuales de su país lo convirtieron en un
emblema nacional de la rehabilitación e impulsaron una campaña para promover su
liberación.
El Gobierno accedió a indultarlo, finalmente, en 1990,
pero lejos de integrarse en la sociedad y dedicarse a la literatura como el
rehabilitado autor superventas en el que se había convertido, se dedicó a
ocultar nuevos y atroces crímenes. «Desde su puesta en libertad hace dos años,
podría haber matado a ocho mujeres más, siete de ellas prostitutas. El
sospechoso asegura, además, que no se entregará, porque no soportaría la
prisión de nuevo», contaba este diario. Y detallaba a continuación: «Mediante
una llamada telefónica, Unterweger ha propuesto a sus perseguidores que se
pongan en contacto con su abogado para que actúe como intermediario y, así,
contestar a las preguntas que la Policía desee plantearle».
Ahora, este asesino en serie vuelve a estar de actualidad, después de que John Malkovich haya
aterrizado en Madrid, acompañado por dos sopranos y una orquesta, para
representar en España un inquietante espectáculo lírico-teatral inspirado en el
caso real de Unterweger: 'The Infernal
Comedy' ('La comedia infernal'). El espectáculo –basado en un
lectura pública de la supuesta autobiografía del asesino– se estrenó en el
patio central del Centro Cultural
Conde Duque,
dentro del festival Veranos de la Villa.
Aquella noticia de
1992 conmocionó a Austria y a toda Europa, porque su caso representaba un
ejemplo de que había una segunda oportunidad para todo el mundo: «Unterweger
publicó desde la cárcel su primera obra, la autobiográfica 'El purgatorio'.
Luego escribió diversas piezas de teatro en las que la prisión servía como
fondo a la trama y, en su última obra, 'Grito de miedo', trata el tema del
sida. Su primer libro fue llevado al cine, con guión del propio autor, y contó
con subvenciones oficiales del Ayuntamiento de Viena y de un banco, así como
con la colaboración de la televisión estatal. En su momento, Unterweger se
quejó del poco dinero que le reportó la película, en la que se relataba la
triste vida del autor en prisión, a pesar de que su labor literaria desde la
cárcel le proporcionó ingresos por más de 135.000 dólares», explicaba ABC.
Una
infancia brutal
Unterweger nació en
el seno de una familia pobre de la localidad austriaca de Judenburg, en 1950,
donde su infancia pronto se convirtió en un infierno. La madre de era una
prostituta que siempre tuvo problemas con la ley y que lo abandonó cuando era
muy pequeño. Lo dejó con su padre, que era alcohólico y abusaba de él. Por si
fuera poco, su abuelo, quien realmente lo crió, acostumbraba a golpearle y a
llevar prostitutas a casa, obligando al pequeño Jack a emborracharse con ellas.
Analfabeto y sin educación, nuestro protagonista se lanzó finalmente a la
delincuencia y, durante un tiempo, fue proxeneta.
En 1974, cuando tenía 24 años, cometió su
primer asesinato. Su víctima fue una alemana de 18 años llamada Margaret Schäfer a la que
agredió sexualmente y, después, golpeó con una barra de acero hasta dejarla
inconsciente. Una vez en el suelo, la estranguló con su propio sostén y la
arrojó al bosque para que su cadáver pudriera. Tras un año de investigaciones,
la Policía lo arrestó y, tras un juicio no tan mediático como el segundo, pues
todavía no era una persona popular, fue condenado a cadena perpetua.
Cuenta que en el
juicio lloró mucho, que juró que lo sentía y que rogó para que le dieran una
segunda oportunidad. Para hacerse merecedor de ella, Unterweger aprovechó su
estancia en la cárcel para aprender a leer y escribir. Pronto llegaron sus
primeros libros y poemarios, con una destreza tan apabullante que acabó
convirtiéndose en un autor de culto. El asesino se preocupó en cultivar su
imagen de escritor arrepentido y preparado para vivir en libertad con el resto
de ciudadanos. Pero el 'boom' definitivo llegó en 1983, cuando publicó una
extensa autobiografía en la que contaba con todo detalle su horrible infancia.
