El genoma del
neandertal revela que se apareó con el 'Homo sapiens'
Es el neandertal que llevamos dentro: entre un 1% y un 4% del ADN que tenemos en cada una de nuestras células es herencia directa de los neandertales, según los esperados resultados del proyecto Genoma neandertal, que se presentan en la revista Science. La investigación indica que neandertales y Homo sapiens se aparearon, probablemente en algún lugar de Oriente Medio o del norte de África, hace entre 50.000 y 80.000 años.
La comparación de los genomas de ambas especies ha
desenmascarado además 78 genes que distinguen a los Homosapiens del resto del
reino animal. Entre ellos, genes relacionados con las aptitudes cognitivas, con
la forma del cráneo, con la estructura del tórax y con el metabolismo.
La investigación pone en entredicho la visión que
los científicos tenían hasta ahora de los neandertales. Si después de su
descubrimiento en 1856 se les presentó como bestias frente a la bella Homo
sapiens, el péndulo había oscilado en las últimas décadas y se había extendido
la idea de que tenían aptitudes similares a las nuestras.
A favor de esta idea estaban el descubrimiento de
que tenían una organización social compleja, que enterraban a algunos de sus
muertos preparándoles para el más allá o que tenían el gen más importante del
lenguaje idéntico al nuestro. "Yo mismo defendía que tenían el mismo
potencial cognitivo que nosotros", reconoce Carles Lalueza, paleogenetista
del Institut de Biologia Evolutiva UPF-CSIC y coautor de la investigación.
"Pero creo que vamos a tener que revisarlo".
El genoma del neandertal se ha reconstruido a
partir de fósiles de seis especímenes de entre 38.000 y 70.000 años de
antigüedad procedentes de Croacia, Alemania, Rusia y España. El proyecto, que
ha costado cuatro años y cinco millones de euros, ha estado dirigido por Svante
Pääbo, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de
Leipzig (Alemania) y pionero mundial en el estudio genético de los neandertales.
Las secuencias genéticas de los neandertales se
han cotejado con los genomas de personas de Europa, China, Papúa-Nueva Guinea y
África. Se han cotejado también con el genoma del chimpancé. De este modo, se
ha podido deducir qué distingue a Homo sapiens y neandertales de chimpancés,
pero también qué genes han evolucionado en nuestro linaje y nos distinguen de
neandertales y chimpancés.
La gran sorpresa de la investigación, "algo
que nadie se esperaba", explica Lalueza, es que algunas secuencias
genéticas de los neandertales coinciden con las de los Homo sapiens de Eurasia
y Oceanía, pero no con las de África. Esto significa que los genes de
neandertales y Homo sapiens se mezclaron poco antes o poco después de que
nuestra especie saliera de África.
También de manera inesperada, se ha observado que
la huella genética de los neandertales es la misma en personas de Europa
Occidental, de China y de Papúa- Nueva Guinea. Concretamente, cerca de un 2% de
nuestro genoma es herencia genética neandertal, con un margen de error que
abarca del 1% al 4%.
Esto significa que la mezcla de genes se produjo
antes de que nuestra especie se expandiera por toda Eurasia. Significa, por lo
tanto, que hubo un cruce genético puntual entre ambas especies y que los
descendientes de aquella unión o aquellas pocas uniones fueron los que después colonizaron Europa,
Asia, Oceanía y América.
A partir de los datos genéticos, los
investigadores han calculado que los apareamientos se produjeron en algún
momento hace entre 50.000 y 80.000 años. No es posible saber, con los datos
exhumados hasta ahora, si se aparearon hombres neandertales y mujeres sapiens,
viceversa o probaron las dos opciones.
No se ha encontrado nada en el genoma que invite a
pensar que ambas especies siguieran apareándose después en Europa, donde
coexistieron durante más de 10.000 años, como habían propuesto algunos
prehistoriadores.
Más allá de reconstruir la historia de los
neandertales, el proyecto de investigación tenía como objetivo prioritario
"identificar los rasgos genéticos que nos separan de todos los demás
organismos, incluidos nuestros parientes más cercanos", afirma Svante
Pääbo.
Los investigadores han identificado 78 genes que
son iguales en neandertales y chimpancés y diferentes en Homo sapiens. También
se han identificado decenas de genes que están repetidos varias veces en una de
las dos especies, lo que indica que funcionan con más intensidad, informa Tomàs
Marquès, investigador catalán de la Universidad de Washington en Seattle
(EE.UU.) y también coautor del trabajo.
Algunos de estos genes están poco estudiados y aún
no se sabe exactamente para qué sirven. Entre los que se han estudiado mejor,
los investigadores destacan en Science el gen RUNX2, que interviene en la
formación de la caja torácica, las clavículas, la dentadura y el cráneo. Las
diferencias observadas en este gen podrían explicar dos diferencias importantes
entre neandertales y Homo sapiens: que nuestra caja torácica tenga forma de
cilindro, mientras que la de los neandertales tenía más forma de campana; y que
nuestro cráneo tenga la frente vertical, mientras que la de los neandertales la
tenía inclinada hacia atrás.
La forma del tórax, a su vez, puede estar
relacionada con diferencias de metabolismo entre las dos especies. Dado que los
neandertales eran más corpulentos que nosotros, con huesos más robustos y
músculos más fuertes, es verosímil que necesitaran más alimentos y oxígeno. En
este sentido, es sugerente aunque no concluyente que se hayan encontrado
también diferencias entre
neandertales y Homosapiens relacionadas con el gen THADA, que interviene en el
metabolismo.
La forma del cráneo, por su parte, puede estar
relacionada con diferencias cognitivas. Aptitudes como la capacidad de razonar,
de planificar el futuro o de controlar impulsos instintivos tienen su sede en
el córtex prefrontal, que en nuestra especie dispone de un amplio espacio tras
la frente vertical. No se sabe hasta qué punto los neandertales tenían
desarrolladas estas aptitudes en un córtex prefrontal agazapado tras una frente
oblicua. Pero otro resultado sugerente la investigación ha identificado
diferencias entre las dos especies en cuatro genes relacionados en aptitudes
cognitivas.
Tras la presentación del genoma del neandertal,
"ahora empieza el trabajo de verdad", explica Tomàs Marquès. El
trabajo de verdad será "averiguar qué función tienen los genes en los que
hemos encontrado diferencias", añade Carles Lalueza. "Creo que, más
que genes que actúan de manera aislada, descubriremos redes de genes que
influyen unos sobre otros y que explicarán gran parte de la variación entre
Homo sapiens y neandertales. Pero hasta que no hagamos estos estudios
funcionales, no tendremos una idea clara de qué es lo que hace única a nuestra
especie".
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