miércoles, 11 de marzo de 2015

Tráfico de niños para jugar al fútbol, una nueva forma de esclavitud

Una nueva forma de esclavitud se extiende ahora en el mundo, la del tráfico de niños africanos y latinoamericanos para jugar al fútbol en los grandes clubes europeos. A pesar de que las normas de la FIFA prohíben que los clubes contraten a menores de fuera de Europa, algunos de los grandes equipos de España, Italia, Francia e Inglaterra lo hacen, según una investigación sobre ello en África, Noruega y París, entre otros lugares, y que ha comenzado el rodaje de la película Diamantes negros, con la que denunciará esta situación. Actualmente, existen unos 20.000 menores africanos que han sido abandonados por los equipos y sobreviven en las calles de nuestros países.

Conocida en los organismos internacionales y ONG's como una modalidad de 'trafficking', esta nueva perversión se lleva a cabo de muy diferentes maneras. Algunos clubes emplean la táctica de becas ficticias, falsificación de pasaportes o incluso de contratos de trabajo a los propios menores como jardineros, empleados del bar de los estadios...
La mayoría de las veces, engañan a las familias, que esperanzadas por la posibilidad de una vida diferentes para sus hijos, veden sus propiedades o se endeudan de por vida para conseguir el dinero del viaje de los niños.
Cuando los niños llegan, nada es fácil para ellos. Si no responden como prometían o tienen una lesión, son abandonados a su suerte. Si los clubes deciden mantenerles, no existe para ellos una educación adecuada ni la posibilidad de que sean sus familias las que manejen su situación.
Esta es una realidad que fue denunciada en el Parlamento Europeo por el representante de la ONG Culture Foot Solidaire y ex futbolista camerunés Jean-Claude Mbvoumin.

En Noruega descubrieron a John Obi Mikel, un niño al que tenían escondido en este país los dirigentes del Chelsea, esperando que cumpliera 18 años. Allí, llevaron también a tres niños nigerianos para que Obi Mikel no "tuviera añoranza y la ‘inversión' se echara a perder". Además, el director contactó con Ronny Van der Meij, un abogado especialista en derecho deportivo, que fue quien le facilitó, entre otros, la información de los 20.000 niños africanos que vinieron a Europa a jugar al fútbol y hoy malviven en las calles. En París, Alcantud conoció a menores abandonados después de sufrir alguna lesión o tras fallar en sus primeras pruebas.
Para las familias africanas y latinoamericanas pobres es muy difícil, por no decir imposible, resistirse a la tentación de convertir a los niños en futbolistas profesionales en algún país de Europa. Ello facilita enormemente el tráfico de los menores, un delito siniestro que podría evitarse creando academias de fútbol en sus países de origen, aunque por supuesto eso implicaría un gasto un poco mayor para los millonarios clubes de fútbol.


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