Stanley
G. Payne analiza las diferencias entre los imperios de América: «España creó
una sociedad híbrida de mestizaje»
El
imperio de los Reyes Católicos debió enfrentarse a los grandes imperios
americanos y solventar su falta de manos con mestizaje; el británico envió a
una de sus minorías religiosas perseguidas
Por: CÉSAR
CERVERA
Dos
imperios. Un continente. Dos épocas. Dos maneras de actuar. Españoles y
británicos se asentaron con una diferencia de más de un siglo en América y,
además, en territorios con características muy distintas. El imperio de
los Reyes Católicos, eminentemente tardomedieval, debió enfrentarse a los
grandes imperios americanos y solventar su falta de manos con mestizaje; el
británico, adentrado en la primera fase de modernización de Europa, envió a una
de sus minorías religiosas perseguidas, los llamados puritanos, a luchar con un
norte menos poblado y con menos recursos minerales a simple vista. El
hispanista Stanley G. Payne (Denton, Texas, 1934)
advierte en una entrevista con ABC Historia, de la dificultad de comparar ambos
imperios sin reparar en los contextos de cada uno .
–¿Qué
diferencias son las principales entre el modelo español y el británico?
–Los
conquistadores españoles fueron eso: conquistadores, en su día una versión de
los aventureros medievales, hechos a base de voluntarios y de una iniciativa
privada; y luego dieron paso a una nueva sociedad administrada según las normas
establecidas castellanas, con ciertos reajustes nuevos inevitables. Los
ingleses fueron más racionales y estructurados en su organización, según otra
época, con una componente comercial alto. No formaron reinos de tipo
tradicional, sino nuevas «colonias» autónomas y en gran parte autogobernadas,
con una orientación económica diferente. Además, la colonia inglesa formó una
«settler society» que reprodujo directamente la sociedad inglesa. Las mujeres
eran siempre una parte importante de la emigración, pero no fue así en la
española, con la relativa ausencia de mujeres. Eso hizo imposible la
reproducción directa de una sociedad española, y así se creó algo totalmente
nuevo, una sociedad híbrida de mestizaje.
–¿Por qué
España apostó por el mestizaje y la mezcla en su expansión por el mundo?
–En los
siglos XV y XVI casi no hubo alternativa. El declive demográfico español del
XVII tampoco dio posibilidad a mejorar. En esa primera época, un tanto
primitiva, la emigración masiva de mujeres fue difícil y normalmente
desaconsejada. Luego se ha dicho que la actitud española hacia el mestizaje era
más tolerante, que es cierto, pero no es verdad que los españoles no fueron
racistas, porque sí lo fueron, pero a la vez se mezclaron inevitablemente por
pragmatismo. El tercer factor es que la población indígena en el Imperio
español era más elevada, y a veces abrumadora en proporción a la española,
mientras en Norteamérica proporcionalmente era mucho más pequeña. En cualquier
caso, la diferencia ha sido exagerada.
Cierta proporción de los indios norteamericanos ha sido absorbida por la
población «blanca», mientras en las reservas hoy en día la mayoría de la
población «india» es mestiza.
–¿Inglaterra
aprendió (de cara a la conquista de la India) de sus errores tras la pérdida de
las 13 Colonias?
–Parece
que sí, aunque no totalmente. Hay que distinguir dos aspectos diferentes. El
imperio nuevo desde fines del XVIII era asiático y luego africano, de tipo
tradicionalmente «imperial» y no de «colonias» a la norteamericana, salvo en
Australia y Nueva Zelandia. En Sudáfrica entraron en un conflicto atroz con la
población holandesa en la época de la última campaña española en Cuba, con
características inicialmente parecidas. En India, en cambio, el imperialismo
fue iniciado y por mucho tiempo llevado a cabo por la East India Company, una
empresa comercial privada notable por su estructura racional, pragmática y
«moderna», es decir, según el nuevo modelo iniciado por los holandeses e
ingleses en el XVII, muy diferente del «conquistadores» lusohispánico.
–¿En
EE.UU. se puede ver por regiones la diferencia entre estos dos modelos?
–A partir
de la Segunda Guerra Mundial ha habido una tendencia cada vez mayor en EE.UU.
hasta cierta homogeneidad, y así las diferencias regionales son menos que
durante la mayor parte de la historia del país. Sin embargo, quedan algunos
rasgos diferentes. En Florida, por ejemplo, se dice ahora que Miami es la «capital de Hispanoamérica»,
pero también Miami forma parte de un estado muy dinámico que crece rápidamente
con mucha inmigración de todas partes, así que eso forma solamente una parte de
un conjunto complejo.
–¿Es
Florida la parte más hispanoamericana del país?
–El
estado más «hispanoamericano» no es Texas o Florida, sino Nuevo México, no
tanto a base de inmigración sino del crecimiento de su propia población
autóctona hispana. Allí se ve una cierta tendencia a buscar empleos en el
aparato estatal burocrático, algo a la hispanoamericana. Asimismo, el estado
con la mayor población hispana es el gigante, California, y allí hay gente de
origen hispano de todos los tipos y categorías. Sin embargo, la tendencia es a
formar una especie de «proletariado» hispano, sobre todo de inmigrantes
recientes sin preparación profesional, en un estado en que la vida es cara y
los impuestos muy altos. Eso es casi al revés de Florida.
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