Éxito
de ventas
El libro se
convirtió en un rotundo éxito en ventas y la comunidad literaria de Austria
hizo de la libertad del criminal su cruzada. ¿Cómo alguien que escribía tan
bien, que tenía semejante sensibilidad y que se mostraba tan arrepentido podía
continuar entre rejas? La presión mediática fue tan grande que el 23 de mayo de
1990 fue liberado. No se tuvieron en cuenta los informes psiquiátricos que
hacían hincapié en que volvería a recaer. Los intelectuales del momento,
políticos, policías y el pueblo querían ver en él a un hombre que había
aprendido de sus errores y que era víctima de una infancia difícil.
No le había
resultado muy difícil engatusar al país y conseguir ser visto como una persona
carismática con gran sensibilidad escritora. A los ojos de la sociedad
austriaca, pasó de un delincuente de poca monta sin una moneda en el bolsillo,
a ser una figura mediática de gran importancia. Una vez en la calle, el nuevo
Jack comenzó a aparecer en todos los debates televisivos y escribir en los
periódicos más influyentes. Era entrevistado para que opinara sobre la
rehabilitación de los presos. Sus obras de teatro fueron representadas y el
asesino siempre acudía a los estrenos como invitado de honor. Frecuentaba fiestas
y se rodeaba de otras celebridades. Su sello era un traje blanco y una flor
roja en la solapa, que le convirtieron en un imán para las mujeres adineradas y
de buena familia.
Sin embargo, tal y como advirtió el escritor
y agente del FBI Gregg McCrary: «Cuando se educa a
un psicópata, lo único que se consigue es un psicópata educado». Y así fue,
porque Unterweger no tardó en volver a las andadas, esta vez con mucha más
saña, mientras seguía engañado a la élite del país. La primera víctima de esta
segunda etapa siniestra fue hallada desnuda en septiembre de 1990. Solo portaba
un anillo de bodas y los calcetines. Prácticamente igual que la adolescente de
1974, había sido golpeada con brutalidad, agredida sexualmente, estrangulada
con sus medias, abandonada en el bosque y cubierta de hojas.
El 'modus operandi'
Pronto se encontró otra víctima, y luego
otra… y otra. Todas eran prostitutas. Antes de que acabara el año había matado
a seis, siguiendo siempre el mismo procedimiento. Pero lo curioso es que,
mientras sumaba homicidios a su currículo, publicaba artículos sobre crímenes
reales para una revista. En junio de 1991, de hecho, voló a Los Ángeles para
escribir uno sobre las diferencias en el trato de las prostitutas de Estados
Unidos y de Austria, y aprovechó el viaje para matar a tres de ellas llamadas Sherri Ann Long, Shannon Exley e Irene Rodríguez.
Obsesionado con el
tema, fue un detective retirado que decidió investigar por su cuenta quien puso
a la Policía sobre la pista de Unterweger. Había averiguado que dos de las tres
asesinadas habían sido vistas con él. Resulta que la Policía austriaca también
estaba haciendo sus pesquisas y siguiendo al 'bueno' de Jack, mientras él se
encontraba en Estados Unidos. «Comenzaron a sospechar de él hace algunas
semanas, cuando requirió al escritor para que justificara una coartada que le
sirviera para rechazar la acusación de asesinato a una prostituta el 7 de marzo
de 1991. Declaró que aquel día lo pasó con su novia, pero la Policía descubrió
que el escritor participó en la tarde del crimen en un seminario que concluyó a
las 21.30, por lo que le dio tiempo a cometer el asesinato», contaba ABC.
Más tarde, en el
registro de su domicilio hallaron una bufanda roja que combinaba perfectamente
con las fibras encontradas en una de las víctimas. Todo estaba claro, pero a
principios de 1992, cuando regresó a Austria, un amigo informó a Unterweger de
que estaba siendo buscado por varios asesinatos. Este, sin dudarlo, se fugó con
su amante de 18 años a Canadá, pero cometió el error de entrar después
clandestinamente a Estados Unidos. Allí fue detenido poco después de la noticia
de este diario y extraditado a Austria, donde sería juzgado por sus 11
asesinatos conocidos: uno en la República Checa, tres en Estados Unidos y siete
en Austria.
En la noticia podía leerse: «Casi al mismo
tiempo que un guardián de la prisión encontraba el cuerpo sin vida, un diario
vienés salía a la calle proclamando una gran duda: '¿Y si resulta que no fue
él?'. La historia causa, cuando menos, escalofríos ya que el proceso y la
condena de Unterweger están rodeados de incógnitas».
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