Estados Unidos
da la espalda a los idiomas extranjeros
Solo el 20% de los alumnos estadounidenses de colegios
públicos aprende otra lengua en su etapa escolar, en comparación al 92% de los
europeos
En casi la mitad de los países
europeos es obligatorio que las escuelas enseñen un idioma extranjero durante
al menos un año. Y donde no es ley, una amplia mayoría de colegios lo hace de
todas formas. El 92% de los estudiantes aprende otra lengua, y el inglés domina la oferta y la demanda. Sin
embargo, en Estados Unidos el interés por conocer otros idiomas no es
correspondido. Solo el 20% de los alumnos recibe clases de un idioma extranjero, que suele ser español. Tiene
sentido en un país donde hay 40 millones de hispanohablantes.
Sèbastien
Lefort, matemático francés de 37 años, aprendió inglés y un alemán ramplón
cuando estudió en un colegio público en Metz. Su hija de seis años ya tiene clases de inglés y a
los 12 podrá escoger un segundo idioma para agregar a su currículo. En Francia,
al igual que en otros seis países europeos, el 100% de los estudiantes de
primaria y secundaria aprenden un segundo idioma, según Eurostat. Lefort aclara
que la enseñanza que él recibió no fue de calidad, dando crédito a la fama que
tienen sus compatriotas. “En Francia, durante mucho tiempo, a nadie le
importaba hablar inglés, por lo que hay muchos profesores de la vieja escuela
que simplemente no lo hablan”. Ahora ve que su hija va mejor encaminada porque
a pesar de su corta edad ya ha viajado fuera del país y entiende que existe
solo una llave para comunicarse globalmente: el inglés.
En Europa, los estudiantes suelen
comenzar a estudiar su primera lengua extranjera como asignatura obligatoria
entre los 6 y los 9 años. Además, 20 países tienen en sus planes lectivos un
segundo idioma extranjero en el instituto, según un informe de Pew Research Center. El 92% de
los estudiantes del Viejo Continente aprende una segunda lengua en la escuela
—en España un 96%—, que es mayoritariamente inglés, seguido por francés y
alemán. Un panorama totalmente distinto al de las aulas de Estados Unidos. En
los 50 Estados que integran la primera potencia mundial, solo el 20% de los
estudiantes de K-12 (como se denomina a la educación primaria y secundaria)
tienen clases de idiomas extranjeros, según el Consejo Americano de Educación
de 2017. La académica Aneta Pavlenko explica que esa diferencia radica en la
baja motivación. “Cuando viajan, los suecos y los holandeses no esperan
alojarse en un sitio donde hablen su propio idioma. Los estadounidenses no
tienen ese problema”. La experta considera que la mayor desventaja de que
Estados Unidos no hable otro idioma —algo que está cambiando con la fuerte
presencia del español— es que no acceden a información y perspectivas distintas
de los nacionales. “Los estadounidenses están relegados a recibir noticias de
segunda mano sobre el resto del mundo”, concluye.
Hay
Estados y ciudades de EE UU donde sí se han implementado normativas que
incluyen la enseñanza de un idioma distinto del inglés para graduarse en el
instituto. En California, por ejemplo, es
obligación cursar un curso de artes o un idioma extranjero (entre los que se
incluye el lenguaje de señas estadounidense) para lograr la titulación. En el
caso de los alumnos de Oklahoma pueden optar por cursar dos años de la misma
lengua extranjera o bien recibir clases de informática. Por el contrario, los
estudiantes de Nueva Jersey, la ciudad ejemplo, deben obtener “al menos cinco
créditos en idiomas del mundo” para poder terminar el ciclo formativo.
En total, diez Estados y el
Distrito de Columbia exigen una lengua extranjera para obtener el título, los
requisitos de otros 24 Estados permiten elegir entre un segundo idioma u otro
tipo de cursos y 16 Estados no exigen ningún tipo de requisito relacionado con
el aprendizaje de un segundo idioma.
En EE UU no existe una normativa
nacional respecto a la enseñanza de idiomas, como sí ocurre en la mayoría de
los países europeos. Los requisitos se establecen principalmente en el distrito
escolar o en lo estatal. Nueva Jersey presume de ser la ciudad con la mayor
tasa de alumnos que estudian un segundo idioma, con un 51%, seguido por el
Distrito de Columbia, la capital del país (47%), y Wisconsin (36%). Al otro
lado del Atlántico, Bélgica tiene el porcentaje europeo más bajo de estudiantes
que aprenden otro idioma con un 64%.
La comparativa puede resultar
injusta considerando que el inglés es el idioma más poderoso del mundo. No por
tener el mayor número de hablantes nativos —el mandarín y el español tienen
más—, sino por ser la segunda lengua más extendida, con cerca de 1.500 millones
de angloparlantes. El estadounidense, además, no considera que aprender un
idioma sea necesario para triunfar laboralmente. Solo para el 36% de los
estadounidenses hablar un idioma extranjero es importante para tener éxito en
el trabajo. Casi el mismo porcentaje que saber usar las redes sociales (37%),
según otro estudio de Pew Research Center.
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