El infierno de una patinadora china: «Me
golpeaban hasta dejarme la piel en carne viva»
Jessica Shuran Yu cuenta cómo
su entrenador llegó a golpearla y a insultarla hasta provocarle daños
psicológicos y físicos
Es la última, pero no la primera. Motivada por
el documental «Athlete A» (Netflix), donde se narran los
abusos sufridos por gimnastas estadounidenses durante años, la china Jessica
Shuran Yu ha decidido romper su silencio. Así, a través de sus redes
sociales, Shuran Yu ha reunido el valor para contar el calvario por el que pasó
desde los 11 años.
Detrás de sus éxitos (campeona de los Juegos
del Sudeste Asiático de 2017 y dos veces campeona nacional), hay una historia
en la que el trato vejatorio, la exigencia desmedida y las agresiones físicas
formaron parte del día a día. «Nos llamaban perezosa, estúpida, retrasada,
inútil y gorda», cuenta ahora en The Guardian. Una situación
que incluso se tradujo en maltrato físico, ocasionándole numerosas heridas.
«El maltrato empezó a los 11 años. Mi
entrenador me golpeaba usando las guardas, que son unas fundas de plástico que
cubren las cuchillas. Cuando se enfadaba conmigo, cuando consideraba que
cometía el más mínimo error, me pedía que elevara la mano. A veces me golpeaba
en las piernas y los brazos sin aviso. Podía pasar en medio de un
entrenamiento, delante de todo el mundo, o después, en zonas apartadas donde me
gritaba y golpeaba aún más fuerte. En días especialmente malos, me golpeaba más
de 10 veces seguidas hasta dejarme la piel en carne viva», se puede leer en su
Instagram.
Un infierno diario
Shuran Yu, que compite bajo bandera de Singapur,
de donde es su padre, se entrena en su China natal. Pese a los éxitos logrados
a lo largo de su carrera, la actitud de su entrenador no desapareció, llegando
a confesar Shuran Yu que el peor momento fue hace apenas dos años, antes de la
clasificación para los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang de
2018: «Tenía problemas con los alineamientos de las cuchillas y me rompí
en el vestuario debido al estrés. Mis lágrimas le molestaron. Me dijo que
parara y como no lo hice, me dio una patada en el pie e hizo que se me
bloqueara el talón. Estuve 15 minutos con hielo, pero cuando volví a la pista,
no podía saltar. Estuve dos días de baja, justo antes de los clasificatorios».
Su caso es solo uno más en un mundo en el que
desgraciadamente este tipo de situaciones se conocen cada cierto tiempo. Un
universo de máxima exigencia que ha provocado el descenso a los infiernos de
más de un deportista. «Es una plaga que se extiende en deportes estéticos como
la gimnasia, el patinaje y en ambientes donde adultos pueden explotar a jóvenes
chicas con grandes sueños», denuncia.
«Cuando tenía 14 años y atravesaba la
pubertad, comencé a luchar con mis saltos porque estaba aumentando de peso. Era
golpeada en la espinilla con la puntera de un patín para obligarme a intentarlo
de nuevo. No me dejaban cojear o llorar. La mayoría de las veces ese abuso
ocurrió frente a otros patinadores en la pista. No se lo dije a ninguno de mis
amigos, adultos en la escuela o en mi federación, porque me sentía muy
humillada. Era inhumano», cuenta Shuran Yu.
«Por suerte nunca me pusieron dietas crueles,
pero me insultaba, me decía que perdiese peso y me criticaba por comer. Una vez
me castigó por pedir una ensalada porque venía en un plato grande y tenía una
salsa. Llegó un momento en el que deseaba ser anoréxica porque eso significaría
que estaba esforzándome lo suficiente», añade.
Con su testimonio, Shuran Yu confía en poder
ayudar a otras deportistas a denunciar y no permitir este tipo de situaciones.
«Hubo un momento en mi vida en el que el abuso me hizo odiar el deporte»,
asegura. Desgraciadamente, entre sus declaraciones, Shuran Yu relata otros
episodios similares con compañeros: «Vi cómo golpeaban y arrastraban a un
patinador junior fuera del hielo, mientras que a otro lo presionaban para que
compitiera con dos ligamentos desgarrados».
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