domingo, 24 de febrero de 2013


El ‘smartphone’ mata al teléfono móvil
Cae en picado la venta de ordenadores. Se desploman los ingresos y los resultados de los grandes operadores de telefonía móvil. Los whatsapp desplazan a los email. Desciende la venta de libros, música o DVD, mientras el mercado de las aplicaciones se dispara. Microsoft, el padre de la industria del software, y Nokia, otrora el primer fabricante mundial de móviles, se abrazan desesperadamente intentando engancharse al último bote antes de que se hundan sus viejos titanic. Cuando parecía que el reinado de Apple duraría mil años, gracias a sus icónicos iPhone e iPad, aparece Samsung, unos coreanos anteriormente conocidos por sus televisores, que le arrebatan el cetro del móvil y hacen tambalear la cotización de la marca de la manzana. Y de todo ello, y de fenómenos aún más extraños que están por venir, tienen la culpa los smartphones, o teléfonos inteligentes, el aparato/hábitat más popular de la historia de la humanidad.
Los smartphones se han convertido en el “centro de la vida digital personal”, como dice el informe La sociedad de la información 2012 de la Fundación Telefónica. Su necesaria omnipresencia es casi una amenaza no ya a nuestra intimidad —el operador sabe dónde está su abonado las 24 horas del día—, sino a nuestra propia identidad. El 80% de los usuarios duerme con su smartphone y el 40% lo ha cambiado por la revista cuando visita el baño (estudio Intel, abril 2012).
El teléfono inteligente se ha convertido en la primera pantalla desplazando a la televisión, incluso en los momentos de prime time (máxima audiencia). En la reciente final de la Superbowl, el acontecimiento televisivo más importante del año en EE UU, los telespectadores migraron masivamente hacia sus smartphones o tabletas cuando el balón ovalado no estaba en juego. Solo la intervención inicial de la cantante Beyoncé les mantuvo pegados al televisor cuando los jugadores de San Francisco 49ers y los Baltimore Ravens no estaban en acción.
Los anunciantes, que pagan cuatro millones de dólares por un spot de 30 segundos, han visto cómo sus potenciales clientes se pasaban a la pantalla de cuatro pulgadas de sus móviles. En los intermedios comerciales, el uso de las aplicaciones creció un 19% respecto a la anterior edición de la Superbowl, y se mandaron 24 millones de mensajes de Twitter relacionados con el acontecimiento, según la firma especializada Flurry.
No, no les llame teléfonos móviles, porque no lo son. Es más, a medida que pasa el tiempo se usan menos como teléfonos y más para todo tipo de utilidades. Llamar y recibir llamadas ha dejado de ser su función primordial. Como dice Javier Nadal, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Telefónica, “los usuarios usan distintos dispositivos según la hora del día; por ejemplo, el móvil es el dispositivo más utilizado para conectarse a Internet al despertar y a la hora del desayuno y la comida, mientras que en otros momentos el predominio es del PC y la tableta aparece con fuerza”.
En un universo crecientemente digitalizado, la comunicación personal pasa cada vez más a un segundo plano: los usuarios de las redes sociales se comunican diariamente con más gente a través de estas (23 individuos de media) que en persona (16 individuos).
Esa explosión de la conectividad móvil se produce precisamente en un marco de crisis a la que no es ajena el sector. En 2012, y por primera vez en la historia, disminuyó la venta de teléfonos móviles. Se comercializaron un 1,7% menos (1.750 millones de unidades). Ese hito negativo se debe al declive de los móviles básicos, aquellos que solo se usan para poco más que hablar y mandar mensajes de texto. En el pasado ejercicio se vendieron 9 smartphones por cada 10 básicos, según la consultora Gartner. Pero esa situación está a punto de cambiar. En 2013 se invertirá justamente la proporción y se venderán 1.000 millones de smartphones frente a los 900 millones de los básicos.
El arranque esplendoroso de las tabletas como hermano menor de los smartphones, aunque le supere en pulgadas, también está cambiando los hábitos de los usuarios y, lo que es más importante, de los consumidores. El comercio electrónico está pasando rápidamente de e-commerce a m-commerce. En el cuarto trimestre, las transacciones realizadas tanto desde smartphones como desde tabletas representaron en EE UU el 11% del total del gasto en comercio electrónico.
Y es que si 2012 fue el año de los smartphones, casi todos los expertos pronostican que 2013 será el de las tabletas. Digitimes Research estima que, por primera vez, la venta de tabletas —sumando las de marca y las blancas (fabricadas para terceros, por ejemplo, para operadoras)— superará a la de portátiles. El mercado crecerá un 38,3%, hasta alcanzar unas ventas totales de 210 millones de unidades. Ese tránsito hacia la pantalla más fina ya se ha producido. Dos de cada seis ordenadores vendidos en el último trimestre de 2012 eran tabletas, según los datos de Canalys.
Por el contrario, en 2012 se vendieron 352 millones de PC, un 3,2% menos, en la primera caída anual desde 2001, según IDC. Ni siquiera la aparición del Windows 8, el nuevo sistema operativo de Microsoft, ha podido frenar el declive.
Paralelo a este cambio, también se ha producido un vuelco total de los protagonistas. Hay nuevos jugadores, pero los liderazgos ya no duran décadas. Apple, que parecía que había llegado para quedarse, ha hincado la rodilla ante los competidores. Como fabricante, Samsung ha demostrado con su línea Galaxy que hay vida más allá del iPhone. La firma surcoreana dominó no solo el mercado mundial de teléfonos, sino el de los smartphones, con más de 200 millones de unidades, frente a los 120 millones de iPhone.
Pero más preocupante aún para la marca que fundara Steve Jobs es el recién estrenado reinado de Android, el sistema operativo de Google que usan la mayoría de los fabricantes. El robotito verde, logo del sistema, está instalado en el 68,8% de los smartphones distribuidos en 2012, ganando casi 20 puntos en un solo año, y dejando muy atrás a iOS, el sistema propio de Apple, que tiene una cuota del 18,8%.
“Android tiene ahora una demanda muy fuerte. Ronda el 90% del mercado en valor y el 70% en volumen, y por eso trabajamos con él, pero esto no implica que no contemplemos otras alternativas”, dice el director de la división Móvil de LG España.
Y es que los sistemas operativos son la puerta a las tiendas, donde se acaba ese mundo onírico del gratis total y el consumidor decide sacar la cartera. Aunque AppStore sigue siendo líder tanto en número de aplicaciones como en ingresos, Google Play, la tienda del buscador, le gana terreno. Tiene casi el mismo catálogo (700.000 aplicaciones frente a 800.000 de su rival). En el último trimestre del año se duplicaron sus descargas, mientras que las de AppStore crecieron un 20% (AppAnnie)

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