Tres cosas que
hacemos mal con el teléfono móvil (y no sirven para nada)
Mitos y creencias asentadas perjudican el rendimiento o la
experiencia de uso
En
los albores de la telefonía móvil había ciertos hábitos que resultaban
imprescindibles adquirir so pena de degradar la, ya de por sí, escasa batería
de los primeros teléfonos. Quienes disfrutaron de esos años de revolución en lo
relativo a las telecomunicaciones, conocerán bien la expresión “efecto memoria”
de las baterías, un fenómeno que arruinó la vida de los primeros móviles del
mercado. Debido a este, la batería se degradaba prematuramente si no se
efectuaba ciclos completos de carga —esto es, hasta el 100 % de su capacidad—.
Esto afectaba a la primera generación de baterías, pero fue superado por
completo con las de iones de litio, que son de uso masivo en la actualidad.
Revivimos
este recuerdo debido a que, todavía hoy, hay quien desaconseja las cargas
parciales en los móviles y el asunto de las baterías se ha consolidado como uno
de los mitos que todavía atrapa a muchos usuarios. ¿Qué tipo de creencias
siguen asentadas en el mercado? Estas son las más populares:
Mito 2:
Hay que forzar el cierre de aplicaciones para optimizar rendimiento y batería
Al
igual que sucede con la batería, hay creencias tan asentadas que sobreviven el
transcurso de los años, como forzar el cierre de aplicaciones, el clásico gesto
de deslizar hacia arriba el dedo en la pantalla y fulminar la app por
la sospecha de que quede algún proceso en segundo plano que devore la batería y
afecte el rendimiento. Pero la realidad, una vez más, indica tozudamente lo
contrario: los móviles no solo son lo suficientemente inteligentes para
gestionar estos recursos, sino que, además, alterar esta gestión forzando el
cierre de apps solo puede empeorar las cosas. Esta falsa
creencia llegó tan lejos que hasta Craig Federighi, máximo responsable de iOS
—el sistema operativo del iPhone— la
desmintió en un email en respuesta a un
cliente.
Los
sistemas “duermen” las apps que no se usan y las aparcan hasta
que son abiertas de nuevo cuando lo demanda el usuario; si se vuelve a abrir a
petición del usuario, parte de los procesos están ya lanzados, ahorrándose
recursos. Esto es, forzando el cierre completo se obliga al sistema a volver a
cargar todo de nuevo y se da la paradoja de que se consumen más recursos que
simplemente cambiando de app. “No es necesario ir cerrando cada
aplicación después de utilizarla”, explica Izquierdo, “el hecho quede como
abierta, hace que la próxima vez que se utilice sea más rápido arrancarla, ya
que no tiene que cargarla de nuevo”, confirma.
Mito 3:
Mejor desactivar wifi y Bluetooth para ahorrar batería
Apple
sugiere como consejo en su web, tener el wifi siempre
activado para ahorrar batería: “Hay dos formas muy simples de
ahorrar batería: ajustar el brillo de pantalla y usar el wifi”. ¿Por qué
mantener activado el Wifi nos puede ayudar a ahorrar batería? Esta tecnología
inalámbrica es más eficiente en el consumo de recursos que la conexión de datos
directa con el operador. Eso, por un lado, pero por otro, los móviles modernos
emplean esta conexión inalámbrica para geoposicionar el dispositivo en lugar
del GPS, que consume más batería y solo se activa cuando se abre alguna
aplicación que lo demanda. “Uno de los problemas es sustituir la red wifi por
datos móviles cuando hay una red wifi buena. Si usamos 4G en la calle, ya
estamos usando más batería que teniendo el wifi activo. Gasta más batería
buscar buena cobertura que tener el wifi activo”, explica Fran Besora,
creador de la comunidad en Twitter Apple en español.
Otro
tanto puede decirse de las nuevas versiones de Bluetooth, diseñadas para que su
impacto en la batería sea despreciable. En pruebas de consumo, cuando está
activado y desactivado, no hay
diferencias. Eso sí, cuando la conexión Bluetooth se está utilizando
activamente, por ejemplo, para escuchar música, aquí el consumo sí tiene un
impacto en el rendimiento de la batería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario